El tomar agua es de ayuda para eliminar toxinas, pero no lo es todo. Los jugos (zumos) de verduras y hortalizas ellas son de ayuda para eliminar aquello que el cuerpo no necesita. Para ello te daremos consejos de cómo hacerlo con placer, puesto que estos jugos (zumos) son ricos.
El apio
Es una gran fuente de nitratos y sales minerales (sodio, calcio y potasio). Te aconsejamos que lo mezcles con manzana y zanahoria y que lo tomes entre comidas. Esto te ayudara a sentirte saciado y limpia nuestro cuerpo, aparte que te ayuda a bajar de peso.
Jugo de pomelo (toronja)
La toronja es un cítrico que activa a el hígado y por ende elimina los líquidos retenidos, lo recomendable es que sea en ayunas.
Las frutas cítricas son el limón, limas, piña, naranja o las fresas y las frambuesas.
Un buen consejo es que no apliques azúcar a tus jugos, es mejor al natural y no mezclarles agua.
Comienza hoy estos consejos, y empieza a depurar tu organismo desde hoy
Ensalada con vinagreta de miel
Ingredientes:
Ensalada
1 lechuga italiana, troceada
½ taza de arándanos
½ taza de nueces, picadas
½ paquete de queso de cabra, desmoronado
15 uvas verdes
15 uvas moradas
Vinagreta:
½ taza de aceite de oliva
3 cucharadas de miel de abeja
1 cucharada de vinagre balsámico
4 cucharadas de jugo sazonador
Sazonador de cebolla y ajo al gusto
Modo de preparar:
1.- En un platón mezcla la lechuga con el resto de los ingredientes
2.- Para la vinagreta, licua los ingredientes.
3.- Sirve la ensalada acompañada de la vinagreta.
Nota: Puede sustituir la nuez por almendra.
Macarrones a la mexicana
La pasta es un alimento muy consumido en todo el mundo, los italianos son considerados los mejores en preparar esta delicia al paladar. Actualmente se puede degustar un exquisito plato de pasta en cualquier restaurante del mundo. Evidentemente en cada país se preparan las diferentes clases de pasta con su propio estilo, costumbres e ingredientes.
Rinde para 4 porciones
Tiempo de preparación: 20 min.
Ingredientes :
350 g de macarrones
175 g de mantequilla
150 g de queso rallado
2 pimientos verdes medianos
300 ml de crema de leche
Sal.
Modo de preparar:
Los macarrones a mexicana se cocinan en base a uno de los ingredientes imprescindibles de la cocina del país, el pimiento. El pimiento le aporta a los macarrones un sabor diferente, que se suaviza con la leche.
Poner al fuego una cacerola con medio litro de agua, un puñado de sal y una cucharada sopera de aceite de oliva.
Al hervir el agua, añadir los macarrones, mover de vez en cuando para que no peguen. Una vez cocinados, escurrir en un recipiente, enfriar con agua muy fría y reservar.
Preparación de la salsa
Asar los pimientos, después se les quita la piel y las semillas.
Cortar los pimientos en trozos muy pequeños, añadir la crema de leche y una pizca de sal, mover todo bien hasta conseguir una mezcla homogénea de consistencia media.
Untar una fuente de horno rectangular con una nuez de mantequilla.
Colocar una primera capa de macarrones, una segunda de la salsa, una tercera de macarrones y por último otra de salsa.
Añadir mantequilla en los huecos que queden libres y espolvorear el queso rallado por encima.
Colocar la fuente en el horno a 180 ºC y dejar cocinar aproximadamente unos 15 minutos.
La preparación es bastante fácil y rápida. Cualquier persona que no haya cocinado nunca puede elaborarla sin problema.
Los macarrones que se utilizan pueden ser normales, con huevo, integrales, de vegetales, o de otro tipo. Si no tienes macarrones en casa, se pueden sustituir por otro tipo de pasta.
Aporta aproximadamente 450 Kcal por persona. Si estas a dieta no debes olvidar que la pasta es rica en hidratos de carbono. Pero si practicas algún deporte normalmente es una buena razón para consumir pasta habitualmente ya que es una fuente de energía por las proteínas que aporta al organismo.
Cuidados para un busto firme
El pecho es uno de los grandes atractivos del cuerpo femenino. Si quieres conseguir un busto firme y sexy, hay un abecé que no te puedes saltar. El ejercicio físico, su hidratación y la dieta serán claves para alcanzar tu objetivo.
1. Ejercicio físico. Para evitar la relajación natural del pecho hay que fortalecer los músculos pectorales y dorsales, que ayudan a su sostén con ejercicios específicos. La natación es el deporte idóneo y, sobre todo, el crol y la espalda. Evita los deportes peligrosos, con saltos (aeróbic, correr, step, etc) si no llevas una buena sujeción.
2. Dieta. Olvida las dietas milagro, perjudiciales para tu salud, y procura seguir una alimentación sana, variada y equilibrada. Se recomienda una ingesta extra de fruta, verdura y fibra. Además, beber dos litros de agua cada día previene la aparición de estrías e hidrata tu piel.
3. Hidratación constante. Se recomienda aplicar una crema nutritiva desde el pecho hasta el cuello y los hombros, al menos dos veces al día y, preferiblemente, después del baño. Extiende la crema acompañándola de un masaje con extrema suavidad. Algunos aceites vegetales (de borraja, germen de trigo, onagra…) tienen efectos protectores, revitalizantes y antiarrugas. Una vez por semana y antes del baño no está de más aplicar una mascarilla nutritiva que nutra la piel.
4. Baños con agua fría. Aunque dé escalofríos, es muy beneficioso darse chorros de agua fría en esa zona. Un masaje con un cubito de hielo revitalizará tu piel. En cambio, si te aplicas agua caliente, favorecerás la relajación de tejidos.
5. Un sujetador a tu medida. Es uno de los mejores aliados de la mujer y cada momento o actividad requerirá un sostén diferente. En líneas generales, lo importante en el sujetador es que sea de tu talla, sin aros a ser posible, cómodo y transpirable. Es recomendable como tejido el algodón y que sea elástico.
6. ¡Ojo con el sol! El pecho es una de las partes más sensibles del cuerpo a la exposición solar. Si tomas el sol en esa zona, deberás aplicarte un factor de protección solar muy elevado para evitar quemaduras.
7. Espalda recta y sacando pecho. ¡Firmes! Una postura con la espalda recta en todo momento, que impida que los pechos reposen sobre la caja torácica, es la más saludable. Recuerda que ir encorvada favorece la caída del pecho y te hace parecer más bajita. Cuida el peso, porque los cambios bruscos no son beneficiosos y no te acomplejes: saca pecho y ve erguida, tu pecho se mantendrá más firme.
8. Autoexploración. No olvides revisarte las mamas en casa periódicamente para tratar de inmediato cualquier anomalía que puedas detectar (un bulto, por ejemplo). Si rondas los 40 años, será un buen momento para iniciar las revisiones anuales en un especialista médico (tu ginecólogo, por ejemplo), que garantice el buen estado de tus pechos.
Consejos para evitar el ardor en el estómago
El ardor o acidez de estómago, también denominado pirosis, se caracteriza por una sensación de quemazón que comienza en la boca del estómago, detrás del esternón y de desplaza por el pecho hasta llegar a la garganta.
Este síntoma normalmente se presenta una hora después de ingerir los alimentos y puede persistir por varias más.
En ocasiones va acompañado de la sensación de que la comida o líquidos regresan a la garganta o boca (regurgitación), especialmente cuando la persona se agacha o se recuesta (se habla entonces de reflujo esofágico).
Estos síntomas, además, suelen estar acompañados por un sabor amargo o ácido que invade la boca.
El ardor de estómago se debe a un mal funcionamiento del esfínter inferior del esófago, el cardias. El cardias es una abertura o anillo muscular que separa el esófago y el estómago. Su función es permitir el paso de la comida del esófago al estómago, y no en sentido contrario.
Cuando el bolo alimentario ha terminado de pasar, esta abertura se cierra rápidamente para evitar que la comida y los jugos gástricos regresen al esófago. Sin embargo, en ocasiones, el cardias se relaja o debilita. Esto facilita el paso del contenido ácido del estómago al esófago, cuyas paredes se irritan e inflaman, lo que se manifiesta con esa sensación tan característica de ardor o quemazón.
Las causas de este malestar pueden ser variadas, desde comidas copiosas o realizadas en poco tiempo, la ingesta de determinados alimentos, situaciones de embarazo, obesidad, uso de determinados fármacos causantes de acidez (determinados analgésicos, antidepresivos, dopamina…), enfermedades orales (caries, gingivitis), laringitis, faringitis, etc., hasta el padecimiento de hernia de hiato, a la que frecuentemente está vinculado, y la llamada enfermedad por reflujo esofágico.
Sin embargo, más allá de sus causas, lo importante es corregir aquellos hábitos o conductas que predisponen a padecer estos trastornos.
El tratamiento, en su conjunto, se puede abordar desde tres puntos de vista: farmacológico, dietético y postural.
En caso de aparición esporádica de ardor de estómago, se puede recurrir a la toma de fármacos como los antiácidos (mejor que el bicarbonato sódico utilizado durante décadas, que puede ocasionar efecto rebote si no tomamos la dosis adecuada) o los inhibidores de la secreción ácida (omeprazol), pero siempre bajo asesoramiento médico.
Conviene tener en cuenta que su efecto es de poca duración y no ayudan a prevenir la acidez, por lo que serían poco útiles en caso de una acidez frecuente o severa. Además, su ingesta continuada podría agravar el problema.
En caso de padecer con cierta frecuencia este trastorno, lo mejor es evitar determinados alimentos y posturas que potencian el ardor. Se ha demostrado que determinados nutrientes de los alimentos (proteínas y grasas, principalmente) pueden modificar la presión sobre el cardias, haciendo que algunos alimentos sean mal tolerados en estos casos.
Las proteínas, por ejemplo, aumentan la presión del cardias, por lo que se aconseja que la dieta sea moderamente rica en las mismas. Por otro lado, las grasas, disminuyen la presión del esfínter, con lo cual éste se relaja, y enlentecen el vaciamiento gástrico. De ahí que, en estos casos, se prescriban dietas bajas en grasa.
En el caso de los hidratos de carbono no modifican la presión del esfínter, por lo que no serán un grupo de alimentos a tener en cuenta desde este punto de vista.
Además, se aconseja llevar a cabo una serie de medidas higiénicas o posturales que alivian esta sintomatología. Se aconseja, por ejemplo: – Evitar recostarse después de las comidas, ya que esta posición favorece la subida de ácidos al esófago.
– No flexionar el tronco frecuentemente, en especial, después de comer.
– Elevar la cabecera de la cama unos 30º para dormir o acostarse.
– No usar prendas de vestir muy ceñidas.
– Suprimir el tabaco.
– Evitar las situaciones de estrés, nerviosismo o ansiedad, que ocasionan un aumento de la acidez.
Aquellas personas que de forma esporádica presentan ardor o acidez de estómago pueden mejorar su calidad de vida siguiendo los consejos acerca de cuáles son las posturas recomendadas y descartando o moderando el consumo de aquellos alimentos que lo favorecen.
Existe una serie de alimentos que es preferible evitar en caso de padecer este tipo de problema. Estos alimentos actúan relajando el cardias o aumentando la secreción de ácido.
En general, como se ha comentado antes, se recomienda una dieta moderamente rica en alimentos proteicos y baja en grasas. Los alimentos muy condimentados deberán eliminarse de la dieta, porque disminuyen, al igual que los alimentos grasos, la presión del esfínter.
Otros alimentos que deberán controlarse son el chocolate, el café y el té (debido a su contenido en xantinas, y en el caso del chocolate, además, por su riqueza en grasas); las bebidas alcohólicas, en especial el vino blanco y el cava.
Se aconseja modificar la dieta con arreglo a las siguientes recomendaciones generales:
– Mantener el peso adecuado, evitando el sobrepeso y la obesidad.
– Masticar y comer despacio, triturando bien los alimentos.
– Repartir la dieta en pequeños volúmenes. Se aconseja realizar de 4 a 5 comidas al día para no estimular excesivamente la secreción de ácidos gástricos.
– La última ingesta deberá hacerse con un mínimo de 2 horas antes de acostarse.
– Tomar una dieta rica en proteínas y pobre en grasas, a base de carnes magras, pescados, productos lácteos desnatados, etc., evitando fritos, rebozados, guisos, embutidos, leche entera, nata, mantequilla y salsas.
– Utilizar técnicas culinarias sencillas, sin adicción de grasa en la medida de lo posible: plancha, grill, horno, hervido, microondas, papillote, vapor…
– Evitar aquellos alimentos que:
· Relajan el cardias o retrasan el vaciamiento gástrico: bebidas alcohólicas y carbonatadas, cebolla, ajo, chocolate, café, té, grasas y quesos fermentados y muy curados.
· Irritan o lesionan la mucosa esofágica: Frutas cítricas y sus zumos, tomate y derivados, café (también el descafeinado), bebidas carbonatadas, algunas especias (pimienta, pimentón, mostaza), alimentos muy calientes o muy fríos, productos integrales o muy ricos en fibras, algunas frutas y hortalizas como el melón, el pepino o el pimiento (según la tolerancia).
¿Cómo estar bien hidratados?
Si las temperaturas son muy altas, como suele ocurrir en esta época, es aconsejable beber un poquito más de lo habitual. Lo recomendable son dos litros de agua al día, ocho vasos; aunque en verano se recomienda aumentar esta cantidad.
Es importante que los padres y cuidadores estén atentos al llanto del niño, ya que a veces no lloran por hambre sino por sed. Las madres que estén amamantando a sus bebés deben ser flexibles en los horarios para ofrecer el pecho cuantas veces sea necesario. Si el lactante recibe leche adaptada es imprescindible respetar las proporciones de agua-polvo en cada biberón. En los campamentos de verano donde los pequeños están corriendo y jugando constantemente, es recomendable que lleven una botellita de agua para poder beber durante toda la jornada, sin tener que estar pendientes de alguien que se la dé.
Una dieta para mantenernos hidratados
En verano podemos tomar gran cantidad de comida fresca y saludable, como son las frutas y las verduras en su forma original, o procesadas como zumos, gazpachos, cremas frías… que nos mantienen bien hidratados y enriquecen nuestra dieta en fibras, vitaminas, oligoelementos y antioxidantes.
Tomar frutas y verduras en cantidad apropiada debe ser una base indiscutible en toda época del año; pero es verdad que en esta época tendemos a comer de otra manera y eso va a favorecer que estemos más hidratados. Además, es bueno aprovechar los alimentos que nos presta cada estación del año en nuestro entorno. En ese sentido, ahora tenemos gran cantidad de fruta de la que aprovecharnos de cara a la hidratación y nutrición, por supuesto.
De forma general, un adulto debe tomar tres o cuatro raciones de fruta al día para mantenerse bien hidratado; y, en cuanto a la verdura, casi sería libre, aunque se recomiendan al menos unos 400 gramos de fruta y verdura diarios.
Alimentos que debemos evitar
Aquellos que contienen gran cantidad de sal porque favorecen la deshidratación, ya que el cuerpo necesitará más agua para contrarrestarla.
Comidas copiosas, que provocan que el medio interno corporal necesite mayor cantidad de agua para metabolizarlas.
Tomar bebidas con alcohol, es perjudicial para el equilibrio hídrico.
Mitos sobre algunos alimentos que engordan
Hay mitos que han creado escuela y estos diez forman parte de ellos. Hay alimentos que están abocados a tener mala fama de forma injustificada. ¿Estás dispuesto a que te expliquemos por qué no es verdad? Pues adéntrate en la realidad de alimentos que «engordan» que sin embargo no lo hacen…
Lo primero que solemos quitar de la dieta es el pan. Sin embargo, en sí mismo no engorda sino que engorda lo que lleva dentro o untado.
En realidad, el pan es rico en hidratos de carbono y nuestro organismo los necesita en una alta medida.
Sí es cierto que es más calórico a igualdad de peso que una naranja o manzana por ejemplo. Pero pelado, su peso es menor que el de cualquiera de las frutas que anteriormente hemos mencionado. Eso hace que sea un mito y realmente los plátanos no engorden
Si hay un alimento que parece vetado de las dietas es el cerdo. Realmente depende del corte de la pieza.
Por ejemplo, un solomillo de cerdo sólo contiene un 4% de grasa frente a las costillas, que contendrían un 24%…
Es cierto que cualquier alimento frito contiene más grasa que a la plancha o cocido, pero el huevo frito no es tan terrorífico como lo pintan puesto que se ha demostrado que sólo retiene un máximo de grasa y no es tan calórico como se pensaba.
Son tres alimentos que desaparecen de cualquier dieta. En realidad no es grasa saturada en sí, con lo que basta con hacer menos asidua su ingesta para que no sea el enemigo de la báscula.
Sí es cierto que, por ejemplo, en el caso de la aceituna, se puede sustituir el aceite de la ensalada por 15 aceitunas sin problemas…
Aquí lo que hay es una confusión. La que engorda es la remolacha azucarera que es la que no se come. De hecho, una remolacha al uso tiene las mismas calorías que una zanahoria…
La sal no engorda, pero sí retiene líquido si se usa en exceso. En sí misma no tiene calorías
Hablando de calorías, sólo aporta alrededor de 90 por cada 200ml. De hecho la fama de la tripa cervecera no se debe tanto a esta bebida como a la enzima ACE que es la que hace que se acumule grasa en el abdomen.
Lo que tampoco se puede achacar a la cerveza es el pincho con el que la acompañemos…eso es harina de otro costal.
La pasta es un producto derivado de los cereales. De hecho, sólo el 1% es grasa frente a un aproximado 75% que es carbohidrato (energía que se acaba quemando con la actividad).
El problema está en las salsas, sobre todo las que contienen carne o queso…si la cocinas con salsa de tomate casera, está más que permitida.
Finalmente hemos cambiado el tercio para hablar de los integrales. En sí mismos tienen casi las mismas calorías que sus no integrales.
La ventaja de éstos radica en la cantidad de fibra que se añade a su receta y que hace que, al menos, el tránsito intestinal mejore
Más televisión, menos ejercicio
Mientras más televisión ven las personas, menos ejercicio hacen, según un estudio de los EE.UU. que usó podómetros para registrar los niveles de actividad de los participantes.
El estudio de 486 residentes de viviendas para personas de bajos ingresos en Boston encontró que cada hora de televisión se relacionó con 144 pasos menos caminados por día. En general, los voluntarios del estudio vieron un promedio de 3.6 horas de televisión al día, lo que equivalía a 519 pasos menos por día.
Algunos participantes reportaron no ver televisión, mientras que otros afirmaron que veían hasta 14.5 horas de televisión en los días de semana y 19 horas diarias los fines de semana.
Los investigadores también encontraron que por cada hora de televisión que veían, era 16 por ciento menos probable que los participantes caminaran 10,000 pasos por día, lo que se aproxima a los niveles de actividad diaria recomendados.
Las personas que veían un promedio de 3.6 horas de televisión diarias eran 47 por ciento menos propensas a alcanzar la meta de 10,000 pasos que los que no veían televisión.
«Claramente, mientras más tiempo pasa una persona viendo televisión, menos tiempo tiene para ser físicamente activa y, en muchas comunidades de ingresos bajos, otros factores podrían haber influido sobre las decisiones de los participantes del estudio de pasar su tiempo viendo televisión», afirmó en una declaración preparada el autor principal del estudio, Gary Bennet, del Centro para Investigación Basada en la Comunidad del Instituto de Cáncer Dana-Farber y de la Facultad de Salud Pública de Harvard.
El miedo al crimen en las calles y el mal mantenimiento de los parques y el equipo de los patios de juego podrían estar entre los factores que mantienen a las personas dentro de sus hogares viendo televisión, añadió Bennet. Anotó que las personas mayores de este estudio eran particularmente propensas a permanecer dentro de sus casas y ver televisión, lo que podría reflejar su creciente aislamiento de la sociedad.
Los hallazgos fueron publicados en línea en el American Journal of Public Health y se espera que aparezcan en la edición impresa de septiembre.
Pimientos verdes rellenos
Calorías/ración: 320
Preparación: 60 min.
Dificultad: Media
Comensales: 4
INGREDIENTES:
4 pimientos verdes redondos
4 cucharadas rasas de arroz
250 g de carne picada
1 huevo
1,5 cucharadas de harina
1 cebolla mediana
1 pastilla de Avecrem
1 pellizco de azafrán
Perejil
1/2 diente de ajo
PREPARACION:
Quitar con un cuchillo el rabo y la tapa de los pimientos verdes y vaciarlos de las simientes. Salar ligeramente por dentro y rellenar con una cucharada de arroz crudo y la carne picada, previamente mezclada con el 1/2 ajo, el perejil y sal.
Untar cada pimiento, por su parte de relleno, primero en el huevo batido y después en harina. A continuación freírlos durante unos minutos poniéndolos verticales con la parte del relleno hacia abajo, teniendo cuidado de que no se vacíen. Tumbarlos y freírlos 10 minutos más, girándolos de vez en cuando para que se hagan por todos lados.
En la misma sartén, pero habiendo quitado previamente el aceite sobrante, sofreír la cebolla muy picada hasta que comience a estar dorada, añadir una cucharada rasa de harina, un poquito de azafrán y dos vasos de agua, dejando cocer todo durante 3 minutos.
Colocar los pimientos rellenos con la pastilla de Avecrem desmenuzada y añadir agua hasta que queden prácticamente cubiertos. Tapar la cazuela y dejar cocer lentamente al menos 30 minutos, o hasta que estén blandos los pimientos.
Calabacines con queso azul
Calorías/ración: 360
Preparación: 30 min.
Dificultad: Media
Comensales: 2
INGREDIENTES:
650 g calabacín
100 g de queso azul
300 g de bechamel (25 g de mantequilla, una cucharada colmada de harina y un vaso y medio de leche desnatada)
pimienta negra molida
perejil (opcional)
PREPARACION:
Lavar bien los calabacines, cortarlos en rodajas y cocerlos durante unos 12 minutos, hasta que estén cocidos pero enteros, sin deshacerse. Escurrirlos bien y salpimentarlos.
Para hacer la salsa bechamel calentar la mantequilla, añadir la harina y rehogar 2 o 3 minutos, incorporar la leche poco a poco dando vueltas lentamente a fuego suave hasta que se haga una crema, salpimentando al gusto. Luego añadir el queso azul y seguir dando vueltas hasta que se deshaga. También se puede añadir una cucharada de perejil picado.
En la fuente de servir o directamente en los platos colocar el calabacín y recubrir con la salsa de queso azul. Se sirve inmediatamente caliente.
Nota:
En vez de hacer la salsa bechamel, se puede utilizar de la que venden ya preparada y lista para usar.
Mucha gente prefiere hacer los calabacines al horno en vez de hervidos.