Mente positiva, cuerpo en movimiento

 No vamos a descubrir nada si decimos que la actividad física es buena para la salud, que uno se siente mejor cuando la practica tanto a nivel físico como emocional.

Podemos practicar deporte individualmente o bien con otros compañeros. Podemos elegir según nuestro estado de ánimo.

Hay días en los que te apetece ir a correr sola, escuchar cómo trabaja tu cuerpo, cómo respira, cómo se mueve. Te apetece no escuchar nada, sólo tu respiración, o escuchar las olas del mar mientras las olas rompen cerca de tus pies, o un río corriendo junto un camino en medio del bosque, tu y la naturaleza. Te dejas llevar, no piensas en nada, relativizas los problemas…

Tú marcas el ritmo y juegas con él, nadie te dice si vas lenta o rápida, eso no importa. Sientes la libertad.

Otros días tienes la necesidad de compartir, de dejarte guiar por alguien de seguir una rutina de ejercicios, de trabajar en equipo, te apetece dejar de escuchar tu mente, evadirte.

Vas al gimnasio y dejas que alguien te guie,  disfrutas de la actividad o del ejercicio, de la música, de los compañeros, del monitor, ríes, “sufres” y compartes el esfuerzo, es tu momento.

Tras la actividad, sea cual sea, viene una buena ducha, es la recompensa, te relajas debajo del agua y el cansancio se convierte en satisfacción, porque una vez más has completado el recorrido que te has propuesto, has acabado la clase o los ejercicios que te tocaban, te has esforzado y ha valido la pena.

Una vez fuera, estás preparado para lo que venga, tu autoestima es mayor, estás más positivo y receptivo.

Tu cuerpo está más fuerte y activado.

Dicen que la actividad física crea adicción, doy fe, una vez empiezas te engancha. Y como toda adicción puede llegar a perjudicarte, hay que practicarla con coherencia, conocimiento y en su justa medida para que tenga los efectos que buscamos.

Lo mejor de todo es que hay una actividad para cada persona, no hay escusas para no moverse, tengas la edad que tengas o estés como estés…

Practicar deporte debería ser obligatorio desde pequeños, durante el aprendizaje nos enseña los valores que en nuestra edad adulta nos ayudarán a afrontar situaciones difíciles y ser mejores personas.

Y de mayores nos hace sentir mejor y encontrarnos mejor, de manera que nos ahorramos medicamentos, terapias, etc…

Quizá de esta manera habría más buenas personas y menos  personas enfermas….