El cuerpo soñado no se consigue con dietas interminables o restricciones que rayan en el autocastigo, sino en soltar la obsesion para comenzar a ocuparte de ti misma, de una manera constructiva y amorosa.
¿Cuántas horas del día ocupas en pensar en tu peso? 2, 5, 15 y hasta sueñas con ello. Todas las mujeres, en mayor o menos medida, nos obsesionamos con la figura, la talla y la apariencia. La oportunidad de vernos en el espejo nos invita a examinarnos con ojos más o menos criticos.
Esta conducta normal se complica cuando la preocupación por tu imagen corporal se vuelve excesiva y tu vida comienza a girar en torno a tener ese cuerpo perfecto. Un cuerpo que nunca vas a conseguir, porque jamas te sentiras conforme con tu anatomía, Sí leiste bien, la obsesión te impedirá aceptarte, vez tras vez.
Identifica tu obsesión.
Una persona que todo el tiempo esta pensando en bajar de peso, en comer saludablemente, en el nivel calórico de los alimentos, etc. que suele tener una autoestima baja, un elevado nivel de autoexigencia y una mayor dependencia a aferrarse a algo para sentirse bien, tiene los síntomas de una persona con tendencia a obsesionarse.
algunas otras señales son: comer a solas o a escondidas alimentos que no consumirias frente a otras personas o que con frecuencias te sientas fea en comparación a la demás gente.
No te preocupes mejor ocupate.
Una cosa es cuidarnos y preocuparnos por vernos lo mejor que podamos y otra muy distinta es ocupar cada segundo del dia en pensar qué comeremos o no, como lucimos, si ingerir un pedazo de bolillo nos va engordar, si la caminata nos va hacer quemar equis calorías o si somos un fallo de la naturaleza por haber cecido al impulso de comer un pastel.
¿Como solucionar esta conducta? Mientras más te obsesiones con tu peso, menos vas adelgazar. En cambio, si comienzas a disfrutar tu vida, tus actividades y tus relaciones sociales, olvidandote de contar calorías planear tus menús o pesarte todos los días, comenzarás a bajar de peso casi instantaneamente. Por supuesto, tendrás que cuidarte, pero no por un deber casi estoico, sino porque será un habito gozoso que te permitira vivir en plenitud y liberarte de esos kilos extra. Un peso que, más que en la piel, cargas en tu mente.