Aprendiendo a comer adecuadamente

Los alimentos brindan la energía necesaria para mantenernos con vida. Pero muchas veces, en vez de alimentarnos para nutrir nuestro cuerpo, comemos por glotonería o por aburrimiento.

Como los alimentos que comemos tienen una gran influencia sobre nuestra salud, la decisión sobre lo que debemos comer, y en qué cantidades, es muy importante. Una alimentación saludable y balanceada es imprescindible para disfrutar plenamente de nuestra vida.

La función de los alimentos

Aunque los alimentos se presentan en muchas formas diferentes, todos contienen «nutrientes», que son sustancias que desempeñan estas funciones químicas básicas en nuestro cuerpo: suministrar la energía necesaria a las células y servir de materia prima para el crecimiento, restauración y mantenimiento de los tejidos y órganos vitales.

Los siete componentes vitales de la alimentación son: carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales, fibra y agua. Todos estos componentes tienen que formar parte de nuestra dieta diaria para lograr un estado de salud óptimo. Muchos trastornos de la salud se originan por no llevar una dieta balanceada, por no planear nuestra alimentación diaria y por no hacer ejercicio o por llevar una vida sedentaria.

La sensación de hambre, o bien, de satisfacción con la comida, sirve para asegurar que se ingiera la cantidad adecuada de alimentos para cubrir las necesidades energéticas de cada uno de nosotros. No obstante, las personas tienden a comer más de lo debido, lo cual puede resultar en sobrepeso, obesidad o en un aumento del riesgo a padecer diversas enfermedades crónicas.

Comer lo justo

Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo, sus necesidades y las señales de hambre y saciedad que nos envía para así comer lo justo y necesario, con el fin de nutrirlo y cuidarlo como es debido.

Para cubrir nuestras necesidades nutricionales, hay que consumir alimentos de estas cinco categorías principales:

  1. Pan, cereales y otros productos a base de granos
  2. Frutas
  3. Vegetales
  4. Carne, pollo, pescado, huevos y otras fuentes de proteína vegetal, tales como las arvejas, las nueces y las semillas
  5. Productos lácteos

Una de las claves para lograr una alimentación sana es comer de tres a cinco veces al día en lugar de tomar tan sólo una comida fuerte y varias golosinas o meriendas. Nunca se debe caer en la tentación de omitir el desayuno, ya que nuestro organismo trabaja mucho mejor si le proporcionamos los alimentos necesarios con la regularidad debida. Las personas que no tienen por norma el tomar por lo menos tres comidas al día tienen más tendencia a engordar.

Planear para el éxito

A menudo nos preguntamos por qué es tan difícil perder y mantener nuestro peso. Sin embargo, es más simple de lo que parece y muchas veces complicamos las cosas por costumbre. Si planificamos nuestras comidas, podremos mejorar nuestra alimentación diaria.

Hay que planificar una dieta equilibrada y hacer nuestras compras pensando en esto, desde la lista del mercado hasta lo que debemos evitar comprar, pues es más fácil alejarnos de las tentaciones al no comprar ni tener al alcance ciertos alimentos que prometernos una y mil veces que ya no los comeremos más.

Por ejemplo, si queremos evitar comer un chocolate o una golosina, debemos estar preparados y contar con un sustituto saludable, como una manzana o un yogur, que satisfaga nuestro apetito.

Una de las grandes ventajas de un programa como Dienut es que nos ayuda a comprender lo esencial para lograr una dieta balanceada y saludable. Nos permite alejarnos de las «dietas de moda», para concentrarnos en lo que nuestro cuerpo requiere y necesita desde el punto de vista nutricional, y fomenta cambios a nuestro estilo de vida que nos aseguran éxito y nos evitan entrar en el ciclo del «yo-yo» (dieta tras dieta, tras dieta).

Lo mejor es aprender a comer para vivir y no vivir para comer. Ofrezcámosle a nuestro cuerpo uno de los mejores regalos que le podemos dar: un plan de alimentación personalizado, un peso óptimo y una vida saludable.

 

Qué hacer si te estancas

Cuando seguimos un programa para de bajar peso, algunas veces nos pesamos y nos damos cuenta de que no bajamos nada o tal vez notamos que incluso hemos subido. No te preocupes si esto te pasa. Hoy queremos compartir contigo algunos consejos que pueden ayudarte a bajar los números de la balanza.

  1. • Aumenta tu actividad física. Empieza por buscar maneras simples de estar más activo. Con sólo hacer algo más de actividad todos los días verás un impacto positivo en la balanza.
  2. • Sé responsable por las calorías que consumes. Come saludablemente y lleva control de lo que comes en tu diario.
  3. • Toma mucha agua. Esto te ayudará a depurar tu sistema si tu cuerpo está reteniendo agua.
  4. • Ponle condimento a las cosas. Esto puede agradar a tu sentido del gusto lo suficiente para mantenerte satisfecho(a).
  5. • Ocúpate. Mientras menos estés en la cocina y comprando víveres; menos tentado(a) estarás a comer.
  6. • Ten a la mano frutas, vegetales y snacks bajos en calorías para que comas cada dos o tres horas pequeñas porciones de comida y no llegues con tanta hambre a la siguiente comida.
  7. • Por último, concéntrate en tu salud y no en el peso. Come sólo lo que sea bueno para ti y muévete para que tu cuerpo esté fuerte y flexible.
  8. Sigue estas recomendaciones y verás que así es mucho más fácil continuar viendo que tu peso disminuye en la balanza.

 

Evita porciones gigantes de comida

Junto con la variedad de alimentos y las formas de preparación saludables, la moderación en el tamaño de las porciones que comemos es esencial para mantener la salud y controlar el peso.

Sin embargo, en la actualidad existe una tendencia opuesta a este principio, cuya colosal presencia se ha abalanzado sobre la población, ha cubierto los medios de difusión y es hoy en día casi parte de nuestra vida. Es la tendencia de restaurantes y centros de comida rápida a servir porciones demasiado grandes, como es evidente y lo han resaltado diversas publicaciones.

Más grandes en Estados Unidos

Las porciones gigantes arremeten más que nada sobre los comensales en Estados Unidos. Tomemos en cuenta un escalofriante ejemplo que menciona Selecciones del Reader’s Digest: un simple croissant pesa 4 onzas y aporta 430 calorías en los Estados Unidos, mientras que en Francia, donde se originó este producto de pastelería, pesa 2 onzas y aporta 215 calorías. ¡La mitad!

Otro ejemplo: una ración de papas fritas de una conocida empresa estadounidense expendedora de hamburguesas pesa en los Estados Unidos 8 onzas y aporta 610 calorías, mientras que en Francia, donde dicha marca se ha hecho popular, la ración de papas fritas pesa apenas 5 onzas y media y aporta sólo 486 calorías. Otro ejemplo muy ilustrativo es el del italianísimo café capuchino, que en su país de origen es servido en una tacita de 4 onzas y media, y que las más famosas tiendas de café de los Estados Unidos sirven en vasos que van desde las 12 onzas para arriba, a los cuales además hay que agregarles, por supuesto, tres o cuatro veces más azúcar.

¡Crecen con el tiempo!

Eso no es todo. El tamaño y el peso de las porciones se ha duplicado desde los años 70 hasta ahora, según un análisis de la revista Shape. Entre los alimentos que ahora se sirven en mayores cantidades están el bagel, el ponqué (muffin), las papas fritas, las papitas (potato chips), la hamburguesa, la pasta servida en restaurantes y hasta las palomitas de maíz.

Aunque el tamaño descomunal de las porciones en los restaurantes y tiendas no es el único factor responsable del incremento de la obesidad en los Estados Unidos y posiblemente en otros países del mundo, no queda la menor duda de que juega un papel muy importante, sobre todo porque el número de personas que se ven obligadas a “comer en la calle” crece también, con el transcurso del tiempo.

Súper descomunales

Como si esto fuera poco, una estrategia de ventas muy común en las cadenas de comida rápida es la oferta de aumentar el tamaño de las raciones y hasta del vaso de gaseosa, por sólo unos centavos más. Estas ofertas se anuncian con atractivos nombres, como “súper tamaño” (super size), “grande” (biggie) y doble (double).

No son pocas las personas que caen en esa tentación, quizás sin darse cuenta del impacto que esa “oferta” tiene sobre el contenido calórico de su comida. Si, por lo general, la comida rápida ya es muy rica en grasa y calorías innecesarias, es preferible no mencionar lo que pasa cuando se inflan las porciones a reventar.

Regeneración espontánea

Otra técnica de los restaurantes para atraer a los clientes es el regalo adicional del relleno gratis (free refill) del vaso de refresco elegido – la regeneración espontánea de una porción de por sí gigantesca.

En los Estados Unidos, no sólo nos batimos contra formidables vasos de refresco de entre 24 y 44 onzas (mientras que en Europa sirven un vaso de máximo 12 onzas adornado con una rodaja de limón), sino que cuando lo terminamos ¡nos lo vuelven a llenar, gratis! Como expresión de buen servicio, antes de que nosotros terminemos de consumir el primer enorme vaso de gaseosa, ya lo habrán reemplazado por otro de igual tamaño, del cual nos sentiremos obligados a tomar aunque sea parte de su contenido como educada expresión de agradecimiento a la cortesía de quienes atienden nuestra mesa.

Y entonces, ¿qué hacer?

A continuación, presentamos algunas sugerencias para enfrentarnos a las porciones gigantes:

  • Pensar que, cuando de comer se trata, el negocio no está en recibir más cantidad de comida por nuestro dinero, sino en procurar no hacernos daño con lo que comemos.
  • En lo posible, no ordenar aperitivos (appetizers) o seleccionar solamente un buen y saludable aperitivo en vez del enorme plato principal.
  • Si nos decidimos por un plato principal (entree), llevar a casa parte de lo que nos han servido en exceso para compartirlo con otros.
  • Dar preferencia a una deliciosa porción de fruta ante la tentadora imagen de los postres.
  • Optar por el agua o las gaseosas light o dietéticas en vez de las tradicionales cuando de bebidas se trata.
  • Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.

Aprende a decir «no, gracias»

“No te pares de la mesa hasta terminar tu plato”. “Hay niños en el mundo que no tienen nada que comer y tú estas desperdiciando la comida”. ¿Te suena familiar? ¿Quizás te lo decía tu mamá o tu abuela y te sentías en la obligación de aceptar esto. Ahora en la adultez, y habiendo dejado atrás tu niñez, ¿sientes que todavía te es difícil desprenderte de esa crianza y decir que NO?
Pero, por supuesto que puedes decir que NO, a pesar de que corras el riesgo de herir los sentimientos de una o más personas. A menudo te encontrarás en situaciones en que quisieras complacer a todo el mundo, pero no debes poner en juego tu salud por simplemente no poder decir que NO.
Si usas algunas tácticas diplomáticas, tu respuesta ‘no, gracias’ será bien recibida y no necesariamente vas a ofender a alguien.
Dos tipos de alimentación
Pero, antes de llegar a estos consejos, es necesario que entiendas la diferencia entre una alimentación normal y una disfuncional.
La alimentación normal se refiere a tener un patrón o un horario regular, es decir, tres comidas y, quizás, un par de meriendas entre los alimentos para satisfacer el hambre a través del día. Esta alimentación es regulada por señales internas de hambre, apetito y satisfacción.
Por otro lado, una alimentación disfuncional es aquella que demuestra un patrón irregular de horarios y alimentos. Por lo general, la persona ayuna, salta las comidas, se pasa de dieta en dieta y come por gula. Y, en algunos casos, la persona come menos de lo que su cuerpo necesita y el comer se convierte en un reto.
La mayoría de las personas se encuentra en la categoría de ‘alimentación normal’, con ciertos deslices a través de su existencia, con el fin de buscar y perseguir al ‘cuerpo perfecto’. Y es muchas veces en esta búsqueda que se come de más y se pierde la rienda de la alimentación.
La alimentación normal incluye el comer para mantenernos saludables, tener energía, sentir placer y, en ciertas ocasiones, por razones o eventos sociales. Es en esto último donde debemos practicar el arte de decir ¡no, gracias!

  • Sinceridad – Si te ofrecen una comida que quieres evitar, comenta que estás tratando de mantener o perder peso y que quisieras sólo comer una parte o nada de ella, o escoger otro plato. Agrega que no deseas ofender a nadie, pero que en esos momentos te es muy importante controlar las porciones o calorías de los alimentos que ingieres.
  • Puedes decir sí a un poquito – Si sientes que no puedes rechazar la tarta (pie) de limón que hace tu suegra, planea por anticipado. Es decir, consume menos de los platos anteriores al postre y asegúrate que la porción de la tarta es moderada y, de esta forma, te complaces a ti y a tu anfitrión.
  • Usa tácticas del ‘más tarde’ – Si simplemente dices ‘más tarde’, demorarás o evitarás el comer excesivamente en ese determinado momento. O también puedes decir, “estoy tan lleno ahora que no podría saborear tan rico plato. Dame unos minutos y luego lo pruebo”. Una vez que los bocados se hayan terminado o se haya pasado a otra comida, es muy probable que nadie se acuerde de tu rechazo.
  • Llévate la comida a tu casa – Otra de las estrategias para evitar comer más de lo que quieres es elogiar la comida y pedir –de ser posible- llevártela a tu casa.

Baja de peso sin rebote

Probablemente has escuchado acerca del famoso “efecto rebote” que parece ser muy común cuando las personas dejan de hacer una dieta. Sin embargo, hoy queremos contarte que sí es posible bajar de peso y, lo más importante, mantenerlo a largo plazo… sin rebotes.

El efecto de rebote en el peso se debe a varios factores, pero en pocas palabras lo podemos explicar como un “mecanismo de defensa” del cuerpo. Cuando sigues una dieta de muy bajas calorías, como las que te ofrecen bajar de peso muy rápidamente, el cuerpo trata de defenderse volviéndose más ahorrativo. Esto significa que tu organismo se vuelve más eficiente para almacenar calorías en forma de grasa y trata de utilizar la menor cantidad de energía posible para realizar sus actividades diarias. Aunque pierdas peso rápidamente, el problema es que probablemente lo recuperarás igual de rápido.

Para evitar el rebote, en primer lugar es necesario seguir una dieta balanceada y personalizada, según tus propios requerimientos. Ten cuidado con las dietas y productos de moda que te ofrecen soluciones “mágicas” para bajar de peso. Contar con asesoría profesional es siempre la mejor opción.

Luego de que alcances tu meta de peso, es importante que adquieras y conserves un estilo de vida saludable. Si regresas a tu alimentación y a tus hábitos de antes, es mucho más probable que poco a poco recuperes tu peso anterior. Para mantener el peso alcanzado, te damos algunas recomendaciones:

  • Modera tus porciones. Evita las porciones agrandadas, los buffets y, en general, los excesos.
  • Siempre que sea posible, elige las versiones bajas en grasa, bajas en calorías y/o bajas en azúcar. Con esta sustitución, lograrás reducir las calorías dentro de tu alimentación diaria.
  • Haz ejercicio. Implementa una rutina de ejercicios que puedas practicar la mayoría de días de la semana, por lo menos durante 30 minutos por sesión. Algunos ejercicios recomendables son: caminar a paso rápido, trotar, montar bicicleta, nadar, bailar.

Sigue estas recomendaciones y ¡olvídate del rebote! Recuerda que lo más importante para obtener resultados a largo plazo es adquirir hábitos saludables de por vida. Así, no sólo lograrás mantener tu peso, sino mejorar tu salud y prevenir enfermedades en el futuro.

 

Dieta/Ansiedad por el dulce

No siempre es la cantidad de comida lo que provoca el aumento de peso, sino ese antojo por algo dulce a media tarde lo que no nos deja llegar a un peso saludable. Más que por hambre, muchas veces comemos por la ansiedad ocasionada por algún sentimiento, estrés o preocupación.

El efecto que tiene el azúcar en nuestro cuerpo es el de reestablecer los niveles de glucosa en la sangre, y esto produce una sensación agradable.

Sin embargo, esta ansiedad por comer cosas dulces se puede controlar con estos 5 tips:

  1. Tener una dieta balanceada: Tener una dieta balanceada, que incluya frutas, vegetales y granos enteros te ayudará a disminuir la necesidad por comer algo dulce.
  2. Realizar selecciones inteligentes: Es más común que la ansiedad por comer algo dulce surja por las tardes. Selecciona opciones saludables, como fruta congelada, barras de granola, galletas integrales o semillas.
  3. Beber suficiente agua: Muchas veces nuestro cuerpo nos pide líquidos, y si no le damos lo suficiente, nos envía una señal de hambre.
  4. Comer a la misma hora: Comer siempre a las mismas horas hace que la glucosa en sangre se mantenga constante todo el tiempo. Cuando el nivel de azúcar desciende, es más probable que sientas la necesidad de comer algo dulce.
  5. Hacer ejercicio: Hacer ejercicio produce un efecto relajante y satisfactorio que no sólo ayuda a lograr un peso saludable, sino también a disminuir la ansiedad.

 

Cuando ella no ayuda/hombres

Al principio -explican expertos de la Universidad de Newcastle, los autores del trabajo- la pareja trata de complacerse a través de la comida, se esfuerza por coincidir a la hora de cena, acuerdan probar alimentos “nuevos”.
Según la investigación, en esta primera etapa los hombres incorporan alimentos más saludables, verduras, frutas, muchos productos ajenos a sus heladeras de solteros. A las mujeres, sin embargo, les ocurre lo contrario: tienden a ganar peso e incrementar el consumo de alimentos con alto contenido de grasa y azúcar. Sin embargo, se mantiene un equilibro.
Pero este escenario paradisíaco va cambiando a medida que pasan los meses y lo que sigue puede ser una batalla campal. “Que quiero mi sofrito en todo”, “Que por qué no hiciste pollo en salsa con papas”, estas frases son señales de que él se está convirtiendo en el enemigo número uno de tu dieta.
Y el problema estalla cuando encima se le ocurre hacer un comentario sobre tu barriga y tú le echas la culpa a tener que cocinar fritangas todo el tiempo para satisfacer su apetito voraz.
Este es un buen momento para que tengas en cuenta los siguientes consejos con el objetivo de seguir adelante con tu dieta, más allá de él:
Cambia los “sides” fuertes como el arroz, el puré o los frijoles, por ensalada. Ten siempre a mano una ración de lechuga, tomate, cebolla o el vegetal que te guste para acompañar carnes o pescados.

  • No pongas la fuente en la mesa. Sirve las porciones en la cocina, así evitarás la tentación de repetir.
  • Prepárate un pollo magro, a la sal o al horno, y raciónalo durante la semana, en caso que debas sacarlo de la heladera para “escapar” de un pollo en salsa o de un potaje hipercalórico.
  • No dudes en echar tu porción de carne al horno mientras fríes la de él en la sartén. Te llevará sólo un poco más de tiempo de cocción, sin agregar demasiado trabajo.
  • Aunque él insista, deja el vino para el fin de semana, acompaña tus comidas con sodas dietéticas o jugos naturales.
  • Ten siempre frutas o helados de yogur para el postre, así no te tentarás con la torta de chocolate.
  • Recuerda que tú, como la mayoría de las mujeres, tienen un as en la manga: eres la que hace las compras de alimentos para el hogar. Eso significa que tienes el poder de decisión sobre los alimentos que consumirá la familia.

Con estos tips, superarás airosa la embestida del comilón, que no quiere resignar sazón por nada del mundo.
Y también te serán de utilidad frente a otra realidad que estudiaron los científicos de Newcastle: las mujeres son más proclives que los hombres a consumir alimentos ricos en grasas y azúcares cuando se enfrentan a situaciones de tensión emocional en su relación de pareja.
Con el paso de los años, el informe también destaca que tanto las mujeres como los hombres comienzan a ganar peso por igual. Los expertos sugieren que puede ocurrir por los cambios en las pautas de alimentación o por una tendencia a dedicarle menos tiempo al ejercicio físico.
Para complementar esta estrategia, nuevos productos de venta libre pueden ayudarte en tu carrera personal hacia tu talla ideal.
Amelia Lake, autora principal del informe, explica que las parejas que se mudan juntas deberían aprovechar el período inicial, de «luna de miel», e inmediatamente posterior, para hacer cambios positivos en su dieta y estilo de vida, trabajando juntos para lograr ese fin, y apoyándose mutuamente.
Las que llevan más tiempo deberían tener en cuenta que nunca es demasiado tarde para hacer cambios, por supuesto, aunando esfuerzos.
Como sea, más allá de los reproches que él pueda hacerte al principio, a la larga te lo agradecerá porque tus buenos hábitos contagiarán de salud el hogar.
Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.
 

Cuando él no ayuda/mujeres

Si de dietas se trata, la vida en pareja no siempre favorece a la mujer. Un estudio confirmó que no sólo consumen más grasas sino que la ingesta de calorías suele crecer si aumentan las discusiones hogareñas. A esto se suma que la nueva vida implica un verdadero choque de costumbres gastronómicas en las que él no suele ceder demasiado terreno.

Al principio -explican expertos de la Universidad de Newcastle, los autores del trabajo- la pareja trata de complacerse a través de la comida, se esfuerza por coincidir a la hora de cena, acuerdan probar alimentos “nuevos”.

Según la investigación, en esta primera etapa los hombres incorporan alimentos más saludables, verduras, frutas, muchos productos ajenos a sus heladeras de solteros. A las mujeres, sin embargo, les ocurre lo contrario: tienden a ganar peso e incrementar el consumo de alimentos con alto contenido de grasa y azúcar. Sin embargo, se mantiene un equilibro.

Pero este escenario paradisíaco va cambiando a medida que pasan los meses y lo que sigue puede ser una batalla campal. “Que quiero mi sofrito en todo”, “Que por qué no hiciste pollo en salsa con papas”, estas frases son señales de que él se está convirtiendo en el enemigo número uno de tu dieta.

Y el problema estalla cuando encima se le ocurre hacer un comentario sobre tu barriga y tú le echas la culpa a tener que cocinar fritangas todo el tiempo para satisfacer su apetito voraz.

Este es un buen momento para que tengas en cuenta los siguientes consejos con el objetivo de seguir adelante con tu dieta, más allá de él:

Cambia los “sides” fuertes como el arroz, el puré o los frijoles, por ensalada. Ten siempre a mano una ración de lechuga, tomate, cebolla o el vegetal que te guste para acompañar carnes o pescados.

  • No pongas la fuente en la mesa. Sirve las porciones en la cocina, así evitarás la tentación de repetir.
  • Prepárate un pollo magro, a la sal o al horno, y raciónalo durante la semana, en caso que debas sacarlo de la heladera para “escapar” de un pollo en salsa o de un potaje hipercalórico.
  • No dudes en echar tu porción de carne al horno mientras fríes la de él en la sartén. Te llevará sólo un poco más de tiempo de cocción, sin agregar demasiado trabajo.
  • Aunque él insista, deja el vino para el fin de semana, acompaña tus comidas con sodas dietéticas o jugos naturales.
  • Ten siempre frutas o helados de yogur para el postre, así no te tentarás con la torta de chocolate.
  • Recuerda que tú, como la mayoría de las mujeres, tienen un as en la manga: eres la que hace las compras de alimentos para el hogar. Eso significa que tienes el poder de decisión sobre los alimentos que consumirá la familia.

Con estos tips, superarás airosa la embestida del comilón, que no quiere resignar sazón por nada del mundo.

Y también te serán de utilidad frente a otra realidad que estudiaron los científicos de Newcastle: las mujeres son más proclives que los hombres a consumir alimentos ricos en grasas y azúcares cuando se enfrentan a situaciones de tensión emocional en su relación de pareja.
Con el paso de los años, el informe también destaca que tanto las mujeres como los hombres comienzan a ganar peso por igual. Los expertos sugieren que puede ocurrir por los cambios en las pautas de alimentación o por una tendencia a dedicarle menos tiempo al ejercicio físico.

Para complementar esta estrategia, nuevos productos de venta libre pueden ayudarte en tu carrera personal hacia tu talla ideal.
Amelia Lake, autora principal del informe, explica que las parejas que se mudan juntas deberían aprovechar el período inicial, de «luna de miel», e inmediatamente posterior, para hacer cambios positivos en su dieta y estilo de vida, trabajando juntos para lograr ese fin, y apoyándose mutuamente.

Las que llevan más tiempo deberían tener en cuenta que nunca es demasiado tarde para hacer cambios, por supuesto, aunando esfuerzos.

Como sea, más allá de los reproches que él pueda hacerte al principio, a la larga te lo agradecerá porque tus buenos hábitos contagiarán de salud el hogar.

Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.

Mantén tu peso comiendo sanamente

Para lograr y mantener un peso deseable no hay necesidad de pasar la vida haciendo dietas. Por el contrario, lo mejor es adoptar un estilo de vida activo en el cual la alimentación se base en principios fundamentales, como son:

  • La variedad en la selección de los alimentos
  • La preparación de alimentos con métodos saludables
  • La moderación en el tamaño de las porciones de cada comida.

Variedad

Debido a que ningún alimento es capaz de aportar todos los nutrientes que el cuerpo humano necesita, es necesario integrar las comidas con alimentos variados, de tal manera que el contenido nutricional de cada uno complemente las deficiencias de los otros. Así, un plato de papas al vapor, con pollo horneado y una colorida ensalada puede contener los carbohidratos, las proteínas, las grasas, las vitaminas y los minerales que el organismo necesita.

A su vez, debe aplicarse el concepto de variedad a cada una de estas fuentes de nutrientes, porque si bien es cierto que cualquier cereal, raíz o tubérculo puede considerarse buena fuente de carbohidratos, cada uno de ellos tiene un contenido diferente de otros nutrientes igualmente importantes. Es el caso del mayor contenido de vitamina C de la papa en comparación con el arroz y del mayor contenido de fibra de la yuca en comparación con la papa. Hasta entre los vegetales frescos y las frutas (cuya riqueza en vitaminas es muy conocida), se observan diferencias importantes en cuanto a la presencia de los nutrientes.

Métodos de cocción saludables

La manera de preparar un alimento es un factor fundamental para llevar una alimentación saludable. Un ejemplo muy conocido se encuentra en las diferentes formas de cocinar las papas. Hay enormes diferencias entre una papa grande cocida al horno con su piel y una ración de papas fritas. Son diferentes en su contenido de grasa, en su contenido de fibra y en su contenido de vitamina C. En el ejemplo expuesto la papa cocida al horno con su piel contiene más fibra y vitaminas que si la comemos frita.

Sin embargo, con frecuencia se ve que la ventaja de la papa al horno en lo que su contenido de grasa se refiere, se pierde cuando le agregamos mantequilla, crema agria, queso y trocitos de tocineta frita. El uso de los aceites y las mantecas en la cocina es uno de los factores que requiere de un manejo cuidadoso para evitar que un nutriente tan importante como la grasa se convierta en promotor de mayores riesgos ante la amenaza de las enfermedades crónicas.

Tamaño de las porciones

Un tercer elemento crítico es la cantidad de comida que nos servimos en el plato. Por muy sana que sea una comida, siempre existe la posibilidad de daño a la salud si nos olvidamos de la moderación a la hora de servirnos. En alimentación, más que en otras circunstancias de la vida, tiene una enorme validez el concepto de que una cosa buena no es mejor si se utiliza o se consume en cantidades mayores.

Un ejemplo sencillo es el aceite de oliva que es una excelente fuente de grasa no saturada, recomendada para mantener una buena salud cardiovascular, pero si tu consumo es excesivo, en lugar de ser saludable para ti, puede causarte aumento de peso así como problemas asociados a este.

Una alimentación sustentada en estos tres principios, como parte fundamental de un estilo de vida activo, es básica para lograr y mantener el peso que deseamos.

 

La verdadera comida rápida

Hoy en día es casi imposible no sucumbir a las comidas rápidas. Sin embargo, si quieres salir airosa en tu dieta, es esencial que planees tu rutina alimenticia de forma tal que la velocidad no se traduzca en peligrosas calorías.
El concepto de comida rápida (fase food) nació al abrigo de la vida moderna, como un estilo de alimentación en el que el alimento se prepara y sirve para consumir rápidamente en establecimientos especializados. Por eso, una excelente forma de enfrentar a la tentación de comer en una sucursal de cualquiera de estas cadenas es desarrollar una vieja estrategia de batalla: “conocer al enemigo y aprender de sus tácticas”.
Debido a que el concepto de la comida rápida se basa en velocidad, uniformidad y bajo costo, se prepara a menudo con ingredientes formulados para alcanzar un cierto sabor o consistencia y para preservar frescura. Esto requiere un alto grado de ingeniería del alimento, el uso de añadidos y las técnicas de proceso que alteran substancialmente el alimento de su forma original y reducen su valor alimenticio.
Sin embargo, usando tu imaginación, tú puedes transformar casa uno de los alimentos “rápidos” en su equivalente más saludable. La siguiente lista de estrellas del fast food, y su versión dietética,  puede serte de mucha utilidad.
Pizza. Una excelente versión dietética es utilizar un pan de pita, si es posible integral, y colocar encima queso desgrasado –cuanto más cremoso, mejor– y tomates cortados en rodajas. Puedes completar la nueva pizza con algo de pimienta, orégano o cilantro, depende tu gusto. En el trabajo, puedes calentarla por unos segundos y tendrás una maravillosa pizza Margarita para el almuerzo con cuatro veces menos calorías que una versión de cadena rápida.
Hamburguesa. La reina de la comida rápida, la hamburguesa también tiene versiones amigas de tu dieta. La primera opción que tienes es prepararlas en casa. De esta forma podrás elegir carnes bien magras y prepararlas con ingredientes adecuados a tu dieta. Un perfecto platillo puede ser una hamburguesa con tomates cherry (esos que parecen daditos), lechuga y pepinos en vinagre. Si debes comprarlas en el mercado, puedes recurrir a las hamburguesas vegetarianas, hechas en base a vegetales.
Sándwich. Alimento veloz por excelencia, hay cientos de versiones de sándwiches que se pueden adaptar a tu dieta. Uno de los posibles ejemplos es un rico sándwich vegetariano, en base a portobello, cebolla morada en rodajas, pimientos rojos y algún vegetal verde como la arúgula en pan integral. La clave es siempre elegir panes integrales.
Taco. La versatilidad del taco lo convierte en una fantástica opción para tu dieta diaria. Es un platillo mexicano que consiste en una tortilla doblada o enrollada que puede contener varios tipos de alimentos. Por eso, dentro de un taco puedes poner literalmente lo que se te ocurra. Una elección: preparar dos tacos en forma de “wraps” con jamón desgrasado y trozos de tomate.
Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.