Menús contra la obesidad infantil

El 17% de los menores sevillanos son obesos y más de un 32% tienen kilos de más. Estas cifras desvelan que los pequeños en Sevilla se encuentran entre los niños españoles que presentan un mayor índice de obesidad.

 

Para evitar que este problema de salud continúe aumentando -en la última década la obesidad infantil se ha triplicado en España- el 90% de los colegios con servicio de comedor (236 en Sevilla y la provincia) han incorporado nuevos menús, que eliminan los platos precocinados y aportan más verduras.

 

Los nuevos menús escolares tienen más verduras y menos grasas. Son 8.000 los niños que cada día comen en los colegios (26.000 en la provincia) y la mayoría (el 90% de los centros docentes de la ciudad) han cambiado la dieta para prevenir la obesidad y los riesgos de enfermedades vinculadas con el sobrepeso.

 

«En un estudio realizado en 2005 se detectó que el 86% de los niños sevillanos tienen una dieta inadecuada», explicó ayer Teresa Florido, delegada municipal de Salud y Consumo. Tras analizar los distintos menús en los comedores escolares, expertos en nutrición e infancia comprobaron que los platos se servían a los alumnos con un exceso en grasas y azúcares.

 

Las nuevas dietas en los centros docentes, además de prevenir la obesidad y las enfermedades que puede originar el sobrepeso en la edad adulta (hipertensión, enfermedades cardiovasculares, determinados tipos de cáncer y diabetes, entre otras) «tienen el objetivo de crear hábitos saludables en los niños», añadió Florido.

 

Los nuevos requisitos a las empresas de catering son: las cantidades de las raciones se tienen que ajustar a la edad del niño, la carne debe ser magra, el pescado debe servirse dos veces a la semana, los precocinados quedan excluidos, las verduras formarán parte del menú diario (50% en ensaladas y 50% cocinada) y la fruta se ofrecerá un mínimo de cuatro veces a la semana.

 

Se espera que a finales del actual curso escolar, el 100% de los centros docentes de la ciudad incorporen los nuevos menús. Para velar por el cumplimiento de estos requisitos saludables, se intensificará la actividad inspectora de Salud y Consumo.

 

Niños con dietas saludables rinden hasta 69% más en la escuela

Un estudio canadiense revela mejores resultados en pruebas de lectura y escritura, al tiempo que concluye que se debe invertir en alimentación escolar de calidad.

 

El desayuno fue la primera evidencia que relacionó una dieta saludable en los niños con un mejor rendimiento escolar. Esto porque quienes consumen a diario la primera comida del día -incluyendo leche, fruta y cereales- responden mejor a las exigencias académicas.

 

Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of School Health de abril, revela que los menores que comen mejor a lo largo del día, rinden más en la escuela que quienes tienen dietas menos saludables. En el caso de los menores que se alimentaron mejor, tuvieron un rendimiento 69% superior en los tests de lectura y escritura que aquellos con una dieta inadecuada.

 

Los investigadores -dirigidos por el doctor Paul J. Veugelers, de la Universidad de Alberta (Canadá)- encuestaron a casi 5.000 estudiantes de quinto grado y a sus padres, como parte de un estudio conocido como Estilo de Vida Infantil y Rendimiento Escolar.

 

Se halló que los nutrientes menos saludables incluían grasas saturadas y sal, mientras que los más beneficiosos incluían frutas, vegetales, granos, fibra, proteínas, calcio y consumo moderado de grasa.

 

Implicaciones futuras
 
Los expertos consideran que una alimentación adecuada y variada durante el día provee la glucosa, es decir, la energía necesaria para que exista una buena actividad cerebral. Al mismo tiempo, nutrientes como ciertas vitaminas y minerales que se encuentran en las frutas y las verduras mejoran la disponibilidad de la acetilcolina, un neurotransmisor que se requiere para los procesos de memorización.
 
Para el doctor Veugelers, además, hay que destacar que «el rendimiento académico influye en los futuros logros y los ingresos que se tendrán cuando adulto, lo que a su vez influye en la salud y la calidad de vida». Según este especialista, quienes se educan mejor y tienen mayores ingresos también tienen una mejor comprensión de los mensajes nutricionales y más acceso a los alimentos más saludables.
 
Lo anterior se corrobora en el estudio actual, en el que se observa que la educación y el nivel de ingresos de los padres influyen también en el rendimiento académico del estudiante. «Los hijos de familias más acomodadas es más probable que coman en forma adecuada, lo que les permite tener un desarrollo normal y que tengan menos riesgo de ser obesos», concluyen los autores del estudio. Algo relevante ya que los kilos de más también se asocian a un menor rendimiento escolar.
 
Para los autores del trabajo, una conclusión de este estudio es que los gobiernos «deben invertir lo necesario para implementar programas amplios de nutrición escolar efectiva».

 

Cantidades y contenidos en los alimentos para niños de seis meses

Cuando hablamos de la cantidad de alimentos que debe recibir un niño a partir de los seis meses de edad, lo primero que hay que ver es la porción de papilla que el niño pueda comer.

Si se ve que un niño de más de seis meses no ha ganado peso hay que preguntar a la persona que lo alimenta qué es lo que le da de comer y cuánto de esto come el niño. Es probable que se les de sopitas que no son recomendables porque no sólo no ganará peso sino que no crecerá y no tendrá la inteligencia deseada señaló la especialista Graciela Respicio, nutricionista del Instituto Nacional de Salud.

Cuando se le empieza a dar de comer al niño puede ser dos veces al día, una papilla al mediodía y una en la tarde y cuando esté más grandecito se puede añadir otra papilla a las seis de la tarde. Inicialmente podrá comer quizá tres cucharadas de papillas.

Lo importante a la hora de darle de comer al niño es que todo esté muy limpio. Es recomendable darle una variedad de alimentos al niño, alternándolos para que empiece a desarrollar el gusto y conforme vaya creciendo habrá que incrementar la cantidad de alimento.

Es muy importante que haya una interrelación entre el niño y la persona que le da de comer. El indicador para saber si lo que se da al niño está bien tendrá que ver con la talla y peso que vaya ganando. No se le forzar al niño a comer y hay que tener mucha paciencia y siempre hay que conversarle al niño mientras come. Es mejor que no esté encendidos ni la radio ni la televisión.