Nunca es tarde

Las investigaciones en este campo coinciden en que el secreto de una vejez sana y feliz está en mantenerse activo y que, a su vez, esto es favorecido enormemente cuando la persona ha practicado ejercicios de manera disciplinada desde joven.

No es verdad

Esta afirmación descarta la creencia popular de que la vejez es una etapa de la vida que se caracteriza inevitablemente por la imposibilidad de hacer casi de todo. Ahora existe una nueva verdad, ya demostrada en los países desarrollados: la vejez es una bella época de la vida que debe permitirnos disfrutar de la experiencia adquirida con el paso de los años, del cariño de los nietos y de la posibilidad de hacer, sin ningún apuro, casi todo lo que es necesario hacer para ser felices.

Hoy sabemos que las limitaciones que se asociaban a la vejez no eran producto del inexorable transcurrir del tiempo, sino del impacto de las enfermedades sufridas en las etapas precedentes del ciclo vital. Actualmente, reconocemos que el ejercicio juega un papel muy importante en la prevención de estas enfermedades.

Por eso, es necesario promover un programa de actividad física disciplinada a los esquemas de vida de los niños y los jóvenes desde etapas muy tempranas y hacer todo los esfuerzos posibles para convencer a los demás de que nunca es tarde para comenzar. Siempre podremos beneficiarnos de la acción favorable del trabajo muscular sobre cada uno de nuestros órganos y sistemas.

Encuentra la juventud

Son muchos los trabajos científicos que han permitido concluir, sin lugar a dudas, que las funciones orgánicas, en vez de decaer, pueden mejorar en los llamados “años dorados”. En diversas instituciones de investigación se ha sometido a personas de más de sesenta años a programas especiales de levantamiento de pesas, lográndose una recuperación y mantenimiento de la masa muscular con una eficiencia mayor que en grupos más jóvenes de la población. En muchos casos, se ha logrado que personas de hasta noventa años logren abandonar sus bastones y sillas de rueda a través de la actividad física, rescatando así la calidad de vida que habían perdido.

La elasticidad de los tejidos del sistema muscular y articular, que es fundamental para la realización de movimientos, la fortaleza y la capacidad aeróbica, que constituyen la base del bienestar físico, sólo se logran con un buen programa de ejercicios. Este bienestar será mayor mientras más temprano comencemos la preparación de nuestros músculos, articulaciones, corazón y pulmones, para que puedan ayudarnos a vivir activos por un número mayor de años.

Por supuesto que, mientras más años de inactividad ha pasado una persona, más cuidado debe tener en la selección de un programa de ejercicios; sin olvidar que es indispensable una buena evaluación médica previa.

Dieta Montignac adaptada a niños desata de nuevo polémica

En la víspera del Día Nacional de la Nutrición -que se celebra el 28 de mayo- Michel Montignac ha vuelto a hacer saltar la polémica. La dieta que lleva su nombre, basada principalmente en la medición de los índices glucémicos de los alimentos, no es bien recogida por buena parte de la comunidad científica. Sin embargo, sus libros se venden en todo el mundo. En su visita a España ha presentado un nuevo título con el que pretende “Prevenir y combatir la obesidad en el niño”.

 

“En el último siglo, la prevalencia de la obesidad ha aumentado un 600%, en España o Francia, y hasta un 1.200% en el caso de EE.UU. Esto es de especial importancia en los niños”, ha declarado el doctor Montignac, durante una conferencia en la Asociación de la Prensa de Madrid.

 

Para prevenir y tratar la obesidad infantil, al igual que en la edad adulta, este experto predica los beneficios de una dieta que creó hace ya dos décadas y con la que presume de haber perdido 21 kilos. Su tesis se basa en dos conceptos: “el factor energético no es determinante en el peso” y “lo importante es el aspecto cualitativo, en detrimento de lo cuantitativo o, lo que es lo mismo, el tipo de comida”.

 

 

Una dieta adaptada a los niños

En el caso específico de los niños, protagonistas de su nuevo libro, Montignac cree que el exceso de peso no es consecuencia directa de la cantidad de calorías ni del sedentarismo. “Cuando vivía en EE.UU. veía a muchos niños obesos que se pasaban todo el día jugando al fútbol o al baloncesto en el parque”, apunta.

 

En su obra se dirige a los profesionales de la salud pero también a los padres. Así destaca, por ejemplo, que consumir glúcidos con un IG muy alto durante el embarazo predispone al niño a padecer obesidad. Y lo mismo ocurre con la lactancia artificial. “Las proteínas están tres veces más presentes en la leche de vaca que en la leche materna”, sostiene.

 

Este pensador francés opina que la leche es completamente innecesaria fuera del periodo de lactancia. Esta creencia, en países como España, donde este producto está muy presente, provoca mucho revuelo. “Tengo cinco hijos, perfectamente sanos y nunca han bebido leche que no fuera materna. No hay más que pensar en las mujeres japonesas que, a pesar de no tomarla, presentan unos niveles muy bajos de osteoporosis, frente a lo que sucede en Finlandia donde se consume mucha leche y, sin embargo, la citada enfermedad está muy presente”.

 

A la hora de definir la dieta infantil, Montignac recalca una serie de factores: “La diversificación de la alimentación se hace de manera muy precoz, se inicia a los cuatro meses en lugar de a los seis; se consumen demasiadas proteínas, entre dos o tres veces más de lo necesario, que provocan hiperinsulinsimo; y se toman muchos alimentos industriales, que contienen un alto índice glucémico”.

 

 

Productos industriales

Mantiene una postura especialmente dura contra productos procesados muy presentes en la alimentación infantil actual. Es el caso de los potitos o los cereales para el desayuno, por ejemplo, que presentan un alto IG. Tampoco se muestra favorable a todo tipo de pasta, uno de los platos favoritos de los niños de ahora, pero sí a los espaguetis cocinados “al dente”.

 

“El calor al que se someten en su proceso de fabricación genera una película de trigo duro que impide que el almidón se convierta en gel y, por tanto, evita que el índice glucémico sea elevado. Luego, es importante no cocerlos demasiado para no romper esa película. Y si se dejan reposar un día el IG disminuirá cinco puntos más”, asegura.

 

En este sentido, la doctora Aguilar remarca que “en la etapa infantil lo primordial, más que una dieta, es enseñar unos hábitos correctos”. De esta opinión es Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, quien añade, además, “que lo que interesa no es tanto que adelgacen como que no sigan ganando peso, de forma que cuando crezcan su cuerpo se vaya adaptando”.

 

Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, sostiene que en caso de seguir la dieta Montignac siempre debe ser supervisada por un especialista. Él debe asegurarse, entre otros aspectos, de que se cubre la cantidad diaria recomendada de frutas y verduras y de lácteos (cinco y tres raciones, respectivamente).

 

Montignac mantiene que su método está más que demostrado, “frente al fracaso de las dietas tradicionales”. Además de su propio caso, explica, son varias las evidencias y las investigaciones que lo sostienen. Entre ellas, apunta, un pequeño estudio publicado en 2001 por el “British Journal of Nutrition”, que compara esta dieta con la propuesta por la Asociación Americana de Cardiología (AHA).