Carga tus baterías

Muchas personas creen que no comer antes de hacer ejercicio les trae muchos beneficios y prefieren “premiarse” después de realizarlo. Sin embargo, de la misma manera en que se le coloca gasolina a un carro antes de usarlo debes abastecer tu cuerpo antes de hacer ejercicio, ya que esto te ayudará a energizar tu actividad.

Uno de los errores más grandes cometidos por atletas principiantes es entrenar con el estómago vacío, con la intención de perder grasa y poder hacer un ejercicio más fuerte. Sin embargo, generalmente ocurre lo contrario, ya que comer antes de hacer ejercicio aumenta tu competitividad y tu resistencia, lo cual te lleva a quemar más calorías.

Las comidas pre-ejercicio tiene varias funciones, dentro de las cuales podemos mencionar:

  • Ayudan a prevenir la hipoglicemia (azúcar baja en sangre) y sus síntomas, como fatiga, visión borrosa y mareo.
  • Ayudan a calmar tu estómago, absorbiendo algunos jugos gástricos.
  • Abastecen tus músculos y cerebro con carbohidratos.
  • Te dan paz mental, sabiendo que tu cuerpo tendrá una respuesta efectiva durante el ejercicio.

Muchas personas se ejercitan sin haber comido algo porque temen que su estómago reaccione de una forma caótica durante el entrenamiento. Si bien es cierto que esto puede ocurrir en hasta un 50% de los casos, puedes entrenar a tu estómago e intestino para tolerar estos alimentos. Esto puede hacerse comiendo unas galletas o tomando una bebida rehidratante e ir aumentando gradualmente hasta llegar a consumir de 200 a 300 calorías una hora antes del ejercicio.

Según estudios realizados, la resistencia puede aumentar en un 18 % si los deportistas consumen de 0.5 a 1 gramo de carbohidratos por kilogramo de peso, por hora de ejercicio. Por ejemplo, alguien que pesa 150 libras debería consumir 75 gramos de carbohidratos, los cuales equivalen a 300 calorías. Recuerda que lo que debes elegir para comer dependerá del tipo de ejercicio que realices, la intensidad del ejercicio, la edad y el estado emocional que manejas. Ten en cuenta que si consumes un poco de grasa, además de los carbohidratos, podrás tener energía prolongada y saciedad.

Dentro de las sugerencias que puedes consumir, están:

  • Cereal de desayuno o avena cocida
  • Galletas, tortillas, panecillo inglés
  • Barras de granola
  • Pasta
  • Fruta fresca, frutas secas o nueces
  • Mantequilla de maní, miel, jalea
  • Bebidas rehidratantes o jugos naturales
  • Yogur o yogur congelado

Para saber cuál es la comida más adecuada para ti, debes experimentar. Sin embargo, cualquier cosa nueva que agregues o pruebes, hazlo durante tus sesiones de entrenamiento, y no justamente antes de eventos grandes del deporte que realices, ya que no sabes cómo reaccionarás. De esta manera, podrás establecer tu menú pre-ejercicio que te ayudará a aumentar tu resistencia.

Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.

 

¡Hay que moverse más!

Siete de cada diez adultos no hacen la cantidad de ejercicio que recomiendan los expertos: 30 minutos, cinco o más veces por semana. Entre las principales excusas que argumentan las personas sedentarias, figuran la falta de: tiempo, acceso y de entorno seguro.
Sin embargo, el ejercicio es imprescindible para prevenir una gran cantidad de enfermedades. Las personas que hacen ejercicio en forma regular reducen significativamente el riesgo de contraer afecciones cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, la actividad física ayuda a reducir la presión sanguínea y el colesterol, previene o retarda la osteoporosis y disminuye la obesidad, los síntomas de ansiedad y de depresión, y los síntomas de la artritis.

Ponte tus zapatillas
No hace falta ir a un gimnasio para mantenerse activo, basta con hacer una caminata enérgica durante media hora o, incluso, con hacer alguna tarea doméstica que implique movimiento, como levantar hojas del parque o lavar el auto.
Lo importante es hacer la actividad que se elija con cierta frecuencia y durante determinado tiempo. Si el ejercicio no es muy enérgico, entonces hay que extender la actividad por más tiempo.
Según el informe “Actividad física y salud”, del Centro del Control de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés), para que el ejercicio sea efectivo, es necesario practicarlo durante un tiempo mínimo:
• Lavar y encerar el auto: 45 a 60 minutos
• Lavar las ventanas y los pisos: 45 a 60 minutos
• Jugar al voleibol: 45 minutos
• Jugar fútbol de contacto: 30 a 45 minutos
• Jardinería: 30 a 45 minutos
• Caminar una milla y ¾ (2,8 km): 35 minutos (una milla en 20 minutos)
• Caminar dos millas (3,2 km): 30 minutos (una milla en 15 minutos)
• Jugar al básquetbol: 30 minutos
• Andar en bicicleta 5 millas: 30 minutos
• Bailar con energía: 30 minutos
• Empujar un cochecito de bebé una milla y media (2,4 km): 30 minutos
• Rastrillar el parque: 30 minutos
• Aerobics en el agua: 30 minutos
• Nadar largos en la pileta: 20 minutos
• Partido de Basquetbol: 15 a 20 minutos
• Andar en bicicleta 4 millas (6,43 km): 15 minutos
• Saltar a la soga: 15 minutos
• Subir escaleras: 15 minutos

Las alternativas son variadas, de modo que cada uno pueda elegir la actividad que más le divierta. Incluso, las personas que cuentan con poco tiempo, pueden dividir el ejercicio en dos o tres segmentos de 10 o 15 minutos.
Más allá de la actividad que prefiera cada uno, lo importante es hacer ejercicio. ¡A ponerse en movimiento!

Información básica no exhaustiva proporcionada con fines meramente informativos. Para ahondar con mayor profundidad sobre información relativa a herbolaria, dietas, sustancias o terapias de salud natural pregunte a su médico o consulte publicaciones científicas especializadas. Dienut, no se responsabiliza de ningún daño o problema relacionado con la utilización de sustancias, dietas o tratamientos naturales, su uso será responsabilidad absoluta de quien las usa, consuma y prescriba. Consulte a su médico antes de tomar cualquier tratamiento o sustancia. La información de este sitio No sustituye la atención médica y la consulta con profesionales en el área de salud. Consulte a su médico antes de iniciar cualquier tratamiento, dieta o programa físico.

 

Los mejores ejercicios para la columna

El dolor de espalda pareciera ser el peor amigo del ejercicio. Tan sólo ponerse de pie puede convertirse en una verdadera odisea para quien lo sufre. Sin embargo, según los expertos en columna, la ciencia ha demostrado todo lo contrario: la actividad física puede aliviar el dolor e incluso hacerlo desaparecer.

Clave para sentirse mejor
Para reducir el padecimiento y no aumentarlo, la Sociedad de la Columna de Norteamérica (en inglés, North American Spine Society) recomienda practicar determinados ejercicios que, si están bien realizados, lograrán que el dolor disminuya o desaparezca. Eso sí: si el dolor se mantiene aún después de finalizar la actividad, se sugiere consultar al médico.
Cuando el malestar desaparezca, estarás listo para continuar fortaleciendo los otros músculos de la espalda.

10 ejercicios para aliviar el dolor

1) Camina. Empieza con una caminata de 10 minutos y aumenta hasta llegar a 30 minutos. Además del tiempo, puedes incrementar la velocidad.
Tips para disfrutar de una buena caminata

2) Estírate hacia atrás. De pie, apoya tus manos a cada lado del cuerpo, en la parte inferior de la espalda y comienza a llevar la cabeza hacia atrás, hasta donde puedas llegar. Espera uno o dos segundos y luego repite este movimiento 10 veces más, haciendo lo posible por ir cada vez más hacia atrás. Repite este ejercicio cada dos horas.

3) Estírate en el piso hacia atrás. Tirado de frente al piso, con los pies, las rodillas y las caderas apoyadas en el suelo, apoya los codos y los antebrazos. Empieza a elevar la columna, estirando la región lumbar hacia arriba. Intenta apoyar la nuca en la espalda. Mantén esa posición durante 10 segundos y repítelo tres veces. Si el dolor no empeora, repite este ejercicio cada dos horas.

4) Despegues verticales. En la misma posición que el ejercicio anterior, estírate hacia arriba despegando los codos del piso. Espera uno o dos segundos y vuelve a la posición inicial. Repite 10 veces, intentando ir lo más atrás posible cada vez. Si no sientes dolor, repite este ejercicio cada dos horas.

5) Corrigiendo la postura de pie. De pie, lleva la cabeza hacia atrás, estirando el mentón. Las orejas y los hombros deben quedar alineados verticalmente con las caderas.

6) Corrigiendo la postura sentado. En una silla, endereza la columna en línea recta, contrayendo el abdomen. Las orejas y los hombros deben quedar alineados sobre las caderas, reproduciendo la misma postura que de pie.

7) Rodilla al pecho I. Recostado sobre el piso, mirando el techo, flexiona una pierna y lleva la rodilla al pecho. Haz presión durante 10 segundos. Repite este ejercicio tres veces con cada pierna.

8) Rodillas al pecho II. En la misma posición que antes, flexiona ambas piernas y lleva las dos rodillas al pecho. Presiona 10 segundos. Repite tres veces. Si no aparece dolor, repite 2 o 3 veces por día.

9) Extensiones en el piso. De cara al suelo, estira los brazos detrás de la espalda y levanta la cabeza y los hombros del piso. Quédate 5 o 10 segundos y luego repite el ejercicio tres veces.

10) Ejercicio del gato y el camello. En el piso apoyando el peso del cuerpo en las rodillas y las manos, haz el movimiento del “camello o gato”, contrayendo el abdomen y encorvando hacia arriba la espalda. Espera unos 5 o 10 segundos. Luego, vuelve a la posición inicial.

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¿Qué ejercicio me conviene?

Es de conocimiento popular que la actividad física es necesaria para conservar la salud. Sin embargo, muchas personas no hacen ejercicios porque piensan que tienen que ir a correr al parque todos los días a las cinco de la mañana o pasar la vida metidas en un gimnasio.

Cuando hablamos de mantenernos activos, nos referimos simplemente a lo importante que es mantener un estilo de vida activo. Esto significa evitar el sedentarismo y realizar algún tipo de ejercicio de forma disciplinada, por lo menos 30 minutos diarios, cinco días a la semana. La actividad física no sólo contribuye a prevenir la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas con ella, sino que también aumenta las posibilidades de longevidad y nos permite disfrutar de una mejor calidad de vida.

¿Qué tipo de ejercicio debo hacer?

Ésta es la pregunta más común con respecto a este tema. Debes considerar dos elementos para elegir cuál ejercicio puedes y debes hacer.

  1. Debes pensar en algún tipo de ejercicio que te mantenga en movimiento de manera continua, por lo menos 20 de los 30 minutos diarios reservados para la actividad física. Esto sucede cuando caminas, corres a velocidad moderada, nadas, andas en bicicleta o practicas otros ejercicios aeróbicos. (Es importante notar que ciertos deportes populares como el boliche, el béisbol o el golf no llenan este requisito. Las buenas condiciones físicas de quienes practican estos deportes con regularidad dependen del entrenamiento físico al que se someten y no sólo a la práctica del deporte en sí).
  2. Hay que escoger un ejercicio que disfrutes. El disfrute es un requisito indispensable para que puedas hacer ejercicio disciplinadamente. Por esto es importante procurar que la frecuencia y el horario del ejercicio no te impida disfrutarlo.

¿Cómo comenzar?

Al principio, dependiendo de las condiciones físicas individuales, te recomendamos “dejar que el cuerpo hable”. La mejor manera de comenzar es con moderación, para determinar tu propia capacidad; hacer el ejercicio hasta sentir cansancio, sin agotarte. Si, por ejemplo, caminas unas pocas cuadras o bloques, esto puede ser suficiente para empezar, aunque no te tome 30 minutos. Cada nueva ocasión te permitirá descubrir cómo aumenta tu capacidad a medida que pasan los días y, al poco tiempo, observarás que puedes recorrer el trayecto inicial en menos tiempo. Esto te permitirá aumentar la distancia a recorrer en cada oportunidad.

La meta, en todo caso, es mantener al cuerpo en movimiento continuo por no menos de 20 minutos, considerando que debes agregarle a éstos el tiempo necesario para el calentamiento inicial y para el enfriamiento al final de cada sesión. Este es el tiempo requerido para que las condiciones de tu corazón y tus pulmones mejoren y éstos puedan hacer llegar a cada célula del organismo el oxígeno necesario para funcionar de forma adecuada.

Para reducir el riesgo de sufrir alguna lesión relacionada con los ejercicios se debe modificar sólo uno de los parámetros a la vez, sea éste la frecuencia, la intensidad o el tiempo. Es la dedicación total la que, en última instancia, definirá los límites a alcanzar.

Dos datos complementarios:

  • A quienes no puedan dedicar 30 minutos seguidos para sus ejercicios diarios se les recomienda hacerlo en sesiones más cortas (por ejemplo, tres sesiones de 10 minutos cada una), pero tratando siempre de que entre ellas sumen el tiempo total recomendado.
  • Para aquellas personas a quienes les es imposible adoptar un esquema disciplinado de ejercicios, existe la alternativa de aumentar los niveles de actividad en su vida diaria. Utiliza las escaleras en vez de los ascensores cada vez que puedas, estaciona el automóvil lejos de la oficina, o camina para ir a comprar el periódico, entre otras actividades.

Se ha demostrado que, junto a un esquema alimentario sano, estas alternativas también pueden ser muy beneficiosas para la salud.

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El ejercicio moderado podría ser más saludable que el entrenamiento intensivo

El ejercicio moderado, como caminar 30 minutos al día, podría ofrecer una mejor protección contra la diabetes y la enfermedad cardiaca que un régimen de ejercicio más riguroso, concluye un estudio estadounidense en el que participaron 240 personas sedentarias de mediana edad.

«En apariencia, parece que tiene sentido que mientras más ejercicios de mayor intensidad hacemos, mejores resultados conseguimos, y para ciertas medidas esto es verdad», dijo en una declaración preparada Cris Slentz, autor principal y fisiólogo del ejercicio del Centro Médico de la Universidad de Duke. «Sin embargo, nuestros estudios muestran que hacer una cantidad pequeña de ejercicios de intensidad moderada es la mejor forma de reducir de manera significativa un marcador sanguíneo clave asociado al riesgo elevado de enfermedad cardiaca y diabetes. Los ejercicios más intensos no parecen conseguir ese resultado».

Quizá lo más sorprendente aún sea que algunos de los beneficios alcanzados mediante el ejercicio moderado parecen durar mucho más tiempo que los beneficios obtenidos a través de un entrenamiento más intenso, dijo Slentz .

El estudio fue publicado en la edición de agosto de Journal of Applied Physiology.

Los participantes del estudio se dividieron en cuatro grupos de ejercicio, mucha cantidad e intensidad alta, poca cantidad e intensidad alta, poca cantidad e intensidad moderada, y un grupo de control que no hizo ejercicio. Los voluntarios empezaron con un periodo de «iniciación» de dos a tres meses de duración y luego continuaron sus programas de ejercicios durante seis meses.

El equipo de la Duke halló que ninguna cantidad de ejercicio modificaba de forma significativa los niveles de la lipoproteína de baja densidad (LDL, el colesterol «malo»). Sin embargo, la duración y la intensidad del ejercicio sí mejoraban los niveles de lipoproteína de alta densidad (HDL, colesterol «bueno»).

El estudio también halló que hacer poco ejercicio de intensidad moderada redujo de forma significativa los niveles de triglicéridos, que son partículas que transportan la grasa por el cuerpo y que también son un buen indicador de resistencia a la insulina, un marcador para la diabetes. Reducir los niveles de triglicéridos disminuye el riesgo de una persona para la diabetes y la enfermedad cardiaca.

«Un programa de ejercicios apropiado parece capaz de disminuir la resistencia a la insulina de una persona en cuestión de días. Estuvimos también asombrados de observar que los menores niveles de triglicéridos se mantuvieron bajos aún dos semanas después de que finalizaran los ejercicios», dijo en una declaración preparada el autor principal y cardiólogo, Dr. William Kraus.

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Ejercítate en la mediana edad

Un estudio encuentra grandes beneficios cardiacos para las personas a partir de los 40 años.

Incluso si usted apenas comienza a hacer ejercicio después de los 40, puede aún reducir enormemente su riesgo de enfermedad cardiaca, según sugiere un estudio en la edición actual de Heart.

Investigadores alemanes entrevistaron a 312 personas de 40 a 68 años de edad que tenían enfermedad arterial coronaria y a 479 personas saludables en el mismo grupo de edad. A los participantes se les preguntó sobre su nivel de actividad física al principio de la adultez (entre los 20 y los 39) y en su adultez tardía (después de los 40).

Según el equipo de la Universidad de Heidelberg, alrededor de la mitad de las personas que tenían enfermedad cardiaca y el 70 por ciento de los voluntarios saludables afirmaron haber estado moderadamente o muy físicamente activos durante el comienzo de la adultez y en la adultez tardía.

Las personas que habían sido físicamente activas toda su vida tenían alrededor de 60 por ciento menos probabilidad de tener enfermedad arterial coronaria. También encontraron que las personas que se volvieron activas después de los 40 tenían alrededor de 55 por ciento menos probabilidades de que se les diagnosticara enfermedad cardiaca que las personas que habían sido inactivas toda su vida.

Aunque era más probable que las personas que hicieron ejercicio durante toda su vida disfrutaran de una mejor salud, estos hallazgos sugieren que comenzar a hacer ejercicio más adelante en la vida todavía ofrece muchos beneficios y puede reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, según concluyeron los autores del estudio.

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Los beneficios del yoga

Aunque podría pensarse que el yoga es un ejercicio relativamente nuevo, realmente su práctica se remonta a miles de años atrás. Recientemente ha ganado popularidad porque se le asocia con un medio de ayuda para combatir el estrés de la vida cotidiana, el cual ha aumentado enormemente en la vida moderna, y porque ha crecido el interés por los ejercicios que trabajen tanto el cuerpo como la mente.

La palabra “yoga” significa “unir”, y eso es precisamente de lo que se trata: de unir a la persona completa, no sólo su cuerpo sino también su mente y su espíritu. El yoga es una combinación de posturas o poses, ejercicios de respiración y meditación, los cuales aumentan la flexibilidad, la fortaleza y la tonicidad muscular. Los ejercicios mantienen el cuerpo y la mente trabajando de manera conjunta todo el tiempo.

Tipos de yoga

Existen diversos tipos de yoga, cada uno con características únicas. Por ejemplo, algunos de los más comunes se centran en la concentración, el estiramiento suave y ejercicios de resistencia. El Mantra yoga hace que los estudiantes repitan una palabra o frase para ayudarlos a controlar sus mentes mientras que otros tipos de yoga trabajan más la parte de la respiración y del control de la respiración para lograr una mejor vitalidad y mayor energía.

El Ashtanga yoga, denominado también “power yoga”, emplea una serie de posturas que fluyen de manera conjunta para crear movimientos constantes. Este tipo de yoga pone énfasis en la flexibilidad y el endurecimiento muscular. Muchas de las posturas utilizadas requieren el uso de las muñecas o los hombros para soportar la mayor parte del peso corporal. Este tipo de yoga no es adecuado para principiantes, en especial aquellos que carecen de resistencia en la parte superior del cuerpo.

El Bikram yoga ayuda a aumentar la flexibilidad y consiste en una serie de poses, 13 de pie y 13 sentadas, acompañadas de ejercicios y técnicas de respiración. Algunas personas confían en que el Bikram yoga puede ayudarlas a aliviar algunos síntomas de artritis y dolores crónicos de espalda. Si usted es de los que no tolera el calor tenga presente que muchas clases de Bikram yoga se realizan a temperaturas de 80 a 100 ºF o más (27 a 37 ºC o más).

Otro tipo de yoga para principiantes es el Sivanada, que trata de ejercicios suaves, meditativos, relajantes y que alivian el estrés. Cuenta con 12 posturas básicas que componen el “Saludo al Sol”. Cada postura debe mantenerse por un largo período de tiempo para, según se dice, aumentar la conexión entre el cuerpo y la mente y dejar que el cuerpo de adapte a cada una y que la mente se relaje. La mayoría de las clases de Sivanada comienzan y terminan con un breve canto mantra seguido de oraciones.

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Bicicletas, saludables y económicas

En la sociedad moderna, “cuatro ruedas” es sinónimo de sedentarismo y “dos”, de vida saludable. Por eso, conducir aleja a las personas del ejercicio físico y pedalear, sobre una bicicleta clásica o una fija, se considera una de las formas más sencillas y efectivas de mantenerse en forma.

Esta es la filosofía base de cientos de iniciativas urbanas que promueven el uso de la bicicleta con fines de salud, de turismo o de transporte y que han cogido impulso en estos últimos meses por una razón ajena al deporte: el aumento del precio de la gasolina.

En Washington, DC, por ejemplo, en menos de dos meses comenzará a desarrollarse un plan avalado por el alcalde, Adrian Fenty, para mejorar las bicisendas —los senderos especialmente diseñados para bicicletas— con el objetivo de que salgan de los garajes de las casas y comiencen a rodar masivamente por la ciudad.

Adelantándose a este lanzamiento, varias empresas ofrecen “bicitours” diurnos y nocturnos por los monumentos de la ciudad, desde el Lincoln Memorial, pasando por el monumento a Washington, hasta el Capitolio.

Ya sea por razones económicas, ecológicas o de bienestar, la bicicleta será una aliada en tu camino hacia una vida más saludable. Y los programas urbanos de senderos especiales para transitar en dos ruedas, que son más seguros que la vía pública y generalmente están rodeados de verde facilitarán que te acerques a ella.

Para que esta actividad física, ideal para practicar al aire libre, sea más segura, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han lanzado el Mes Nacional de la Seguridad en Bicicleta, que se celebra cada mayo con actividades en todo el país para promover el uso del casco de seguridad desde la más temprana edad.

La entidad federal de salud pública, además, estimula el uso de la bicicleta como un perfecto deporte para realizar en familia. Dentro del programa “Verb”, enfocado en revertir el sedentarismo y las tasas de sobrepeso que están marcando a la comunidad hispana en Estados Unidos, incluye el lema “Vayan en bicicleta a la escuela, al trabajo o a la tienda”.

Al sur del continente, en Uruguay, la organización sin fines de lucro Urubike realiza desde hace dos años el seminario internacional “Ciudad sobre Ruedas”, enfocado en proyectar ciudades más “verdes” gracias a las bicicletas. En su último evento, realizado en noviembre de 2007, presentó material científico que describe puntos clave para animarte a incorporar la bicicleta en tu rutina semanal. Ernesto Camacho Sandez, experto de la organización propone la lista, cuyos destacados coinciden con la presentada por el Centro de Salud de la Universidad Alemana del Deporte, de Colonia, en su estudio “Salud en Bicicleta”.

Cinco de estas ventajas, clasificadas de acuerdo al tiempo de estar montando la bicicleta, ya sea en un gimnasio o al aire libre, son:

 

  1. Diez minutos: fortalece las articulaciones.
  2. Veinte minutos: mejora el sistema inmune.
  3. Treinta minutos: mejora la función cardíaca.
  4. Cincuenta minutos: reduce el metabolismo.
  5. Sesenta minutos: disminuye el peso corporal.

Esto sumado al bienestar general y al efecto antiestrés que produce el placer de pedalear duro al menos dos veces por semana.

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Yoga para bajar de peso

El yoga ha sido por siglos una práctica de relajación que ha venido transformándose hasta nuestros días con la inclusión de nuevas técnicas. Originalmente, el yoga lograba el consuelo espiritual y mental a través de la meditación. Actualmente el objetivo del yoga no es sólo sanar tu espíritu, sino también tu cuerpo.

Una habilidad del yoga que ha cobrado importancia ha sido el reducir el exceso de peso e inducir a las personas a mantener un estilo de vida saludable.

El yoga puede no sólo mejorar tu flexibilidad sino, a largo plazo, mantener tu peso e incluso hacer que reduzcas unas cuantas libras, dicen los investigadores del centro de investigación del cáncer Fred Hutchinson de Seattle.

Este es el primer estudio en su tipo y los resultados sorprendieron a los investigadores; las personas que practicaban yoga con regularidad perdieron alrededor de 5 libras en 10 años. Por otro lado, las personas que tenían peso normal y practicaban yoga aumentaron 3 libras menos que las personas que no practicaban yoga. «Esto es importante, pues las personas de mayor edad tienden a aumentar 1 libra de peso al año y el yoga les ayudaría a no seguir aumentando de peso», refirió el principal investigador, Alan R. Kristal.

De forma general, el yoga te ayuda a perder algunas libras, pero es más efectivo si se practica regularmente y se incluye como parte de un estilo de vida saludable y activo.

Las técnicas de relajación, como son las posturas, respiración y meditación que son utilizadas en el yoga parece que ayudan a regular algunos cambios hormonales, emocionales y del metabolismo.

El metabolismo está controlado por hormonas. La tiroides interviene en él, produciendo varias clases de hormonas que ayudan a quemar calorías. El yoga, a su vez, actúa ayudando a la tiroides a ser más eficiente y logrando un aumento en nuestro metabolismo. Sus beneficios se extienden aún más al mejorar tu circulación y liberar al organismo de sustancias tóxicas.

Como señalan los investigadores, las posturas en el yoga son muy importantes para ayudar a aumentar tu gasto calórico y disminuir el estrés, la ansiedad y las preocupaciones, las cuales son causa del aumento del consumo de alimentos. La práctica de la meditación que promueve el yoga es de gran utilidad para vencer las emociones negativas.

El Dr. Kristal concluye que el yoga es indirectamente beneficioso para bajar de peso al promover hábitos de vida saludables, animando a la disciplina física y promoviendo un estado general de bienestar.

La doctora Janine Blackman, del centro de medicina integral de la universidad de Maryland, cree que el yoga produce disminución de las hormonas del estrés, lo cual te beneficia al disminuir la resistencia a la acción de la insulina que es la causante de la obesidad abdominal.

Ambos investigadores concuerdan en que es necesario realizar más investigaciones para despejar algunos cabos sueltos ya que las personas que participaron en el estudio no reportaron el tipo de yoga que practicaban y los datos aportados pueden no ser tan exactos, pues esto depende mucho de la honestidad y de la memoria de las personas.

La ventaja del yoga en las personas mayores es que les motiva a realizar un ejercicio ligero, pues es sabido que muchas personas mayores dejan de hacerlo porque es doloroso, por lo que el Dr. Kristal recomienda un yoga no tan intenso que sea atractivo para aquellos que no gustan de hacer ejercicios.

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Ejercicio y control de peso

¿Sabes por qué es importante el ejercicio en un programa de control de peso?

Está comprobado que la combinación de reducción de calorías y el equilibrio entre los componentes de la dieta y ejercicio en un plan de control de peso, produce una mayor pérdida de grasa corporal que la que puede tener la persona que sólo reduce los excesos en sus comidas. Además, aumenta la masa muscular, moldeando poco a poco el cuerpo y mejorando la figura corporal. Esto permitirá que tengamos un cuerpo más firme, con formas mejor definidas, lo cual indiscutiblemente hará que nos veamos y nos sintamos mucho mejor.

Recuerda que disminuir el porcentaje de grasa corporal es tanto o más importante que bajar de peso.

Una ventaja adicional para muchas personas con obesidad es que el ejercicio les ayuda a controlar el apetito, lo cual favorece la pérdida de peso.

El ejercicio también impide la pérdida del calcio de los huesos protegiendo principalmente a las mujeres, de la temida osteoporosis; favorece enormemente la capacidad funcional del corazón, lo cual, unido a su efecto favorable sobre los niveles de colesterol y la presión arterial, contribuye a disminuir el riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.

Además, el ejercicio sirve para prevenir y controlar la diabetes, no sólo a través de la pérdida de peso, sino al mejorar la capacidad de las células para utilizar el azúcar de la sangre.

En general, el ejercicio mejora significativamente la calidad de vida, lo cual a veces se refleja en cosas tan sencillas como el simple hecho de poder trasladarnos de un lugar a otro sin cansarnos, dormir bien, liberar el estrés, poder cargar a nuestros hijos sin realizar mayores esfuerzos o llevar con más facilidad las bolsas con las compras del supermercado.

¿Cuándo una actividad se torna en ejercicio?

Cuando la actividad física es sostenida en el tiempo y realizada con la intención de obtener sus beneficios hablamos de ejercicio. De esta manera, podemos decir que saltar la cuerda, salir a caminar, montar una bicicleta estacionaria, jugar con los hijos, hacer una sesión de aeróbicos o levantar pesas en un gimnasio son algunos tipos de ejercicio.

Finalmente, vale la pena destacar que muchos estudios recientes confirman que las personas que realizan ejercicio mantienen por más tiempo el peso perdido que aquellas personas que después de bajar de peso permanecen inactivas.

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