Seguramente has escuchado hablar de los probióticos y sus beneficios para la salud, especialmente en relación con el sistema digestivo. Sin embargo, muchas personas se preguntan si esto realmente es así o si se trata de un mensaje publicitario. Para que puedas comprender mejor el tema, aquí te contamos qué son estos microorganismos y cuáles son los efectos que pueden tener sobre tu cuerpo, para que puedas tomar una decisión informada.
No todas las bacterias son malas. Por el contario, en nuestro cuerpo habitan muchísimas de ellas que son necesarias para que ciertas funciones del organismo se produzcan correctamente. ¿Has escuchado hablar de los probióticos? Posiblemente sí, en alguna publicidad de yogur u otro producto que los incluya.
Los probióticos son unas bacterias que, tomadas en cantidades apropiadas, pueden ayudar a regularizar algunas funciones del organismo. Por ejemplo: para reducir el riesgo de diarrea, evitar el estreñimiento y mejorar el sistema de defensas del cuerpo. Si bien todavía es necesario contar con más evidencias, hay estudios que muestran que esto puede ser así tanto en el caso de los niños como de los adultos.
Recientemente fueron presentados cuatro estudios relacionados con el tema en la Reunión Científica Anual del Colegio Americano de Gastroenterología, que se realizó en Washington, Estados Unidos. En estos estudios los investigadores exploraron el impacto positivo de los probióticos en los casos de la diarrea asociada con el uso de antibióticos, como anti-inflamatorio para pacientes con colitis ulcerativa, psoriasis, síndrome de fatiga crónica y síndrome de colon irritable.
Entonces, ¿es necesario tomar probióticos? No, aunque podrían ayudarte a mejorar tu estado de salud en general y a defenderte de otras bacterias que sí pueden ser nocivas, ya que tu cuerpo tendrá más “bacterias buenas” paras combatir a las “malas”.
Actualmente existe una amplia variedad de productos que incluyen a los probióticos. Si bien el yogur es el más conocido, también pueden contenerlos algunos quesos y productos lácteos, algunos jugos, productos de soja y hasta algunos fideos (puedes buscar en las etiquetas, que en general aclaran cuándo los incluyen). Además, los probióticos están disponibles como suplementos en forma de píldoras.
Si estás pensando en incluir estos microorganismos en tu dieta, al consultar las etiquetas de los productos ten en cuenta que más no necesariamente significa mejor. Lo importante aquí es que corrobores la calidad y no la cantidad de probióticos que ofrecen.
Además, debes tener cuidado en no confundir los probióticos con los prebióticos. Como la variación en el nombre es mínima, sólo una letra, es posible pensar que se tratan de lo mismo y es importante que los distingas. Los probióticos son microorganismos vivos (en general, bacterias) similares a los que normalmente se encuentran en el tracto digestivo humano y que estimulan la llamada flora bacteriana, mientras que los prebióticos son ingredientes alimenticios no digeribles que estimulan de forma selectiva el desarrollo y/o la actividad de los microorganismos presentes en el cuerpo, especialmente las bacterias útiles. Estos ingredientes se añaden a los alimentos. Un ejemplo es la leche enriquecida con fructo-oligosacáridos (FOS) para estimular el crecimiento de las bacterias buenas (como los lactobacilos y las bifidobacterias).
Juntos forman lo que en inglés se denomina synbiotic (o simbiosis que significa una relación entre organismos beneficiosa para ambos) y constituyen una buena combinación que podría ayudar a tratar la diarrea, prevenir y tratar la aparición de hongos vaginales y otras infecciones del tracto urinario, acelerar el tratamiento de ciertas infecciones y prevenir o reducir la severidad de la fiebre y los resfríos.
¿Has probado alguna vez los probióticos? ¿Qué resultados has tenido? Si crees que pueden hacerte bien, prueba consumirlos durante al menos quince días hasta notar algún efecto. Si tienes dudas o estás pensando en comprar suplementos, es conveniente que antes lo consultes con tu médico para que pueda asesorarte bien.
Recuerda que los probióticos contienen bacterias y microorganismos vivos y pueden tener contraindicaciones, en algunos casos pueden causar infecciones. Por ejemplo, en pacientes que tengan el sistema inmunológico (de defensa) deprimido, en los que estén muy enfermos o en los que les han resecado (quitado) una parte del intestino. Se han reportado casos de infecciones en pacientes que tienen catéteres (tubos para la administración de medicinas). Algunas personas con intolerancia a la leche (o a los productos lácteos) o con alergia a algunos hongos pueden tener intolerancia a los probióticos o pueden tener alergia a algunos probióticos en el caso de los hongos. También es importante que consultes a tu médico antes de tomarlos si tienes válvulas artificiales o si estás embarazada o piensas embarazarte.