La dieta mediterránea previene enfermedades

Las enfermedades “de moda”, esas que afectan a las sociedades más “civilizadas”, se relacionan con una alimentación desequilibrada. La hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, gastritis, úlceras, incluso, ciertos tipos de cáncer pueden aparecer con mayor facilidad en personas que no llevan una dieta adecuada.
Las líneas actuales de investigación se centran ya no sólo en el consumo de energía y nutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono, vitaminas, minerales y agua), sino también en otros componentes no nutritivos de los alimentos que se comportan como elementos protectores frente a estas y otras dolencias. El portal www.saludyalimentacion.consumer.es menciona concretamente la fibra y los antioxidantes naturales, presentes fundamentalmente en los vegetales.
La dieta mediterránea contribuye a disminuir el riesgo de padecer patologías crónicas (entre ellas, las enfermedades del corazón, el cáncer, la obesidad y la diabetes), muy comunes hoy en día.
La dieta mediterránea
Este régimen alimenticio se caracteriza por el consumo abundante de cereales y sus derivados (pasta, arroz y pan, por ejemplo), legumbres, frutas, verduras y hortalizas.
También incluye, aunque en menores cantidades, pescado, aves, huevos y derivados lácteos. En lo que a la carne se refiere, sí la permite, pero en porciones pequeñas y muy espaciadas.
Los platillos deben condimentarse con aceite de oliva y semillas. Este aceite vegetal aumenta el colesterol bueno, HDL, y evita la oxidación del malo, LDL. Este último es el principal responsable de la formación de placas en venas y arterias.
En cuanto a las semillas, las incluye porque su grasa es similar a la del pescado azul, que reduce el colesterol total, los triglicéridos sanguíneos y la viscosidad de la sangre.
Y si lo desea, la dieta recomienda el consumo moderado de vino tinto.
Estilo de vida saludable
Como podemos apreciar, la dieta mediterránea no es del otro mundo, ni requiere de grandes hazañas para cocinar los alimentos. Se basa en el principio de equilibrio: consumir todos los grupos de la pirámide alimenticia, pero con medida.
Además de seguir los consejos de nutrición, debe llevar una vida activa; no sedentaria. Se aconseja realizar ejercicio físico de manera regular, si es posible a diario. Elija uno que le guste, para hacerlo con gusto (y que no se vuelva una “obligación”).
Por último, el portal consultado sugiere abandonar los hábitos autodestructivos, como el tabaco, drogas, exceso de bebidas alcohólicas y el consumo de medicamentos innecesarios.
 

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