A veces cuesta hacerse tiempo, tomar la decisión. Al menos de oídas conocemos los enormes beneficios de realizar alguna actividad física, y así y todo no nos terminamos de decidir. Pero hay que atreverse y romper la inercia porque incorporar el ejercicio en la rutina diaria o semanal nos pondrá definitivamente en el camino correcto hacia una vida más saludable.
La Asociación Americana de Diabetes define ocho razones de peso para hacer ejercicio:
- mantener su corazón y sus pulmones saludables (para no quedarse sin aliento cuando suba las escaleras corriendo)
- contribuir a que esté más fuerte y más flexible
- ayudar a mantener un peso saludable
- ayudarle a sentirse mejor cuando esté de mal humor
- relajarle cuando se sienta tenso o alterado
- ayudarle a dormir mejor
- darle confianza en sí mismo
- reducir los niveles de glucosa en la sangre
Esta asociación agrega que “No es necesario que corra una maratón para agregar más actividad a su vida”. Y ese es justamente uno de los grandes tabúes: creer que si no hacemos ejercicio como la atleta olímpica o el jugador de fútbol admirado, no vale la pena.
Bailar, caminar, son verbos que definen actividades físicas. Pero para eso, dicen los expertos de la asociación, a veces hay que apagar el televisor. “Disminuya las horas que destina a la televisión, la computadora o los juegos de video cada día. En lugar de mirar ese programa malo que está entre sus dos programas favoritos, apague el televisor durante media hora, encienda la radio y baile sus canciones preferidas en su habitación”.
Y algo esencial: nunca se sienta torpe cuando está en movimiento. A veces la vergüenza por no sentirnos elástico es uno de los factores que nos hace permanecer estáticos como un cactus.
Otro consejo, dicen, haga ejercicio en forma gradual: si empieza queriendo completar media hora de abdominales, seguramente no vuelva a hacerlos nunca más. Y hasta termine con algún músculo lesionado. Empiece poco a poco, con cinco minutos por día estirando piernas, levantando brazo y girando cabezas.
Hoy en día, y especialmente por el aumento en las tasas de obesidad en la población, se enfatiza la necesidad de incorporar el ejercicio físico temprano en la vida. Y seguir haciéndolo hasta el final.
La Asociación Mexicana de Actividad Física y Deporte para Adultos y Ancianos, entidad gestora de campañas que promueven la actividad física, publica en su sitio Web un artículo del profesor Raúl Lorda -egresado del Instituto Superior de Educación Física de Montevideo, Uruguay, y autor y promotor del proyecto Educación Física y Recreación de la intendencia de esa ciudad- sobre el ejercicio en la tercera edad. Lorda asegura que “la ejercitación corporal facilita un camino de adecuación progresiva a medida que el tiempo pasa, dando la posibilidad a quienes la practican, de ser protagonistas de su propia historia, en el tránsito hacia una mejor calidad de vida”.
El autor logra una sintética y abarcativa definición de lo que significa la actividad física en la vida de un individuo. Y hasta sus beneficios económicos. “La actividad física (entre todas las terapias elaboradas con el objetivo de preservar la salud del hombre) es la más natural, la más higiénica y por consiguiente la menos costosa. Presenta la ventaja de que puede ser aplicada en todos los estadios de la vida, a condición de que se adapte a las posibilidades y a los límites de cada uno. No solamente tiende a favorecer las capacidades motrices e intelectuales sino que también hace posible una mejor adaptación física afectiva de las personas que caminan por esta etapa de la vida, en cuanto a su entorno familiar y social. Colaborando, finalmente, en esa lucha por la decadencia corporal y algunas angustias que provoca la soledad”.