El ajo es un ingrediente muy presente en la dieta mediterránea y es además un alimento muy saludable. En la historia estuvo presente en la dieta de los griegos, de los egipcios y en los tiempos medievales. En la época medieval se usó para evadir la peste y para evitar que las heridas de guerra se infectasen ante la ausencia de antibióticos.
El ajo es originario de Asia y tradicionalmente ha sido usado como condimento. El hecho de que haya sido usado como tal indica que su aporte nutricional no es excesivamente alto si bien esto no le resta valor a este alimento. Su contenido calórico es de 114 kcal por cada 100 gramos de alimento. Pertenece a la misma familia de las cebollas, las liliáceas.
Está compuesto por agua, hidratos de carbono, fibra, grasas, proteínas, minerales ( cinc, fósforo, calcio y hierro) y algunas vitaminas como la C, B1 y A. Es tan pequeño como rico en nutrientes. Es un alimento que goza de una tradicional fama por sus propiedades saludables y curativas por los contenidos de antioxidantes que ofrece como la aliína.
Entre los beneficios terapéuticos que ofrece están ser un gran antiséptico, antibiótico y gran aliado contra las infecciones, ayuda a eliminar toxinas por su poder depurativo, disminuye el nivel de grasas en la sangre, es una gran ayuda contra el colesterol y para la protección del corazón y las arterias, es expectorante lo que lo hace muy útil para las infecciones respiratorias, ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre, es un buen paliativo de los efectos debilitantes de la vejez, ayuda a regular la función tiroidea, tiene propiedades anticancerígenas, ayuda en las infecciones estomacales y es muy eficaz contra las verrugas. Es un alimento tan pequeño como beneficioso para nuestra salud y es ideal contar con el siempre en nuestra dieta diaria.
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