10 mitos de la obesidad
1- Estoy gordo pero lo disfruto. Las personas obesas son felices dentro de lo que cabe, pero se deprimen, el exceso de grasa baja los niveles de dopamina (que controla la depresión). Físicamente pueden padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, arteroesclerosis, hipertensión, cáncer e infarto coronario, etc.
2- Estas gordo por todas las grasas que consumes. Más que una causa única, la obesidad surge por un conjunto de factores como malos hábitos alimenticios. Atracones de comida, sedentarismo, incluso por daños en la glándula tiroides, que es la encargada de generar hormonas para el buen funcionamiento metabólico. Cuando no produce o lo hace poco, el organismo quema menos grasa.
3- Soy obeso porque mis padres lo son. La herencia tiene un papel muy importante, el riesgo de sufrir esta enfermedad en un niño es 10 veces superior a lo normal. Lo anterior se debe en parte a las tendencias metabólicas de acumulación de grasa y en otra a que los hábitos culturales alimenticios y sedentarios contribuyen a repetir los patrones de padres a hijos.
4- ¡Mira nada más que cachetotes, que sano está! Niño con kilos de más ya no es sinónimo de salud, sino de enfermedad. El número de pequeños gordos es una epidemia mundial. En México ya se han tomado medidas como regular la comida chatarra. Tan solo en la ciudad de México, de acuerdo a cifras que dio el secretario de salud. Siete de cada diez presentan problemas de sobrepeso y obesidad; de esta cifra, dos con obesidad grave. “un individuo puede estar malnutrido o desnutrido y aun así tener sobrepeso”.
5- ¡No comas tanta sal, vas a aumentar de peso! La sal es acalórica (sin calorías). Aunque si a todo lo que comes le pones mucha sal, lo que si te generara es no liberar fluidos; máxime si eres proclive a padecer trastornos cardiacos, renales o hepáticos. Retener líquidos no genera obesidad, esta se produce cuando hay un crecimiento de grasa no de agua.
6- Me pongo a dieta y ya. Generalmente a alguien con obesidad no le funcionan las dietas. Estas se llevan como un castigo, en contra de la voluntad y la persona se obliga a no comer. Cuando ya no puede más se da un atracón, sube de peso y después viene la culpa, el reproche, el autodesprecio. Entonces se castiga, vuelve al régimen, ahora más estricto. Así cae en un círculo vicioso.
7- Pues tengo cuarenta y tantos ¡cómo no quieres que este así! Conforme envejecemos nuestro metabolismo se hace más lento y quema menos calorías. Sin embargo, no es un factor decisivo para aumentar de peso. Lo que sucede es que ingerimos calorías que no gastamos: seguramente cuando tenías 14 años en plenos desarrollo necesitabas más calorías que a los 26; también es cierto que en ese entonces subías y bajabas todo el día, cuando hoy quizás pases muchas horas frente a una computadora o tu actividad física se haya reducido considerablemente.
8- La imagen física no vale la pena, lo que importa es el carácter. Un ser obeso, aunque tenga excelente actitud, siempre será señalado y hasta ridiculizado y esto va taladrando cualquier muralla emocional para crear complejos y baja autoestima. Es común que una persona así busque alicientes para sentirse bien. Inconscientemente come carbohidratos y chocolates que lo animan por su alto contenido calórico.
9- ¡Ah pues me curo y ya! Tratar este trastorno es difícil por ser crónico. Primero el paciente tiene que asimilar que la padece y en qué grado. Luego se valoran las causas y sobre la marcha se van modificando estos disparadores como sedentarismo, atracones, falta de ejercicio, entre otros. El plan b sugiere un tratamiento farmacológico y, en casos de obesidad mórbida o patológica, la cirugía bariatrica o by pass gástrico. Esta operación no cura la obesidad: ayuda a controlarla si el paciente pone mucho de su parte.
10- Pierde peso y no lo recuperes nunca. Come todo lo que quieras y no aumentes tallas, la formula patentada de esta crema te hará perder 10 centímetros en dos horas, siente como derrite la grasa, ¿realmente funciona? Claro que no. ofertas tentadoras. Existen cremas, jabones, aparatos de ejercicio, tenis, bloqueadores de grasa, complementos alimenticios, fajas, bandas que han sido puestos en evidencia por organismos de salud como fraudes.