Equilibra tu gasto energético

Equilibra tu gasto energético

 

¿Lento, rápido? Estas palabras suelen asociarse con el estado del metabolismo, así como con el efecto que éste tiene en la ganancia o pérdida de peso. Pero ¿sabías que en realidad su funcionamiento óptimo no tiene nada que ver con la velocidad?

Platicamos con el nutriólogo especialista en el tema, para ver qué factores influyen en el estado del metabolismo y de qué forma se puede optimizar.

¿Qué es exactamente el metabolismo?

Es el conjunto de reacciones bioquímicas y procesos físico-químicos que ayudan a nuestro organismo a obtener lo necesario para que pueda llevar a cabo adecuadamente las funciones vitales, como la respiración, el funcionamiento de los órganos, la reparación celular, el mantenimiento del calor corporal etc.

Básicamente comprende dos acciones principales: la catabólica (que es una acción que reduce los alimentos a su forma más simple para digerirlos) y la anabólica (que es la acción que interviene en la formación de nuevos tejidos y hormonas).

¿Cómo sabemos si nuestro metabolismo es lento o rápido?

Este término no se acepta científicamente para referirse al metabolismo. Se emplea más para definir la situación de alguien que sube muy rápido de peso aunque no coma en exceso o, por el contrario, de una persona que se alimenta copiosamente y aun así se mantiene delgada.

Pero en realidad, el metabolismo no se mide en una velocidad, sino que se clasifica por la tasa metabólica basal (TMB). Esta medida se refiere al número de calorías necesarias para llevar a cabo estas funciones vitales del organismo, de las que hablamos, en estado de completo reposo y tras hacer la digestión.

¿Lo que influye en nuestro peso entonces, es la cantidad de energía que ingerimos y no la velocidad del metabolismo?

Exactamente. Si por medio de la comida ingerimos más energía de la que empleamos para realizar las funciones básicas, ganaremos peso. Por el contrario, si gastamos más de la que recibimos, seguramente adelgazaremos.

Cabe recalcar que cuando nos ponemos a dieta, tendemos a reducir drásticamente las calorías que consumimos o nos sometemos a ayunos y saltamos comidas, pensando que así perderemos peso. ¡Y eso es lo peor que podemos hacer!. En estos casos el cuerpo secreta insulina en mayor cantidad en un intento por avisar al cuerpo que el alimento escasea, lo cual causa que en vez de usar energía, la reserve en forma de grasa en los adipositos. Esto aletarga el ritmo de funciones y engordamos. Aunque no comamos, porque el metabolismo se vuelve ahorrador y su eficiencia baja.

En sí, se trata de un equilibrio complejo entre la demanda de energía requerida para los procesos corporales (TMB) y la actividad física, en contraste con la energía disponible en el cuerpo, extraída de los alimentos.

¿Qué otros factores influyen en el metabolismo?

La edad es determinante. A mayor edad, menor será su eficiencia. Por naturaleza, el cuerpo de una persona de la tercera edad no realiza tantas funciones como un niño que está creciendo, por lo que si metabolismo no necesita ser tan activo.

El sexo de la persona también interviene debido a la presencia de ciertas hormonas. Por ejemplo, la cantidad de tiroxina incrementa o disminuye el metabolismo basal ocasionando patologías como el hipertiroidismo o hipotiroidismo.

Estos trastornos, juntos con el síndrome de Cushing, son los únicos que en realidad si alteran la velocidad del metabolismo. Recordemos que su funcionamiento tiene que ver con el uso óptimo o no de la energía disponible.

A continuación te daremos 2 tips para que tengas un metabolismo óptimo:

  1. 1.    Haz cinco comidas ligeras al día espaciadas cuatro a cinco horas entre sí. (esto mantiene las hormonas en sus niveles correctos y a estimular los procesos regeneradores).
  2. 2.    Realiza una caminata diaria durante 20 minutos continuos a paso acelerado. ¿Sabías que? Un kilo de musculo quema 16 calorías por día, mientras que el tejido adiposo quema solo 3 calorías. 

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