Bebés que comen pescado tienen menor riesgo de padecer eccema

De acuerdo a un estudio sueco que forma parte de una investigación que analiza la salud de 17.000 bebés a largo plazo, alimentar a los bebés con una porción de pescado antes de los nueve meses de vida podría reducir el riesgo de desarrollar eccema.

 

El equipo de Bernt Alm, pediatra de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, señaló en el British Medical Journal, que la introducción de pescado de cualquier tipo en la dieta, disminuye un 2% el riesgo infantil de padecer la condición cutánea, en comparación con los niños que nunca lo consumieron.

 

El principal hallazgo de la investigación, fue que la introducción temprana de pescado era beneficiosa. El autor del estudio dijo que no hubo relación con la cantidad o el tipo de pescado, por lo que se cree que es más una cuestión del momento en que se introduce este alimento.

 

El eccema es una condición crónica que afecta entre el 10 % al 15% de los niños, puede causar picor, enrojecimiento, sequedad y rupturas en la piel. Afecta generalmente a los pequeños propensos a las alergias.

 

Los investigadores hallaron que los genes juegan un papel importante en el desarrollo del eccema, mientras que la lactancia materna y tener una mascota peluda en la casa no tendrían efecto sobre la condición.

 

El pescado en la alimentación parece ser importante, pero el autor sugiere que deberían hacerse más estudios al respecto.

 

Finalmente, el autor principal del estudio aclaró que no hubo protección adicional por el consumo de pescado rico en ácidos grasos omega 3, que tiene fama de r proveer otros beneficios a la salud.

 

Una dieta con pescado antes de los 9 meses reduce el riesgo de eccema

Una dieta que incluya pescado antes de los nueve meses de edad reduce el riesgo de que posteriormente el niño desarrolle eccema, según indica un estudio publicado en “British Medical Journal” (BMJ).

 

Los autores del estudio, de la universidad sueca de Gotemburgo, señalan que en el mundo desarrollado ha aumentado significativamente la prevalencia de eccemas y otras afecciones alérgicas, debido, en parte, a factores medioambientales y dietéticos.

 

Para elaborar el trabajo, los investigadores preguntaron a miles de padres de bebés de seis meses nacidos en Suecia en 2003 sobre la dieta de sus hijos y si habían detectado eccemas, y volvieron a entrevistarlos cuando los niños habían cumplido un año.

 

De las 8.000 familias contactadas, obtuvieron los datos de nacimiento y dos cuestionarios completos de unas 5.000.

 

A los seis meses, un 13 por ciento de las familias informó de que su bebé había desarrollado un eccema y, al año, uno de cada cinco bebés lo tenía.

 

La edad media a la que solían aparecer los primeros síntomas era de cuatro meses.

 

Los expertos comprobaron que la genética era un factor importante en la aparición de la afección, ya que los bebés con un hermano o una madre afectados tenían el doble de probabilidades de desarrollarlo antes del año.

 

Sin embargo, también constataron que la introducción de pescado en la dieta del bebé antes de los nueve meses reducía el riesgo de eccema en un 25 por ciento.

 

Curiosamente, la posesión de un pájaro como mascota también reducía ese riesgo, mientras que amamantar al bebé, la fecha de introducción de los lácteos y la tenencia de mascotas peludas no afectaba en ningún sentido.