En estas fiestas decembrinas no hay razón para excederse ni abstenerse: con moderación y equilibrio se pueden gozar las delicias de la temporada sin tener que subir de peso ni romper la dieta que pudiera requerirse debido a alguna enfermedad.
De acuerdo con especialistas de la Escuela de Dietética y Nutrición (EDN) del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), ubicada en la Ciudad de México, una persona puede acumular hasta 3 kilos de sobrepeso cuando excede el consumo de alimentos durante las festividades de fin de año. Ello, por supuesto, es un problema difícil de revertir para individuos que carecen de adecuada disciplina alimentaria y llevan vida con escasa o nula actividad física (sedentaria).
También puede representar duro revés para quienes habían conquistado algunos hábitos saludables con mucho esfuerzo, como reducir su consumo de grasas e incrementar el de frutas y verduras. Ni qué decir de personas que, debido a algún problema de salud, deberían seguir dieta especial y dan “pasos de cangrejo” (para atrás) en los logros obtenidos, lo que sin duda repercutirá en su estado de salud.
Así, antes de que el espíritu navideño haga estragos en nuestro organismo, vale la pena reflexionar sobre los cuidados que debemos tener en esta temporada en materia de nutrición y cómo podemos cumplirlos. No hay por qué abstenerse de comer; se trata de evitar excesos con un poco de moderación y fuerza de voluntad.
Noche de paz… para su salud
Generalmente todos llegamos a diciembre con predisposición a engordar, justificando las comilonas en la gran cantidad de compromisos sociales que tenemos porque “es Navidad” y “la época lo amerita”. Esto, junto con la disponibilidad de tiempo debida a las vacaciones, provoca que las personas excedan su ingesta de alimentos y sufran sobrepeso.
Para evitar esto, es importante observar adecuada disciplina nutricional durante los días o semanas previos a la última semana del año, además de moderar la cantidad de alimento durante las cenas de los días 24 y 31 de diciembre. Un consejo que ofrecen los nutriólogos a las personas que no padecen ninguna enfermedad es que, si bien es posible que coman de todo, deben vigilar sus raciones e ingerir sólo media taza de cada platillo.
Esto puede parecer poco, pero si se toma en cuenta que es muy posible que en una noche consumamos diversas variedades, además de postres y otros bocadillos, estas cantidades son ideales para evitar ganancia de peso, aseguran los especialistas de la EDN.
Las bebidas alcohólicas también deben moderarse, pues cuando se consumen en exceso no sólo incrementan el riesgo de sufrir accidentes, sino que influyen en el peso corporal por la importante cantidad de calorías que aportan.
También es importante mencionar que durante los días de las fiestas principales (24 y 31) es aconsejable abstenerse de colaciones entre comidas, sin olvidar que en el transcurso de la mañana y tarde se recomiendan alimentos con bajo contenido graso, tanto para facilitar la digestión como para compensar la ingesta de la cena.
De esta forma, el desayuno puede incluir fruta, leche, yogurt natural y cereal, mientras que en la comida se puede disponer de sopa o consomé de verduras, pollo o pescado en cantidades moderadas, y una rebanada de pan blanco o dos tortillas; el postre puede ser gelatina baja en calorías.
Finalmente, pero no por ello menos importante, la recomendación de los expertos de la EDN es apegarse durante diciembre y todo el año al consumo ordenado de alimentos, lo que significa comerlos en porciones razonables en desayuno, comida y cena, recurriendo a colación ligera (yogurt, fruta, galletas de avena) a media mañana o por la tarde. Además, recordemos la importancia de mantener actividad física regular y beber en promedio 2 litros diarios de agua simple.
Dietas especiales
Mención aparte merecen aquellas personas que llevan un régimen alimenticio especial para controlar algún padecimiento, como concentración elevada de grasa en sangre (colesterol o triglicéridos), enfermedad celíaca (intolerancia al gluten, proteína existente en harina de trigo, centeno, cebada y avena), hipertensión (presión arterial alta) o diabetes (concentración elevada de azúcar en sangre), ya que, en efecto, enfrentan demasiadas tentaciones en diciembre por abundancia de postres y bocadillos.
Estas personas deben entender sus limitaciones a la hora de seguir un tratamiento, pero también deben saber que si tienen adecuado control de su enfermedad pueden gozar de ciertas libertades y comer algún dulce típico de temporada de vez en cuando, aunque no a diario. Esto, lejos de ser perjudicial, resulta conveniente desde el punto de vista emocional, siempre y cuando se compense con disciplina nutricional el resto de los días.
Debemos señalar que la industria alimentaria ofrece numerosos productos de composición nutricional adaptada a diversas enfermedades, pero tampoco hay que confiarse y abusar de su consumo, además de que antes habrá que preguntar al médico o nutriólogo sobre la conveniencia de consumirlos.
Afirmamos esto porque, en el caso de los pacientes con diabetes, a pesar de que estos alimentos muestran algunas leyendas publicitarias en sus envolturas (“sin azúcar”, “con fructosa”), no siempre tienen reducción significativa de calorías. Conviene leer a detalle los ingredientes y cerciorarse de su composición, o bien, solicitar a un especialista el nombre y raciones de los productos que conviene ingerir.
También deben tener cuidado especial las mujeres encinta, en particular las que padecen diabetes gestacional (elevación de azúcar en sangre durante el embarazo), ya que excederse en el consumo de postres, dulces y calorías en estas circunstancias puede ser dañino no sólo para ellas, sino también para el bebé.
A personas preocupadas por su colesterol o triglicéridos les interesará saber que deben dar preferencia a turrones de almendras sencillos, sin ningún aditamento, y que deben comerlos con prudencia y sentido común.
Por último, quienes padecen enfermedad celíaca deben estar atentos a los ingredientes de los postres, ya que la oblea que cubre la masa en algunos turrones, mazapanes o polvorones suele elaborarse con harina de trigo, que está contraindicada en su condición.
Como podrá apreciar, la alimentación durante fin de año no significa imponer sacrificios y restricciones para disfrutar de los alimentos, sino mantener disciplina en el consumo de diversos productos, a fin de evitar complicaciones en la salud.
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