La reforestación se puede orientar a:
Mejorar el desempeño de la cuenca hidrográfica.
Producción de madera para fines industriales.
Crear áreas de protección para el ganado, en sistemas de producción extensiva.
Crear barreras contra el viento para protección de cultivos.
Frenar el avance de las dunas de arena.
Proveer madera para uso como combustible doméstico.
Crear áreas recreativas.
Para la reforestación pueden utilizarse especies autóctonas (que es lo recomendable) o especies importadas, generalmente de crecimiento rápido.
Las plantaciones y la reforestación de las tierras deterioradas y los proyectos sociales de siembra de árboles producen resultados positivos, por los bienes que se producen y por los servicios ambientales que prestan. Si bien se puede decir que la reforestación en principio es una actividad benéfica, desde el punto de vista del medio ambiente, existe la posibilidad que también produzca impactos ambientales negativos.
Como derivados de la actividad de reforestación se pueden desarrollar actividades relacionadas con:
Producción de plantas (viveros).
Producción de madera, pulpa de celulosa, postes, fruta, fibras y combustibles.