Ideas para comer del toper

 
 
 
La jornada laboral intensiva o la lejanía del puesto de trabajo al hogar obligan a menudo a comer alimentos envasados altamente calóricos, o de menú o comida rápida, y siempre con prisas. Una buena opción para olvidarse del fast food es estos envases de plástico que cierran al vacío podemos conservar platos deliciosos elaborados en nuestra propia casa, mucho más sanos y nutritivos. Sin embargo, es conveniente agudizar la imaginación ya que se puede caer fácilmente en la rutina a la hora de prepararte la comida diaria.
Gracias a esto, son muchos los jóvenes que, ya desde la época de estudiantes, se han acostumbrado a ahorrarse un dinero comiendo platos preparados previamente en casa y envasados en la topers. La mayoría de ellos han perpetuado su uso también en los centros de trabajo, donde se suele habilitar un comedor con microondas para calentar la comida.
Después de años recurriendo al toper, la mayoría acaban hastiados de comer siempre lo mismo y dentro de un plástico. Se suele almorzar poco y sin ganas, para luego excederse en casa a la hora de la cena, con la consiguiente descompensación en la dieta diaria. Para evitar el aburrimiento y los desequilibrios, es muy importante ser original en las comidas y tomarse el tiempo necesario para preparar visualmente el plato y saborear los alimentos.
A comer, pero bien
Lo primero que se recomienda es que cambiemos periódicamente de toper. «Lo que más aburre es comer siempre en el mismo recipiente. Mi consejo es hacer uso de diferentes elementos: un tarro para un caldo, envases distintos según sea ensalada o pasta… Y decorarlos si es posible, o comprarlos decorados. Visualmente el toper cansa mucho».
El tipo de recipiente es muy importante: tiene que disponer del espacio adecuado, ni demasiado grande ni demasiado pequeño, donde quepa una cantidad de comida adecuada a las necesidades de cada uno. En cualquier caso, sus dimensiones pueden resultar engañosas: siempre entra más de lo que parece. Asimismo, descartaremos las tarteras que tienen varios compartimentos dentro del mismo recipiente, ya que los aromas y sabores de los alimentos se mezclan fácilmente, distorsionando la degustación final.
Otros elementos que pueden ayudarnos a dar alegría a las comidas en la oficina son las servilletas de colores, una cubertería decorada, o invertir algo de tiempo en emplatar la comida, aunque luego tengamos que fregar el menaje. Mercedes Cucurny, autora de ‘Comer en la Oficina’, opina que el lugar donde comemos también es fundamental: «utilizar la mesa del despacho como comedor es nefasto. Si no tenemos un sitio específico en la empresa, podemos plantearnos sacar el toper fuera, en un parque o cualquier lugar agradable, y así, al menos, nos damos un respiro».
Equilibrio en cada jornada
Mercedes Cucurny ofrece en su libro, además, algunas pistas fundamentales sobre nutrición, que hemos de llevar a rajatabla diariamente a pesar de que el ritmo de vida sea ajetreado o tengamos que comer de tupper. Estos son sus consejos fundamentales:
Ingerir todo tipo de alimentos de los distintos grupos, haciendo la dieta lo más variada posible.
 
Del total de calorías diarias, menos del 30% provendrán de las grasas (aceite, mantequilla, frutos secos) y un 15% serán proteínas, optando por aves y pescados en detrimento de las carnes rojas.
 
Elegir productos lácteos no grasos: leche y yogures desnatados, quesos tipo Burgos bajos en grasa.
 
Optar por la legumbre como fuente de proteínas.
 
Ingerir verdura y fruta en abundancia.
 
No superar los 3 gramos de sal al día.
El desayuno ha de representar el 25% de las calorías de la jornada; de este modo evitaremos picar entre horas o excedernos en el almuerzo. Una buena combinación la forman los lácteos (leche, yogur, queso), los cereales o el pan integral y la fruta o los zumos.
Ideas para disfrutar de los alimentos
Los expertos coinciden en que, para no hacer del almuerzo en la oficina una mera comida de subsistencia, es importante no repetir los platos. Eva Celada considera que es esencial «engañar a los sentidos y que parezca que la comida está recién hecha». Para ello, recomienda llevar siempre la salsa aparte y mezclarla con los alimentos al calentar todo en el microondas. «O, si haces arroz blanco, al ponerlo al micro, échale un chorrito de aceite».
 
Además, sigue estas  interesantes recomendaciones:
No salar la carne antes de meterla al microondas porque se seca.
Llevar las vinagretas y salsas de las ensaladas aparte y mezclarlas sólo en el momento que vayamos a tomarlas.
Los botes de vidrio de mermelada de 250 gr. son perfectos para caldos, sopas y cremas. Entra la cantidad necesaria para un primer plato.
Un chorrito de zumo de limón o de aceite (depende de gustos y de lo ligera que queramos la comida) antes de poner la carne o el pescado en el microondas, consigue que los alimentos queden más jugosos.