«The Yogurt Diet», es un ambicioso libro escrito por la dietista española Ana Luque en el que se da respuesta a problemas de salud como la obesidad o la intolerancia a la lactosa a través de las bacterias probióticas. La autora empleó cinco años de su vida para recopilar y analizar estudios científicos con el fin de sustentar su reveladora teoría.
«La flora intestinal es el alma de la salud», asegura Luque, quien explicó que su dieta, basada en la combinación de cocina mediterránea y yogur, permite revertir la intolerancia a la lactosa o al gluten, si se sigue a rajatabla. A su juicio, gran parte de los males que sufre el organismo radican en la falta de bacterias probióticas, que principalmente se encuentran en el intestino grueso.
Unos microorganismos abundantes en el yogur que, según defiende Luque, son fundamentales para evitar intolerancias a algunos alimentos o controlar los niveles de colesterol, y contribuyen a evitar la obesidad o la diabetes.
«La pérdida de peso es un efecto secundario de una dieta saludable», afirmó la autora, de 31 años, que padeció de bulimia durante ocho, una enfermedad que le llevó a investigar sobre desórdenes alimenticios y le acabó convirtiendo en una dietista profesional con clientes de costa a costa de Estados Unidos.
El libro, escrito en inglés y pendiente aún de su edición en español, apuesta por volver a los menús tradicionales en los que no faltan las grasas o las proteínas, denotados en la mayor parte de las dietas, aunque es más severo con la glucosa, uno de los principales «enemigos» de las bacterias probióticas.
«Las dietas altas en azúcar no permiten el desarrollo de los microorganismos necesarios en el intestino grueso, y genera un desequilibrio que acaba derivando en la aparición de obesidad, o incluso diabetes», dijo.
El yogur supone un reconstituyente de estos microorganismos y la piedra angular de la teoría de Luque, consciente de que se expone a críticas por sus tesis.
«Yo tengo todos los estudios científicos y mi experiencia con clientes. He comprobado que los que no pueden tomar gluten y han seguido la dieta vuelven a poder tomar gluten y lactosa», manifestó.
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