Casi tan importante es lo que comemos como “cómo” lo comemos. Sobre todo si comemos solos, es muy importante no sólo cuidar la higiene mientras cocinamos sino también cuidar la presentación. Muchas veces las prisas, el hambre, el estrés o la mala gana hacen que cocinemos de forma automática sin prestar demasiada atención.
El resultado de esto son platos que no resultan agradables a la vista y tampoco al paladar. Por esto es importante que nos tomemos nuestro tiempo para preparar la comida, lavar bien los alimentos, cocinarlos con paciencia para evitar que se nos quemen o queden con mal sabor y cuidar la presentación.
Una comida en una cocina limpia y una mesa bien presentada, desde luego apetece más. Pero si además colocamos los alimentos en el plato de forma estratégica, ganaremos aún más beneficios cuando la ingiramos pues al final estamos plasmando nuestro optimismo en el plato y disfrutaremos más de el.
Lo mejor es reservarse un tiempo para la cocina, si no es posible pues podemos preparar comida para varios días y así no nos veremos con tanta prisa. Luego es sólo una cuestión de calentar la comida, presentarla bien en la mesa y “ta-chan”, comida 5 estrellas. A veces los detalles más pequeños logran los resultados más grandes.
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