Según un estudio realizado, los genes podrían influir en lo que nos gusta el azúcar, es decir, nuestros genes podrían estar determinando lo golosos que somos. El estudio en concreto se realizó con 324 pares de gemelos británicos, entre ellos, 149 pares de gemelos que compartían los mismos genes y 175 que sólo compartían la mitad.
Después de un tiempo en ayunas se les dio de beber agua con azúcar, se trataba sólo de sacarosa disuelta en agua. Cada gemelo evaluó después la bebida en una escala que iba desde “el peor sabor” hasta “el mejor sabor”. Los gemelos idénticos tenían más posibilidades de dar a la bebida la misma calificación.
Los genes explican en este estudio aproximadamente la mitad de la variación de personas que disfrutaron de la bebida, según los investigadores entre los que figuraba Kaisu Keskitalo, un estudiante graduado en la Universidad de Helsinki. Luego, las características individuales explican el resto de la variación.
Esto viene a decir que los genes no explican completamente por qué algunas personas son especialmente aficionadas al sabor dulce además lo que no está todavía claro es qué genes son los que están implicados. De cualquier forma los resultados de este estudio no parecen decir nada que pudiera marcar un antes y un después en el estudio de la obesidad sino que se presenta, de momento, como un dato más a tener en cuenta.
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