Receta de dulces de gelatina para niños

Si bien existen varios factores que pueden influir para que un niño tenga sobrepeso, uno de los más importantes es la gran oferta de alimentos “chatarras” a los que se encuentran expuestos. Por ello, es necesario implementar trucos para preparar alimentos que les gusten, como dulces o chucherías pero bajas calorías. Una forma de hacerlo es a través de la gelatina.
La gelatina es un alimento con pocas calorías, constituido principalmente por proteínas, casi no contiene hidratos de carbono y tiene 0% de grasas.
Con la gelatina puedes preparar infinidad de comidas, dentro de las cuales se pueden mencionar postres, patés y hasta chucherías. Si leíste bien dulces, ideales para niños con sobrepeso.
¿Cómo preparar chucherías de gelatina bajas calorías?

  • Muy fácil, incluso puedes invitar a tus niños a que te ayuden a prepararlas.
  • Calorías por el total de la preparación: 13.20
  • Dificultad: Fácil.
  • Tiempo de preparación: 1 hora.

Receta de dulces de gelatina para niños con sobrepeso

  • Ingredientes
    • 85 grs de gelatina dietética del sabor que prefieras.
    • 25 grs de gelatina dietética sin sabor.
    • Moldes de acetato (se utilizan para hacer chocolate o huevos de pascua).
  • Preparación
    • Preparar ambas gelatinas en un mismo recipiente.
    • Rellenar los moldes de a uno.
    • Llevar al refrigerador hasta que estén firmes.
    • Si lo deseas una vez desmoldados puedes espolvorearlos con edulcorante en polvo.

Las chucherías de gelatina bajas calorías son una alternativa dulce diferente para niños y no tan niños, que tengan sobrepeso.

Comer sano desde el útero

Una dieta inadecuada durante el embarazo puede limitar el desarrollo intelectual del bebé y aumenta las posibilidades de que sufra obesidad y enfermedades cardiovasculares de adulto.
Aunque recetar dieta y ejercicio a los niños es una buena medida para evitar que, en el futuro, sean adultos obesos y, en consecuencia, enfermos, es posible actuar antes. Por ejemplo, alimentando a los bebés con leche materna en vez de leche de fórmula, e incluso antes: durante el embarazo.
La doctora Cristina Campoy, pediatra y profesora de la Universidad de Granada, asegura que una dieta adecuada de la madre gestante favorece el desarrollo intelectual del bebé y reduce sus posibilidades de padecer, en la edad adulta, enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Campoy destaca que los casos más llamativos de esa “programación” son los del ácido fólico -abundante en el brócoli y las verduras de hoja verde- y los ácidos grasos omega 3 -que se encuentra en el pescado azul-. Desde hace años se recomienda a las mujeres que prevean quedarse embarazadas tomar suplementos de ácido fólico al menos tres meses antes de la concepción para prevenir defectos congénitos en la columna vertebral del feto, como la espina bífida. Sin embargo, recuerda la pediatra, este tratamiento preventivo -que sólo una minoría de las madres sigue correctamente- también reduce de forma importante las posibilidades de que el niño sufra en la edad adulta enfermedades cardiovasculares.
Potencial intelectual
En cuanto a los omega 3 -y especialmente el ácido docosahexaenoico o DHA-, tienen una gran capacidad antiinflamatoria y previenen la aparición de alergias, asma y obesidad. Además, investigaciones recientes sugieren que el consumo de grasas omega 3 no sólo influye en la salud física del futuro adulto, sino también en su desarrollo cognitivo e incluso en su conducta. Según Campoy, el DHA contribuye a que los individuos alcancen todo el potencial intelectual para el que estaban genéticamente “diseñados”.
Cuidado con el peso
A causa de la “programación inadecuada” de sus sistemas metabólicos dentro del útero, algunos niños tienen un alto riesgo de desarrollar, durante la infancia, la adolescencia y en la vida adulta, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, alergias, enfermedades crónicas de tipo inflamatorio y deficiencias en el desarrollo cognitivo y de la conducta, entre otro problemas. Por esta razón “Es conveniente aconsejar a las futuras mamás que lleguen con un peso adecuado a la gestación y, en el caso de que no lo logren o en el caso de las madres diabéticas, el control dietético y del peso durante el embarazo debe ser máximo y realizado por especialistas, para evitar los efectos negativos sobre el desarrollo del nuevo ser”, subraya la profesora Campoy.
Por otro lado, un consumo excesivo de proteínas durante los primeros meses de vida favorece la obesidad infantil y adulta.
Malos hábitos
Es frecuente que las gestantes que consumen drogas, alcohol o tabaco den a luz bebés de bajo peso. Los niños que han sufrido una deprivación nutricional en el útero materno tienen tendencia a ganar peso con gran rapidez al nacer si son alimentados con las fórmulas infantiles convencionales: el aporte de nutrientes adecuado para los recién nacidos de peso normal supone para ellos una “sobrealimentación”, lo que les hace ganar kilos de una forma excesivamente rápida. Este fenómeno, conocido como “catch-up”, programa su organismo de forma inadecuada y, en consecuencia, el riesgo de padecer en el futuro obesidad y problemas cardiovasculares en estos niños es más alto, señala la pediatra.