¿Qué es la disfagia?

La disfagia  es la dificultad para transportar la comida desde la boca al estómago ya sea la comida líquida o sólida. Esta patología puede presentarse de forma repentina con mucha intensidad o puede ir apareciendo poco a poco haciendo más difícil detectarla  y en consecuencia diagnosticarla.

Esta enfermedad puede darse, entre otras cosas, por una alteración de los músculos o de las zonas del cerebro que controlan la deglución. Normalmente suele presentarse con dificultad para tragar cualquier tipo de alimento y puesto que puede tener muchos orígenes, de los cuales hablaremos en el siguiente artículo, precisa un tratamiento personalizado.

Los síntomas y signos que pueden hacernos pensar que posamos estar sufriendo una disfagia  y a los que hay que atender son: presencia de tos o carraspeo frecuente después de comer o beber, cambios en la calidad de voz, dificultades respiratorias o del habla después de comer, dificultad para controlar las secreción de saliva, atragantamientos frecuentes, frecuentes infecciones respiratorias, desinterés por comer o rechazo a los alimentos que antes se tomaban de forma habitual.

Las consecuencias puedes ir más lejos que la simple molestia y pueden ser de tal magnitud como atragantamientos graves. También pueden acarrear infecciones respiratorias reiteradas o graves por el paso del alimento a las vías respiratorias y desnutrición o deshidratación causada por el temor a comer.

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Evita los resfriados con estos alimentos

Son varias las verduras que nos aportan las vitaminas que nos están faltando cuando comenzamos con el malestar de la tos. Entre ellas la acelga, espinaca, calabaza, col, coliflor, coles de Bruselas, puerro, remolacha, rábano, lechuga y berro. Éstos tienen compuestos azufrados  que cumplen la función mucolítica y antiespasmódica, ayudando a desprendernos de la mucosidad. La cebolla y el ajo, además, son expectorantes y antisépticospor lo cual son altamente recomendados en este tipo de síntomas.

Es importante cuando hay resfriado  o gripe consumir muchos líquidos, ya que al haber congestión la persona respira por la boca y las mucosas de las vías respiratorias se deshidratan. Los virus se desarrollan mejor en estos ambientes secos. Es mejor tomarlos calientes porque el calor es enemigo de los virus. Se recomienda consumir entre seis y ocho vasos de líquidos claros al día, en especial agua.

La vitamina C en dosis altas de 1 a 5 gr diarios, ayuda a tolerar mejor los síntomas de la gripe y a disminuir su duración en un 20%

Acudir a un baño de vapor o un sauna también ayuda al cuerpo a eliminar toxinas. Ante los primeros síntomas de la tos, esta terapia puede parar inmediatamente los síntomas. Debe tenerse cuidado en no exceder de 15 minutos la exposición al calor, ya que las altas temperaturas ralentizan el sistema inmunológico. También debe tenerse extremo cuidado de no exponerse al frío horas después del vapor o sauna, en especial, hay que cuidar el cuello y la nuca.

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