¿Sabías que las personas con factores de riesgo cardiovascular (como diabetes, presión arterial alta o colesterol elevado) que realizan una rutina de ejercicios regularmente tienen una tasa de mortalidad menor que las personas sin factores de riesgo que no hacen ejercicio?
La actividad física es un factor de riesgo modificable de enfermedad del corazón, al igual que de otras enfermedades crónicas, como obesidad, diabetes, cáncer, hipertensión, artritis y depresión. Estudios longitudinales han demostrado una reducción entre el veinte y treinta y cinco por ciento del riesgo de muerte en hombres y mujeres que llevan una vida activa, lo cual los investigadores traducen como quemar mil calorías a la semana, por medio de actividad física. Por el contrario, se observó que las mujeres sedentarias que realizaban menos de una hora de actividad física por semana aumentaron su mortalidad en un cincuenta y dos por ciento y duplicaron su riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular.
Los autores concluyeron que las consecuencias del sedentarismo podrían asemejarse a las de fumar moderadamente, tener presión alta, colesterol elevado en sangre u obesidad.
Realizar ejercicio regularmente también es importante en personas que ya sufren de alguna alteración cardiovascular, pues podría ayudarles a revertir o detener el progreso de la enfermedad. Se ha encontrado que quemar aproximadamente mil seiscientas calorías a la semana a expensas de ejercicio físico podría detener la progresión de la enfermedad coronaria. Asimismo, el consumo de 2200 calorías semanales podría ayudar a reducir el tamaño de la placa de colesterol en pacientes con enfermedad cardiaca. Esto significa que la actividad física regular contribuye a la prevención secundaria de las patologías cardiacas y puede reducir el riesgo de muerte prematura tanto en hombres como en mujeres.
La forma en la que el ejercicio físico ayuda a la salud cardiovascular es:
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Disminuye la presión arterial.
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Aumenta el colesterol bueno (HDL) y disminuye el malo (LDL).
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Controla la glucosa en sangre por medio de una mejora en el uso de insulina por el cuerpo.
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Reduce el estrés.
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Controla el peso corporal.
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Ayuda a sentirse mejor con uno mismo.
Cualquier tipo de ejercicio es beneficioso para la salud; sin embargo, cuando se trata del corazón, es mejor elegir una actividad aeróbica en la cual se pongan en movimiento los brazos y las piernas. Por ejemplo: caminar, correr, nadar, montar bicicleta o bailar. La recomendación actual de actividad física para mejorar la salud cardiovascular es de treinta minutos todos los días de la semana a una intensidad moderada. Si deseas perder peso, es necesario aumentar el tiempo a sesenta minutos y para mantenerlo, a noventa minutos.
Siempre es necesario tomar en cuenta algunas precauciones mientras se realiza ejercicio. Por ejemplo:
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Para de ejercitarte si te sientes fatigado o corto de aliento. Acuéstate y levanta las piernas por un momento. Si no ves mejoría, consulta con tu médico.
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No hagas ejercicio si no te sientes bien o si tienes fiebre.
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Interrumpe la actividad física si desarrollas un latido cardiaco irregular o muy rápido. Descansa quince minutos y mide tu pulso. Si éste sigue arriba de 120 a 150 latidos por minuto, consulta al doctor.
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Nunca ignores el dolor en el pecho ni en alguna otra parte del cuerpo. Deja de ejercitarte de inmediato.
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Interrumpe tu programa de ejercicios si te sientes débil, mareado(a) o hinchado(a) por retención de líquidos.