De seguro recuerdas la primera vez que intentaste sentar a tu hijito o hijita a la mesa del comedor. Bastaba con voltear la cabeza para que el arroz cayera al suelo, los vegetales saltaran como por arte de magia al plato de la hermanita y hasta los pequeños pedacitos de carne que con tanto esmero le cortaste acabaran, quién sabe cómo, aplastados en tu elegante y fina alfombra.
Y, si esto no fuera suficiente, lo que comenzó como un chiste del primer día acabó por mortificarte por semanas hasta que el lindo angelito terminó por aprender que cada componente servido en un plato de comida tiene la boca como único destino y los cubiertos como método para llevarlos a ese destino final.
Pero la educación en la mesa no debe de finalizar aquí. Al igual que te esmeraste en que tu hijo aprendiera a comer solito, ahora tienes que esmerarte más para enseñarle la importancia de la buena alimentación, ya que ésta determinará su salud y su peso en el futuro.
“Los padres juegan un papel muy importante en la educación nutricional de sus hijos y esta educación ocurre sin lugar a dudas durante las comidas que comparte la familia”.
Comienza en la propia mesa
Si tu hijo ve que todos los días comes a horas irregulares, que te sientas frente a la televisión a engullir cantidades exorbitantes de bocadillos y consumes gaseosas, dulces y frituras en abundancia, el patrón que aprenderá no lo ayudará para su salud actual y futura.
“Si el niño ve que el exceso es parte de la normalidad, va sentando las bases para ser gordo desde pequeño y va adquiriendo hábitos alimentarios para ser gordo en la adolescencia y la adultez, con todos los riesgos para la salud que implica esto. Por eso es que los padres deben brindarle una importancia enorme a lo que se come en la mesa familiar, por la trascendencia que tiene”.
¿Qué les sirvo a mis hijos?
Al igual que los demás miembros de la familia, los niños deben sentarse juntos y compartir la misma comida familiar, porque si la comida es buena para ti, lo es también para tus hijos, y viceversa.
“Uno de los aspectos más relevantes de la mesa familiar es que los padres incluyan todo tipo de alimentos en cantidades adecuadas, para transmitirles hábitos de alimentación saludables”
Tanto niños como adultos deben gozar de la variedad en sus comidas para adquirir todos los nutrientes que necesitan. Pero la palabra clave es moderación: moderación con las porciones servidas, moderación con los ingredientes que se le añaden a los alimentos para prepararlos y moderación con la frecuencia en que se comen.
Hábitos para toda una vida
“Para cumplir correctamente con el proceso de alimentación en la mesa, los niños deben tomarse su tiempo para comer, sentados en una postura correcta y en un ambiente tranquilo. Además, hay que instruirles a poner el cubierto en la mesa entre bocado y bocado”
Otro de los buenos hábitos que los niños aprenden en la mesa del comedor es el masticar de manera correcta. Al masticar se inicia la digestión de todo lo que comemos, pues se trituran en pequeñas porciones los alimentos para luego mezclarse con la saliva y llegar de forma apropiada al sistema digestivo. Por eso, los padres deben ser ejemplos y promotores para que los niños aprendan a masticar bien la comida.
“Si una familia comparte una alimentación balanceada y saludable, lo más probable es que el niño incorpore este concepto y más tarde lo ponga en práctica en su vida diaria, ya que la mesa familiar es la base que formará a los niños y el modelo que seguirán para su alimentación futura”.