Buenos hábitos alimenticios en niños

La nutrióloga Carina Salazar dedicada a la nutrición infantil, describe de manera muy clara las bases de la división de responsabilidades en la alimentación del niño preescolar:
“Los adultos somos responsables de lo que haya que comer y de la manera como se presentan las comidas.   Los niños de decidir cuánto comer y si quieren o no comer”.
Estos principios se deben aplicar en todas las comidas o bocadillos, o snacks, del niño de cada día.  Así, que es su responsabilidad seleccionar y comprar alimentos, elaborar y presentar las comidas en proporciones adecuadas, en pedazos que el  niño pueda manejar, brindarle utensilios apropiados para su edad, regular los horarios de las comidas y establecer formas de comportamiento en la mesa que hagan de la alimentación un momento agradable y placentero.
Se debe buscar una adecuada proporción visual entre el tamaño y el tipo de alimento que se ofrece.   Pero no es responsable de decidir la cantidad que el niño va a comer o si lo va a hacer o no.
Si se aplica esta división de responsabilidades, se elimina gran parte de las luchas típicas al momento de comer, por que se otorgan al niño las responsabilidades que le corresponden.
La unida manera de que el niño aprenda a regular su propia alimentación y la disfrute, es permitiéndole asumir las consecuencias.
Por ejemplo: si el  niño decide no comer, aprenderá que tendrá hambre antes del siguiente tiempo de alimentación, por lo que en otra ocasión tendrá que tomar su alimentación con mayor seriedad.   Si se le insiste en que coma o se es permisivo y se le da un snack en cuanto le de hambre, impedirá que aprenda las consecuencias de no comer a tiempo y le quita la responsabilidad de regular su alimentación.
Es muy importante no atribuir valores de premio ni de castigo a los alimentos, especialmente si se trata de que el niño pruebe comidas nuevas o de que coma verduras.   Se ha demostrado que los niños preescolares evitan más y les gustan menos los alimentos cuando los premian por comerlos.     Su reflexión parece ser: “si me dan algo a cambio de comer esto, es porque no debe estar bueno”. Asimismo, le otorgamos un valor emocional a los alimentos “premio” y enseñarle al niño a obtener una gratificación con estos, que comúnmente son galletas, dulces, papas fritas, etc.
Se debe proveer al  niños de alimentos atractivos a sus sentidos, incluir alimentos que pueda manipular por sí mismo, alimentos crujientes, con diferentes texturas, colores y sabores.   Las comidas muy calientes o muy frías tienden a ser rechazadas.   Para que un niño se anime a probar un alimento nuevo, debe ser atractivo a su vista, presentado de forma agradable, etc.    Es conveniente ofrecer los alimentos nuevos al principio de la comida, cuando el niño tiene hambre, o servirlos junto con otros alimentos que le sean familiares y ya acepte bien. A veces, los niños incorporan un alimento nuevo cuando ven que sus amigos también lo llevan a la escuela, por eso puede funcionar enviárselo en el lunch junto con sus alimentos habituales.
algunas sugerencias para inculcar y mantener hábitos de alimentación saludables en los niños son:

  • Establecer horarios regulares para las comidas y snacks: el propiciar una rutina en la alimentación permite conocer el propio cuerpo y regular el sistema de hambre-saciedad.    Los horarios regulares evitan la necesitad de “picar” alimentos en horarios fuera de las comidas que aumentan el riesgo de adquirir sobrepeso a largo plazo.
  • Destinar lugares específicos para la alimentación: no debemos permitir que los  niños coman en la recamara o viendo televisión.   Dar a la alimentación un lugar y un momento esto ayudara a establecer límites y hábitos saludables; también favorecerá que el pequeño capte y conozca las sensaciones de hambre y saciedad que su cuerpo le indica.
  • Comer en familia: además de ser un momento agradable para todos y propiciar una buena comunicación, nos facilita  procurarles platillos más sanos a los  niños y familiarizarlos con los nuevos.   Las comidas en familia son una excelente oportunidad tanto para establecer normas y hábitos, como para aprenderlos.

 

  • Presentar una alimentación completa en grupos de alimentos y variada, e introducir lo nuevo gradualmente: para que un niño acepte probar un alimento nuevo, se le debe de proponer varias veces; no hace falta presionarlos, a los  niños les gusta descubrir las novedades en sus propios tiempos.  La variedad en la alimentación aumenta la disponibilidad de nutrimentos.
  • Dar un buen ejemplo: si el  niño observa que se come una amplia variedad, es muy probable que siga el ejemplo.   Se debe comer lo que quiere que coma también el niño.
  • Servir proporciones medianas: el  niño no va a comer más por que se le sirva un plato lleno.  Es mejor acostúmbralo a pedir más si lo desea y no tenga que limpiar su plato.  Esto también le ayudara a tomar conciencia de su propia hambre y saciedad.
  • Enseñar a los niños a tomar agua simple: la mayor parte de los procesos del cuerpo requieren agua, por lo que es primordial mantener un buen estado de hidratación.  Emplee los jugos y aguas azucaradas como bebidas complementarias del agua, pero no como el líquido principal.
  • Evitar las peleas durante las comidas: no se debe castigar o premiar al niño con comida, pues se le otorgaría un valor emocional que a largo plazo dañaría su relación con ella. Uno de los objetivos es que el niño asocie su alimentación con bienestar, confianza y diversión.
  • Involucrar a los niños con su alimentación: los niños pequeños disfrutan desde la compra de los víveres para la semana, hasta los procesos para prepararlos y servirlos; muchas veces se muestran mas entusiastas para comer o probar los platillos si participan en su elaboración

 

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