Muchos niños y adolescentes estadounidenses sanos, podrían estar tomando complementos vitamínicos y de minerales que no necesitan, señalan investigadores en la edición de febrero de Archives of Pediatric & Adolescent Medicine.
Los expertos indican que los complementos de vitaminas y minerales no se consideran necesarios si se lleva una dieta balanceada. Los niños que realmente necesitan estos complementos, son los que no tienen tan buena nutrición, son menos activos y provienen de hogares de bajos ingresos, por lo que podrían no estar recibiendo las dosis de vitaminas y minerales que necesitan, señalan los expertos.
La Academia Estadounidense de Pediatría no recomienda complementos de vitaminas para la mayoría de los niños mayores de un año, pero sí para aquellos que tienen enfermedades crónicas, trastornos alimentarios y algunas otras afecciones.
La sobredosis o el envenenamiento por el uso de complementos puede ser un problema, sobre todo entre los niños más pequeños (entre 2 y 4 años). Una sobredosis puede provocar vómitos o problemas más graves como daños renales o hepáticos.
El Dr. Ulfat Shaikh, autor del estudio y profesor asistente de pediatría de la facultad de medicina Davis de la Universidad de California y pediatra del Hospital infantil de la UC en Davis, dijo: «Nos sentíamos curiosos por saber por qué ciertos padres podrían elegir complementos multivitamínicos de venta libre para niños y otros no». Según explicó, la hipótesis del estudio se basó en que los complementos se pueden utilizar para reducir los efectos adversos, si los padres piensan que el niño no está comiendo bien o si se preguntan de dónde vendría su próxima comida.
Los autores revisaron datos sobre complementos de vitaminas y minerales, así como la dieta, el ejercicio y factores de seguro de salud de unos 11,000 niños y adolescentes entre los 2 y los 17 años de la Encuesta nacional de examen de la salud y la nutrición.
Cerca de la tercera parte (el 34 por ciento) de los jóvenes había usado complementos de vitaminas y minerales durante el mes anterior a la entrevista. Como se esperaba, los niños que tenían exceso de peso eran los que más tomaban vitaminas y minerales.
De manera sorprendente, sin embargo, era más probable que los niños que no los necesitaban tanto consumieran estos complementos, por ejemplo, los niños blancos de familias con ingresos más elevados, más seguridad alimentaria, mejor nutrición y más niveles de actividad. El 47 por ciento de estos niños (que también eran menos propensos a ser obesos) tomaban vitaminas, en comparación con el 28 por ciento de los que estaban en situaciones menos privilegiadas.
El equipo halló que el costo parece ser el mayor obstáculo para que los hogares de ingresos más bajos agreguen complementos a la dieta de sus hijos. «Una de las cosas que pensamos que era responsable de esto fue la posibilidad de que el ingreso y la educación paterna pudieran superar otros factores», aseguró Shaikh.
Además, de hecho, la información mostró que el 22 por ciento de los niños que vivían en hogares ubicados bajo el límite federal de pobreza, usaban vitaminas, en comparación con el 43 por ciento de los hogares que vivían por encima de la línea.
El 38 por ciento de los niños que vivían en hogares que no usaban cupones alimenticios usaban vitaminas, en comparación con el 18 por ciento de los jovencitos de hogares en los que no se usaban estas ayudas gubernamentales.