Los niños y la mesa

Cada vez es más difícil encontrar niños sanos y delgados, pues a menudo, ya sea por pereza o por malos hábitos, los pequeños corren el riesgo de sufrir sobrepeso.

 

La alarma del sobrepeso y obesidad en los niños, ha saltado alrededor del mundo. Se estima que actualmente de cada cuatro niños, uno supera el peso correcto. Las principales causas son el estilo de vida cada vez más sedentario y una alimentación abundante, rica en grasas y muy energética.

 

Los niños necesitan hacer ejercicio y ajustar las comidas al gasto energético, seguir un horario, y no saltarse ninguna comida. Para crecer bien, todo niño necesita introducir cada día todos los nutrientes, con gran variedad y en las dosis justas.

 

Siga estos consejos y estrategias sobre alimentación equilibrada para sus hijos. Recuerde que si hasta los 12 meses son los pediatras los que guían la dieta de los pequeños, a partir de ese momento la educación alimentaria pasa a manos de los padres.

 

El rito de la mesa

Una familia poco interesada en la comida, donde se prefiere comprar platos preparados, se come con prisa, sin controlar horarios y se da poca importancia a lo que se lleva a la mesa, incide sobre la relación entre el niño y la alimentación. El momento de la comida tiene además un enorme valor educativo para la formación de un niño, para la construcción de las costumbres y de los comportamientos alimentarios.

 

Lo que se come es tan importante como la “forma” de comer. Lo ideal es sentarse a la mesa todos juntos, con calma, prestando mucha atención al niño y a lo que se ha preparado para él. ¿Y cuando el problema es que el pequeño llega a la mesa sin hambre?. Entonces se necesita replantear las comidas durante el día, limitar picar entre horas, establecer horarios fijos para las 5 comidas diarias y estar en la mesa el tiempo necesario, sin televisión.

 

Las diferentes etapas del rito de la mesa:

 

1. EL DESAYUNO

Un desayuno completo se compone de una taza de leche o un yogur, 2 rodajas de pan con 2 cucharadas de mermelada o una porción de bizcocho casero o cereales en copos y fruta, y suplirá entre el 20 y 25% de las calorías diarias.

 

Es muy importante que se ingiera con calma, recuerde que los niños imitan a los mayores, por lo que si la mamá bebe un café rápido, difícilmente conseguirá convencer al hijo para hacer un desayuno completo. Un método para ayudar a los niños, es usar una tabla de refuerzos positiva, por ejemplo, por la noche que preparen la mesa con lo necesario para el desayuno.

 

2. LA MERIENDA

Si el desayuno es completo y sustancioso, difícilmente el niño tendrá demasiada hambre a media mañana, y esto impedirá que se llene de aperitivos y bollería. Por eso, tanto a media mañana como de merienda, lo mejor es una rebanada de pan con mermelada, miel o aceite, o un yogur con fruta o galletas o bocadillo. Como alternativa, una manzana o un puñado de frutos secos. Todos son alimentos que proporcionan otro 10% de las calorías necesarias durante la jornada. Si el niño se empeña en una merienda “industrial”, trate de insistir en alimentos sanos y genuinos y conceda como premio de vez en cuando su capricho.

 

3. LA COMIDA Y LA CENA

La fórmula ideal a mediodía es: 60 g de pasta y 80 g de carne o pescado (alternar huevos y quesos), y guarniciones de verduras, con un panecillo y una fruta. En la cena, al menos 2 veces a la semana, debería tomar sopa de verduras, un huevo y una loncha de queso y siempre, un acompañamiento verde, crudo o cocido.