La obesidad Infantil es una realidad en todo el mundo, sin embargo esta realidad puede cambiarse si se trabaja en la reeducación alimentaria del niño y su familia.
Todo el entorno debe colaborar para ayudar al niño a cambiar sus hábitos de vida: actividad física regular, menos sedentarismo, menos videojuegos y controlar la dieta, especialmente en la calidad y cantidad de alimentos que se consumen. Así evitará esta enfermedad que a la larga compromete su salud.
Es común que el niño obeso no realice ninguna actividad física que le permita quemar las calorías de más y éstas terminen acumulándose en su cuerpo. Además la dieta de un niño obeso suele estar cargada de alimentos con calorías vacías tales como chucherías, golosinas, dulces, bollería industrial, patatas fritas, pizzas, hamburguesas, nuggets, refrescos de cola, helados y demás alimentos grasientos y ricos en calorías.
Es indispensable que toda la familia del niño obeso ponga manos a la obra y le ayude a cambiar sus hábitos de vida, sobretodo acompañándolo y ayudándolo a comprender la importancia de esto para su salud. Debe motivarse al niño a hacer algún deporte, acompañarlo si es necesario en esta actividad y festejar sus logros.
En relación a la dieta, los cambios deben ser más estrictos y acompañados por todo el núcleo familiar para no caer en tentaciones. Se aconseja que la dieta sea más bajas en calorías y con alimentos que aporten nutrientes, como:
• Cambiar los dulces y postres por frutas, batidos con leche desnatada, galletas de arroz, mermeladas light, mantequillas bajas calorías, bizcochos o pasteles hechos en casa.
• Consumir más pescados y menos carnes rojas, de hacerlo, que sean carnes magras.
• Comer alimentos preparados al vapor, la plancha o salteados en poco aceite. Evitar los fritos, las salsas grasientas y los productos precocidos.
• Aumentar el consumo de vegetales, legumbres y hortalizas a diario, ya sean en ensaladas, caldos, guarniciones, tartas, crepes, salteados.
• Consumir cereales, arroces y pastas integrales. Hacer la masa de las pizzas en casa y agregar semillas como sésamo, girasol, trigo, avena.
• Consumir lácteos desnatados, como quesos, yogures, leche.
• Beber más agua y zumos de frutas, que refrescos light.
• Una vez a la semana, complacer un capricho del niño con alguna comida más rica en calorías como hamburguesas hechas en casa, patatas fritas caseras, pizzas caseras, un pastel o bizcocho, algún postre.
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