La ingesta de fibra ayuda en la obesidad

La obesidad es un problema que se debe a un desequilibrio entre el aporte calórico de la dieta y su utilización. Su elevada incidencia en los países industrializados se debe a un aumento progresivo del consumo de grasas y azúcares refinados, que es significativamente  mayor en las personas obesas, acompañado de una disminución de la ingesta de verdura y fruta, lo que condiciona un déficit de fibra en la dieta.

Las únicas medidas para el tratamiento de la obesidad son la restricción calórica y el ejercicio físico. La fibra ayuda a controlar la ingesta calórica por diversos mecanismos.

La ingesta de fibra puede ayudar en lo siguiente:

  • La elevada capacidad de la fibra para retener agua y su bajo poder energético contribuyen a disminuir la densidad calórica de la dieta.
  • Los alimentos ricos en fibra necesitan una mayor masticación y, por lo tanto, un mayor tiempo para su ingestión. Esta mayor masticación, a la vez, estimula la secreción de saliva y de jugo gástrico, que favorecen la sensación de saciedad.
  • Se reduce la velocidad del vaciamiento gástrico, disminuyendo como consecuencia el hambre y prolongando la sensación de saciedad. La formación de soluciones de elevada viscosidad por la fibra soluble altera la estructura de la comida en la luz intestinal, dificultando el acceso de las enzimas digestivas a los nutrientes, y, por tanto, disminuye la absorción de ácidos grasos y de hidratos de carbono en el intestino delgado, reduciendo así el aporte calórico.
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