¿Qué problemas alimentarios pueden aparecen en la infancia?

¿Qué problemas alimentarios pueden aparecen en la infancia?

Resulta muy habitual los problemas para comer en la infancia. Hay casos en los que los niños que comen excesivamente lentos, entreteniéndose con cualquier cosa, niños que se resisten a aprender los hábitos de conducta apropiados para su edad y tienen que comer rodeados de juguetes o con muchos entretenimientos ya que si no, dejan de comen. También puede darse el caso de niños que se levantan continuamente de la mesa o simplemente se niegan a comer. Todos estos problemas hacen que en numerosas ocasiones los padres se desesperen y que las horas de las comidas se conviertan en una lucha constante. Prueban distintas soluciones, y sin embargo, en muchas ocasiones los resultados no son los esperables.

Dentro de los problemas más frecuentes encontramos la negación a tomar alimentos sólidos por parte del niño, éste solo accede a ingerir alimentos líquidos, pasados o semipesados, negándose a tomar aquellos de constitución sólida. Aunque es posible que el peso del niño evolucione de una forma normal, aún manteniendo las comidas trituradas, prolongar durante mucho tiempo este tipo de alimentación puede causar anormalidades y problemas. El momento de aparición suele ser el paso de las comidas propias de bebes a comidas propias de un niño de mayor edad, donde ya hace falta el esfuerzo de masticar. Es en estos momentos en los que el niño se niega a ceder y prefiere que se lo den todo triturado. También es habitual que coincida con el inicio de que le salen los dientes.

Otros problemas habituales son la falta de apetito o emplear un tiempo excesivo en la comida.En muchas ocasiones es frecuente que los niños tarden más tiempo en comer que los adultos, pero a veces ese tiempo es realmente excesivo, va a depender de la edad y de la comida. Los motivos de esa lentitud excesiva a la hora de comer pueden ser: rechazo a ingerir el alimento que se le ha preparado, negación de pasar de la comida triturada a la comida sólida, rechazo a comerse toda la comida del plato, excesivos distractores (televisión, juguetes, hermanos mayores, algún juego, etc.) y se niegan a comer sin la presencia de todos ellos.

Todos estos son problemas alimentarios menores en la infancia, que en muchas ocasiones con una serie de pautas de modificación de conducta por parte de un profesional se reconduce. Sin embargo, en ocasiones se requiere de una intervención terapéutica puesto que en muchos casos estos problemas se pueden agravar con el tiempo y desarrollar hábitos alimentarios inadecuados.

Por otro lado, existen otros problemas en la infancia relacionados con la comida como por ejemplo, la pica. Un problema cuya característica esencial es una ingestión persistente de sustancias no nutritivas, la sustancia típica tiende a variar con la edad. Los niños pequeños suelen comer pintura, yeso, cuerdas, cabellos o ropa. Los niños de más edad pueden comer excrementos de animales, arena, insectos, u hojas. ¿Cuándo hablamos de un trastorno derumiación ? La característica esencial es la regurgitación y nueva masticación repetidas del alimento que acaba de comer el niño. Hacen su aparición en la boca alimentos parcialmente digeridos sin que se asocien a náuseas, arcadas. Entonces el alimento es arrojado nuevamente a la boca, masticado y vuelto a deglutir. Este problema es poco frecuente pero se da más en los niños que en las niñas. La edad de inicio de este problema es de 3 a 12 meses. Generalmente, el problema suele remitir, sin embargo, en algunos casos el problema se agrava.

Dieta rica en calcio en la infancia podría reducir mortalidad

Una dieta rica en calcio y productos lácteos en la infancia podría reducir el riesgo de mortalidad en la edad adulta, según concluye un estudio publicado por la revista British Medical Journal.

 

Las universidades de Bristol (Inglaterra) y Brisbane (Australia) hicieron un seguimiento, durante 65 años, de un estudio realizado en Reino Unido en los años de 1930 sobre hábitos alimenticios.

 

Observaron, entre otras cosas, que la presencia de calcio y lácteos en la dieta influía en cuánto vivía la gente y que las personas que habían consumido esos productos desde pequeñas tendían a vivir más.

 

En la actualidad continúa el debate sobre el efecto de los lácteos, como la leche entera, la mantequilla o el queso en la dieta, ya que se considera que, en la edad adulta, pueden contribuir a las enfermedades cardíacas por su alto contenido de grasas saturadas y colesterol.

 

La comunidad médica se plantea, incluso, los efectos a largo plazo de dar leche a los niños en las escuelas.

 

Los científicos británicos y australianos analizaron la información recogida entre 1937 y 1939 por el estudio “Carnegie sobre dieta y salud en Reino Unido de preguerra”, en el que se examinó a niños de mil 343 familias inglesas y escocesas con base en inventarios semanales de la despensa del hogar.

Los autores del presente estudio lograron establecer qué les había sucedido a 4 mil 374 de estos niños entre 1948 y 2005.

 

En 2005, mil 468 (34%) habían muerto, 378 de ellos por enfermedades coronarias y 121 de embolias.

 

Los expertos se centraron, entonces, en dos desenlaces concretos -muertes por embolia y dolencias cardiovasculares-, y analizaron la conexión entre el consumo total de lácteos y la mortalidad, y entre grupos concretos de lácteos y mortalidad.

 

Constataron, entre otras cosas, que no había pruebas evidentes de que el consumo de lácteos estuviera asociado con muertes de ninguno de los dos tipos.

 

Sin embargo, la ingestión de calcio en la infancia estaba inversamente relacionada con una mortalidad por embolia, aunque no por dolencias cardíacas.

 

Los niños que estaban en el grupo con mayor consumo de calcio y productos lácteos tenían menos índice de mortalidad que sus compañeros.

 

“Los niños cuya dieta familiar en los años de 1930 era alta en calcio tenían menos riesgo de muerte por embolia”, señalan los investigadores.

 

“Además –indican–, las dietas infantiles ricas en calcio o lácteos se asociaron con un menor índice de mortalidad por cualquier causa en la edad adulta”.

 

Los autores del estudio, que será publicado también por la revista Heart, señalan que hacen falta otros estudios de población para corroborar estos resultados, ya que hay factores, como los socioeconómicos, que podrían explicar las diferencias.

 

La dieta de la infancia influye en el posterior desarrollo escolar

Una dieta inadecuada en los primeros años de la infancia tiene efectos en el posterior desarrollo escolar de los niños, según indica un estudio publicado en el Reino Unido.

 

La investigación, realizada por expertos de las universidades inglesas de Londres y Bristol, señala que los pequeños que a los 3 años consumieron mucha comida basura -como alimentos muy procesados o con alto contenido de sal y azúcar- progresaban menos en el colegio.

 

Los expertos hallaron que, en comparación con otros niños, los que tomaron más cantidad de comida basura a esa edad tenían un 10 por ciento menos de probabilidades de alcanzar los niveles de desarrollo esperados entre los 6 y los 10 años.

 

También comprobaron que el régimen alimenticio en años posteriores no tenía tanta incidencia en el desempeño en la escuela.

 

El trabajo presentado se basó en los datos recabados por un famoso estudio de la Universidad de Bristol llamado “Niños de los 902, que sigue el desarrollo de 14.000 niños desde su nacimiento en 1991 y 1992.

 

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores tuvieron en cuenta otros factores que pueden afectar al desarrollo escolar infantil, como unos bajos ingresos de los padres o malas condiciones de vivienda.

 

Según la experta en nutrición Pauline Emmett, de la universidad de Bristol, el estudio “muestra una sólida asociación” entre hábitos alimenticios en los primeros años y el posterior desarrollo escolar, e indica que “las pautas de las primeras comidas tienen efectos duraderos, al margen de cambios posteriores en la dieta.

 

“Es muy importante que los niños tengan una dieta equilibrada desde la primera infancia si quieren sacar el máximo provecho de la educación”, subrayó Emmett.

Nutrición efectiva en la infancia

El doctor Ricardo Rueda, director asociado de Investigación y Desarrollo de la División Nutricional de Abbott, señala que una adecuada selección de la fórmula infantil es esencial, sobre todo para evitar aquellas que utilizan aceite de oleína de palma en su composición. El consumo de ésta es inconveniente en muchos casos, puesto que cuando el intestino la procesa se forman sales insolubles que le impiden al infante absorber grasas, energía y calcio de manera adecuada. Además estas fórmulas pueden causar estreñimiento cuando se consumen en alta proporción.

 

“A nivel intestinal, cuando se forman estas sales, se producen heces más duras. Este proceso provoca el estreñimiento, el cual se relaciona con la tolerabilidad o intolerabilidad de los alimentos, durante los tres primeros años de vida, que son clave para el desarrollo de los niños”, agrega el especialista.

 

Los padres deben leer las etiquetas de los productos y elegir aquellas fórmulas infantiles que contengan vitaminas y minerales que ayuden a fortalecer el sistema inmunológico y contribuyan a formar huesos y dientes fuertes.