¿Realmente sabes lo que comes?

Un estudio avanza en las pautas para reforzar las razones por las cuales comer debe ser un acto meditado y consciente.Comer implica tomar decisiones: qué, cuánto y cómo comer. También podría añadirse cuándo y dónde. Las respuestas hay que encontrarlas.

Laalimentacióncorrecta implica comer mientras cada uno se ve y se reconoce y juzgar esa visión y ese reconocimiento.

Hay que pensar qué se come

Unaalimentaciónconsciente colma el apetito con menos cantidad de comida.

Se come sin necesidad de reflexionar sobre cómo acercarse la comida a la boca, pero hay que pensar en qué se come. Alimentarse es un acto cotidiano, pero no debe ser un acto inconsciente.

Las prisas, que se alientan de modo erróneo desde pequeños (“come rápido”), no son buenas compañeras, incluso si solo se come un sandwich para el almuerzo.

Elegir qué comer para satisfacer a los comensales

La consciencia debe regir todos los pasos: desde la elección de qué comer hasta cuándo dejar de hacerlo porque ya se ha ingerido suficiente.

Partimos de la necesidad de un término muy actual, como es “desaprender”: quitar el mal hábito de “tomar cualquier cosa y de cualquier manera”.

Lo ideal sería apuntar al aprendizaje que se logra tras sintonizar la acción de comer con el conocimiento de lo que se come. El tiempo destinado a comer se aprovecharía más para alimentarse y no se permitía que algo ajeno alterara el momento.

Una alimentación consciente colma el apetito con menos cantidad de comida.

Medir las cantidades: Comer rápido significa comer más y elegir peor.

La alimentación consciente se ha manifestado como una barrera contra la sobrealimentación. Disfrutar del olor, el sabor, el color, la textura y la forma, en definitiva, disfrutar con los cinco sentidos de la comida conduce a no querer correr.

En el proceso de alimentarse, de disfrutar con una hamburguesa y poner todo el interés en lo que se hace, se llega a escuchar al organismo cuando avisa que ya se ingirió suficiente. Esta victoria en la lucha contra la obesidad y la mala alimentación llega porque se reconoce que comer rápido significa comer más y elegir peor. Dicho de otra manera: la consciencia no implica destinar más rato a la comida, sino destinar todo el tiempo de la comida a comer, lo que incluye elegir cuándo terminar de comer.

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