¡Cuidado con el huevo!

 
 
 
¿Sabías que un huevo contaminado puede infectarte con salmonella? Pues sí – al igual que la carne molida o el pollo – el huevo, si no se manipula con el cuidado necesario, puede perjudicar seriamente tu salud. Pero antes de que los elimines de tu dieta, aquí te contamos qué cuidados debes tener para no te enfermes.
Duros, fritos, poche o crudos, en forma de omelettes o tortillas, o como parte de innumerables recetas — desde frituras hasta panetelas — los huevos son parte de una dieta variada y balanceada. Además de ser deliciosos, los huevos son muy nutritivos y fáciles de digerir, contienen proteínas, son ricos en vitaminas y minerales y si bien han sido acusados de aumentar el nivel de colesterol, esta idea ha sido puesta en duda y todavía sigue el debate al respecto.
Sin embargo, a pesar de que son una fuente de importantes nutrientes para el organismo, también pueden transmitir enfermedades e infecciones como la salmonella, que es una de las principales causas de las enfermedades transmitidas por alimentos.
Hay que tener cuidado, porque aunque el huevo tenga una apariencia perfectamente normal tanto en la cáscara como en su parte interior, puede tener salmonella, un grupo de bacterias que también se encuentra en las carnes crudas de res o de ave, así como en las frutas y en los vegetales sin lavar.
Si una persona contrae estas bacterias, puede sufrir náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre. Si la persona está en un buen estado de salud, estos síntomas duran unos pocos días (por lo general al cabo de una semana ya deben haber desaparecido). En cambio, las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas de edad avanzada y quienes tienen enfermedades crónicas o el sistema de defensas debilitado corren más riesgos.
Aunque muchas personas pueden recuperarse de la infección sin recibir ningún tratamiento, en ciertos casos más severos es necesario combatirla con antibióticos, ya que si la infección que provoca la salmonella pasa de los intestinos al torrente sanguíneo y desde allí a otras partes del cuerpo, puede ser muy peligrosa y hasta provocar la muerte.
Lo bueno es que todo esto puede evitarse. ¿De qué manera? Aprendiendo a manipular los huevos correctamente desde el momento mismo en que los compras hasta que terminan en el plato. A continuación te damos algunas recomendaciones para que los huevos sean un alimento seguro:

  • Compra los huevos en lugares donde los mantengan refrigerados y abre el envase de cartón para asegurarte de que están limpios y que no estén rotos.
  • Una vez en casa, refrigéralos rápida y adecuadamente (a una temperatura de 40º F o 4º C) hasta que los vaya a consumir, antes de que pasen las tres primeras semanas luego de haberlos comprado.
  • Almacena los huevos en su envase de cartón original, mantenlos limpios y desecha los que estén agrietados o sucios.
  • Cuando manipules los huevos, lávate las manos y todas las superficies que hayan estado en contacto con los huevos crudos, como los utensilios, los platos y las tablas de cortar. Luego, guarda rápidamente en el refrigerador los huevos que no vayas a usar o los sobrantes que contengan huevos.
  • Cocina bien los huevos, hasta que la clara y la yema estén firmes. Los huevos revueltos no deben quedar acuosos y las recetas que contienen huevos mezclados con otros alimentos deben cocinarse a una temperatura interna de 160º F o 71º C.
  • Cuando la preparación incluya huevos crudos o a medio cocinar al momento de servir (como el aderezo para ensaladas César, por ejemplo), usa huevos en cáscara o productos a base de huevo pasteurizados.
  • Come los huevos inmediatamente después de cocinarlos y no los dejes calientes o a temperatura ambiente por más de 2 horas.
  • Los huevos y los platos que contengan huevo, como quiches y soufflés, pueden ser refrigerados para servir posteriormente (durante los 3 o 4 días posteriores), pero se deben recalentar completamente antes de servir, a 165º F o 74º C. En el caso de los huevos duros (con o sin cáscara), no los consumas luego de 1 semana de haberlos cocinado.
  • En los restaurantes, evita las comidas hechas con huevos crudos o cocidos ligeramente, sin pasteurizar.
  • Cuando estés de viaje o al aire libre, conserva los huevos cocidos en una nevera con aislamiento térmico y con suficiente de hielo o bolsas de gel refrigerante, para mantenerlos fríos, y no coloques la nevera en el maletero (baúl, cajuela) del auto, sino dentro del compartimento para pasajeros, con aire acondicionado.
  • Si quieres llevar huevos cocidos al trabajo o a la escuela, guárdalos con una bolsa pequeña de gel refrigerante o con una caja de jugo congelada.

Con estos sencillos cuidados ya estás listo(a) para comer tranquilo tu receta favorita con huevos, sin que estos perjudiquen tu salud.

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