¿Cómo estar bien hidratados?

 
 
Si las temperaturas son muy altas, como suele ocurrir en esta época, es aconsejable beber un poquito más de lo habitual. Lo recomendable son dos litros de agua al día, ocho vasos; aunque en verano se recomienda aumentar esta cantidad.
Es importante que los padres y cuidadores estén atentos al llanto del niño, ya que a veces no lloran por hambre sino por sed. Las madres que estén amamantando a sus bebés deben ser flexibles en los horarios para ofrecer el pecho cuantas veces sea necesario. Si el lactante recibe leche adaptada es imprescindible respetar las proporciones de agua-polvo en cada biberón. En los campamentos de verano donde los pequeños están corriendo y jugando constantemente, es recomendable que lleven una botellita de agua para poder beber durante toda la jornada, sin tener que estar pendientes de alguien que se la dé.
Una dieta para mantenernos hidratados
En verano podemos tomar gran cantidad de comida fresca y saludable, como son las frutas y las verduras en su forma original, o procesadas como zumos, gazpachos, cremas frías… que nos mantienen bien hidratados y enriquecen nuestra dieta en fibras, vitaminas, oligoelementos y antioxidantes.
 
Tomar frutas y verduras en cantidad apropiada debe ser una base indiscutible en toda época del año; pero es verdad que en esta época tendemos a comer de otra manera y eso va a favorecer que estemos más hidratados. Además, es bueno aprovechar los alimentos que nos presta cada estación del año en nuestro entorno. En ese sentido, ahora tenemos gran cantidad de fruta de la que aprovecharnos de cara a la hidratación y nutrición, por supuesto.
 
De forma general, un adulto debe tomar tres o cuatro raciones de fruta al día para mantenerse bien hidratado; y, en cuanto a la verdura, casi sería libre, aunque se recomiendan al menos unos 400 gramos de fruta y verdura diarios.
 
Alimentos que debemos evitar
 
Aquellos que contienen gran cantidad de sal porque favorecen la deshidratación, ya que el cuerpo necesitará más agua para contrarrestarla.
 
Comidas copiosas, que provocan que el medio interno corporal necesite mayor cantidad de agua para metabolizarlas.
 
Tomar bebidas con alcohol, es perjudicial para el equilibrio hídrico.

 
 
 

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