Alrededor de 6,000 escuelas incluyen danza dentro de su programa escolar. Es que cada vez más, el baile está de moda. En especial, la danza aeróbica, que nació en 1970 como una forma de hacer más divertidas las clases de ejercicios aeróbicos y al mismo tiempo quemar grasas y mantenerse en forma. Frente a un gran espejo, estas clases se caracterizan por enseñar coreografías, con una música pegadiza de fondo.
El máximo esplendor de la danza aeróbica fue en los ´80 con el film “Flashdance” y también con la serie “Fama”, protagonizada por Irene Cara.
En la actualidad, hay reality shows, series de TV y películas que han vuelto a contagiar al público con sus pasitos de baile estilo Broadway.
Pasitos para todos los gustos
No hace falta tener conocimientos de danza clásica para asistir a una clase de baile aeróbica. Aunque muchos de los profesores vienen del mundo del baile, hay clases para todos los ritmos: desde salsa y merengue, hasta hip-hop y danza africana.
Más allá del estilo, la mayoría de las clases se inician con una entrada en calor de 5-10 minutos, 20-30 minutos de coreografía o pasos de baile, 20 minutos de trabajo de musculación y antes de terminar, 5-10 minutos de elongación.
7 beneficios para la salud
Para que los beneficios de esta actividad física se reflejen en el organismo, se requiere practicar danza aeróbica con una regularidad de por lo menos dos o tres veces por semana. Entre sus principales beneficios, se pueden mencionar:
• Ayuda a quemar calorías y bajar de peso: una persona de 120 libras (54 kilos), quema alrededor de 218 calorías en una clase de 40 minutos.
• Tonifica los músculos de los miembros superiores e inferiores
• Fortalecimiento de los pulmones y el corazón
• Mejora la circulación y reduce el colesterol
• Disminuye el estrés
• Aumenta la autoestima y combate la depresión, la ansiedad y la tensión nerviosa
• Colabora con el mantenimiento del sistema inmune.
Por último, no te olvides de los pies
La Academia Nacional de Medicina Deportiva Podiátrica (AAPSM, la sigla en inglés) advierte que para evitar lesiones es fundamental elegir el calzado adecuado. Éstos deben ser lo suficientemente acolchonados y deben absorber el impacto, para compensar la presión en el pie. Además, deben tener un soporte lateral –de lado a lado- para mantener la estabilidad. “La fuerza del impacto de los aeróbicos pueden superar seis veces la fuerza de la gravedad, lo que se transmite a cada uno de los 26 huesos del pie”, explica la AAPSM.
Además, como muchos de los movimientos son de lado a lado, los zapatos necesitan poseer un arco que compense estas acciones, y un cuero bastante grueso o con soporte para que el pie tenga estabilidad y prevenga resbalones.
Por estas razones, los zapatos para correr no son recomendables, ya que carecen de la estabilidad lateral y tienen el taco muy alto.
El mejor horario para comprar un zapato, explica la Academia Nacional de Medicina Deportiva Podiátrica es a la tarde, cuando el pie está un poco más hinchado que a la mañana.
Con los zapatos adecuados, sólo resta dejarse llevar por la música y mover el esqueleto. El cuerpo y el espíritu, estarán agradecidos.
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