Se acerca el buen tiempo y nos empiezan a entrar ganas de ponernos morenos y lucir un tono saludable.
Desde luego, exponerse al Sol de un modo controlado y seguro es la clave para un bronceado perfecto, pero lo que poca gente sabe es que hay ciertos nutrientes que, unidos a una prudente exposición, nos van a permitir conseguir ese bronceado 10.
Potencia tu bronceado desde dentro. Alíate con tu despensa y prepárate con tiempo para el sol. Te damos las claves… ¡no te las pierdas!
Está claro que el bronceado favorece: es sinónimo de salud y vitalidad… pero todos sabemos también que puede convertirse en el mayor enemigo de la belleza y la salud, si no se toman las precauciones adecuadas.
Tras tantos meses de invierno y mal tiempo, nuestra piel tiene que prepararse a conciencia para recibir el Sol. … y la alimentación es un factor básico para conseguirlo.
Para empezar a preparar nuestro organismo para el bronceado, tenemos que seguir tres normas básicas en nuestra dieta.
El plan es sencillo: estimula tu producción de melanina, protégete de las arrugas y de la deshidratación, potenciando en tu dieta las vitaminas A, C, E y B2. Y no te olvides incluir en la misma, grasas que evitarán el envejecimiento prematuro, y hierro y cobre que te ayudarán a conseguir un buen tono de piel.
Dicho así puede asustarnos, pero no es complicado… y nosotros te contamos con detalle como conseguirlo:
Vitamina A: la encontrarás en la zanahoria, el melocotón, el mango, el albaricoque, la sandía o el tomate. En general las frutas y verduras ricas en betacarotenos (que suelen tener color rojo o anaranjado), favorecen la producción de melanina que actùa como pantalla protectora y aporta el color dorado.
Vitamina B2: en la leche, el queso, los huevos, el hígado y las legumbres. Te ayudará a mantener la piel sana.
Vitamina E: en el aceite de oliva, el aguacate o la yema de huevo. Es cicatrizante y antioxidante, con lo que ayuda a reparar las alteraciones de la piel que pueda provocar el sol.
Vitamina C: en fresas, tomate, patata, brocoli o perejil. Tiene propiedades antioxidantes y además aumenta la resistencia a las infecciones.
Hierro y cobre: para completar con estos dos elementos, las legumbres y los frutos secos son tu aliado.
Y sobre todo… mucha, mucha agua. La hidratación es fundamental, así que no podemos olvidarnos de ella. La hidratación es fundamental para el estado de nuestra piel y en verano, como sudamos más, debemos beber más agua, aunque no sintamos sed. Lo ideal es llegar a los 2 litros de agua al día.
Ya ves, este verano no hay excusa para cuidarte por dentro a la vez que preparas tu piel para el bronceado.