En periodos de estrés y aunque no nos demos cuenta, nuestro cuerpo consume más energía de lo habitual. Es necesario entonces ajustar la dieta para estos momentos de nerviosismo y tensión. En general estos periodos deben trabajarse desde todos los puntos, psíquicos y físicos pero en este caso vamos a centrarnos en el aspecto físico, en concreto en el de la alimentación.
En periodos de estrés y ansiedad nuestro cuerpo no sólo gasta energía sino que consume muchas vitaminas, minerales y oligoelementos. Es por eso que muchos tratamientos homeopáticos se centran en suplir estos últimos y los médicos suelen recomendar complejos vitamínicos, pero si podemos ingerirlos en vez de tomarlos en cápsulas, mucho mejor.
La regla es: que la comida sea ligera y que sea muy equilibrada. En estos momentos podemos “abusar” un poco de las frutas, las verduras, los cereales y las fibras. Todos estos componentes nos ayudarán a lidiar con muchos de los problemas que el estrés deja en nuestro cuerpo y en especial en el aparato digestivo.
Respecto a las comidas ligeras, debemos entender que cualquier comida rica en grasa o muy copiosa favorecerá el estado de tensión pues nuestro organismo se ve saturado para poder digerir aquello que le hemos dado. Lo mejor es realizar comidas ligeras y preferentemente más comidas en menor cantidad. Y muy importante, mucha agua, infusiones y zumos naturales.
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