Que tu árbol Bonsai crezca de forma correcta y goce de una larga vida depende en gran medida de las atenciones que le prodigues. Además de las labores de trasplante, riego y abonado, debemos modelarlo con la poda y vigilar de cerca las plagas o enfermedades que puedan afectar a su salud.
Si los distintos pasos que tienes que llevar a cabo para que la poda de tu bonsái sea todo un éxito, o la tarea de distinguir y erradicar las plagas que lo invaden y las enfermedades que presenta, te parecen labores complicadas, presta atención a los consejos que te presentamos.
Una buena poda
Ya que ésta es la labor estética más importante que va a recibir tu bonsái, es necesario que sepas cómo reducir el tamaño de la copa por motivos ornamentales. Además, esta operación debe servir para fortalecer la planta y preservar su buen estado de salud.
Cada parte del árbol necesita un tratamiento específico: en las hojas efectuaremos el despunte y recorte; en las ramas, la poda básica y la poda estructural y en las raíces, la poda de raíces subterráneas y aéreas.
El despunte:
también llamado pinzado, consiste en cortar los brotes que aparecen nuevos en las ramas. Puede realizarse con unas pinzas e, incluso, con las manos. Su objetivo es darle forma y fuerza.
Recorte: se aplica cuando el bonsái ya tiene la forma deseada. Se conoce como poda de mantenimiento, ya que se trata de cortar las puntas que se salgan del diseño establecido. Al quitarle hojas, tendremos que proporcionar menos agua al pequeño árbol. Se recomienda realizar esta labor durante los meses de calor.
Poda básica: de esta manera, se crea la forma de la copa. Debemos tener muy clara la idea que queremos, así que aquí lo que entra en juego es el gusto del propietario del bonsái. Las ramas más estrechas las cortaremos con unas tijeras, para las medianas usaremos unas tenazas y una cera cicatrizante y las más gruesas las cortaremos con ayuda de una sierra y también aplicaremos crema.
Las raíces subterráneas las cortaremos en el momento del trasplante, dejando un tercio de su totalidad. De las aéreas, que sólo se muestran en las especies tropicales, extirparemos un tercio.
Plagas y enfermedades
Los bonsáis, como todas las plantas, son susceptibles de contraer determinadas afecciones o ser atacados por insectos y otros organismos. A continuación, os mostramos un breve resumen de los síntomas y formas de paliar las más comunes.
Araña roja/Araña amarilla: se manifiestan de manera muy similar porque perforan las hojas y chupan la savia. Se pueden ver en el envés una fina telaraña. Con las altas temperaturas y el ambiente seco se multiplica. Para eliminarlas deberemos pulverizar las hojas con insecticidas durante, aproximadamente, un mes.
Cochinilla: pone unos 400 huevos de los que surgen larvas que invaden los árboles, absorbiendo sus jugos. Cada año hay, más o menos, 3 ó 4 generaciones de cochinillas. Se recomienda aplicar insecticidas o alcohol en las zonas tomadas o rociarlas con un insecticida diluido en agua.
Lombriz de tierra: su principal síntoma es que las hojas comienzan a amarillear. Normalmente, estos animales producen una labor beneficiosa en los árboles, ya que al hacer agujeros en su paso por la tierra, la airean. Pero en el caso de los bonsáis no ocurre lo mismo, la aireación es excesiva y provoca que las raíces se hinchen. Las combatiremos con insecticidas e intentando que nuestro árbol en miniatura no presente humedad.
El amarilleo de las hojas puede propiciar su caída. Se elimina aplicando fungicidas, mientras que el manchado, que torna las hojas de manchas grises, requiere que, además de la utilización de estos productos, sea necesario cortar las afectadas.
Si notamos que la copa del bonsái está volviéndose más frágil y que sus hojas comienzan a amarillear, es porque las raíces se han podrido. Para solucionarlo, tendremos que trasplantar el árbol y emplear un fungicida