El hambre emocional es el hábito de comer sin tener realmente apetito, sino más bien como respuesta a sentimientos o emociones indeseables. El hambre emocional es la enemiga acérrima de todo plan nutricional, pues no te deja bajar “esas libritas de más”.
Muchas veces no comemos por necesidad (hambre fisiológica), sino por aburrimiento, tristeza, frustración, alegría, confusión, ansiedad o estrés, entre otros. Aunque esto es normal, no es saludable.
¿Cómo identificar el hambre emocional?
Si quieres saber si comes por hambre física o emocional, responde las siguientes preguntas.
La última vez que comiste…
1. ¿El hambre llegó de improviso o lo hizo gradualmente?
2. Cuando tienes hambre: ¿Sientes la desesperación de comer lo que sea y de inmediato?
3. Cuando comes: ¿Prestas atención a lo que ingresas a la boca o simplemente la llenas de prisa?
4. Cuando tienes hambre: ¿Puedes llegar a satisfacerte con alguna comida nutritiva? o ¿Necesitas de “cierto tipo de comida” para lograrlo?
5. ¿Te sientes culpable luego de comer?
6. ¿Comes cuando te sientes enojada o cuando experimentas alguna sensación de que “te falta algo” (vacío emocional)?
Si respondiste afirmativamente a más de una pregunta, sin duda padeces de hambre emocional. Acá te decimos qué puedes hacer para evitarla.
• Indentifica la causa de tu hambre emocional.
Generalmente incluye dos factores: lugares (situación) o personas.
• Busca ayuda.
La depresión, el estrés, la ansiedad y el agotamiento son males que se deben tratar. Consulta un psicólogo para que te oriente a combatir estos sentimientos.
• Otros factores
Identifica si tienes hambre debido al exceso de trabajo, cuando tienes una reunión importante, al viajar, etc., y trabaja en esos puntos.
• Evita los alimentos que despiertan el hambre emocional.
Ten en cuenta que mientras más dulces, donuts o pizzas comas, más vas a querer. Aguanta las ganas por unos días y verás cómo una vez que el cuerpo se “desintoxica”, los necesitarás menos.
• Aprende a reconocer cuando tienes hambre emocional.
Es imposible que una hora después de almorzar tengas hambre. Así que cuando eso te pase, no comas, porque solo estarás alimentando tu hambre emocional. Dale a ese antojo unos minutos para que se te pasen. Muchos nutricionistas recomiendan un vaso de agua para situaciones como éstas.
• Reconoce tus puntos débiles.
Evita pasar por lugares de tentación (tiendas, supermercados, restaurantes, etc.) y no lleves dinero en la cartera o sal con lo justo para gastar ese día.
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