La dieta mediterránea no es un programa de adelgazamiento elaborado por un nutricionista, sino un menú basado en los hábitos alimenticios de las poblaciones que bordean el mar Mediterráneo. Aunque esta dieta permite bajar de peso, – si se consumen las cantidades adecuadas-, tiene el beneficio de mejorar el sistema cardiovascular, previniendo las enfermedades de este tipo e incluso el cáncer.
La dieta mediterránea no es baja en calorías, tampoco es estrictamente baja en grasas: los aceites y los pescados de mar poseen grasas sanas para el organismo, pero engordan como cualquier otro. Lo mismo sucede con los hidratos de carbono que están en la base de esos hábitos alimentarios.
La pirámide mediterránea es un recurso ideal para establecer una comparación con la pirámide alimentaria tradicional. En este triángulo están distribuidos los alimentos de la dieta mediterránea. Los que más deben comerse se ubican en la base y en la parte estrecha se encuentran los alimentos que se deben comer con menos frecuencia
En esta nueva pirámide los alimentos recomendados para consumo diario ocupan desde el primero hasta el cuarto escalón y se distribuyen de la siguiente manera: en la base están los cereales y sus derivados, y también los tubérculos, como la papa. El segundo escalón se divide en tres subgrupos: hortalizas, frutas, legumbres y frutas secas. En el tercer escalón se ubica el aceite de oliva y en el cuarto, el queso y el yogur.
Los productos de consumo semanal abarcan desde el quinto al octavo escalón. En el quinto está el pescado; en el sexto, la carne de pollo; en el séptimo, el huevo; y en el octavo, los dulces. Las carnes rojas aparecen en el último escalón de la pirámide porque se recomienda consumir poca carne al mes.
Tener a la vista la pirámide mediterránea te ayudará a realizar la mejor elección de alimentos. Así que si planeas seguir esta dieta, te sugerimos que la imprimas y la coloques en la puerta de tu refrigerador para tenerla siempre a la vista.
La pirámide mediterránea
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