Un estudio canadiense revela mejores resultados en pruebas de lectura y escritura, al tiempo que concluye que se debe invertir en alimentación escolar de calidad.
El desayuno fue la primera evidencia que relacionó una dieta saludable en los niños con un mejor rendimiento escolar. Esto porque quienes consumen a diario la primera comida del día -incluyendo leche, fruta y cereales- responden mejor a las exigencias académicas.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of School Health de abril, revela que los menores que comen mejor a lo largo del día, rinden más en la escuela que quienes tienen dietas menos saludables. En el caso de los menores que se alimentaron mejor, tuvieron un rendimiento 69% superior en los tests de lectura y escritura que aquellos con una dieta inadecuada.
Los investigadores -dirigidos por el doctor Paul J. Veugelers, de la Universidad de Alberta (Canadá)- encuestaron a casi 5.000 estudiantes de quinto grado y a sus padres, como parte de un estudio conocido como Estilo de Vida Infantil y Rendimiento Escolar.
Se halló que los nutrientes menos saludables incluían grasas saturadas y sal, mientras que los más beneficiosos incluían frutas, vegetales, granos, fibra, proteínas, calcio y consumo moderado de grasa.
Implicaciones futuras
Los expertos consideran que una alimentación adecuada y variada durante el día provee la glucosa, es decir, la energía necesaria para que exista una buena actividad cerebral. Al mismo tiempo, nutrientes como ciertas vitaminas y minerales que se encuentran en las frutas y las verduras mejoran la disponibilidad de la acetilcolina, un neurotransmisor que se requiere para los procesos de memorización.
Para el doctor Veugelers, además, hay que destacar que «el rendimiento académico influye en los futuros logros y los ingresos que se tendrán cuando adulto, lo que a su vez influye en la salud y la calidad de vida». Según este especialista, quienes se educan mejor y tienen mayores ingresos también tienen una mejor comprensión de los mensajes nutricionales y más acceso a los alimentos más saludables.
Lo anterior se corrobora en el estudio actual, en el que se observa que la educación y el nivel de ingresos de los padres influyen también en el rendimiento académico del estudiante. «Los hijos de familias más acomodadas es más probable que coman en forma adecuada, lo que les permite tener un desarrollo normal y que tengan menos riesgo de ser obesos», concluyen los autores del estudio. Algo relevante ya que los kilos de más también se asocian a un menor rendimiento escolar.
Para los autores del trabajo, una conclusión de este estudio es que los gobiernos «deben invertir lo necesario para implementar programas amplios de nutrición escolar efectiva».