Los mitos más frecuentes sobre la alimentación

Todos sabemos que la alimentación es un tema alrededor del cual siempre se han tejido verdades a medias que circulan de boca en boca, y que se han convertido en verdaderos mitos que provocan efectos negativos insospechados en la salud de miles de personas.

Internet se ha convertido en un lugar donde abundan los consejos relacionados con la alimentación, pero muchos de ellos carecen de base científica y han surgido de las dietas mágicas y/o pseudocientíficas que tanto abundan.
Si usted es de los que se mantienen al tanto de temas relacionados con nutrición y dietas, seguramente habrá escuchado hablar de la existencia de alimentos magníficos, alimentos prohibidos y hasta alimentos “demonizados”.
Recientemente fue publicado en el periódico argentino “El Día” (www.eldia.com.ar), un interesante artículo titulado “Mil un mitos de la alimentación”, que presenta la opinión de un grupo de especialistas consultados por dicho diario, en el cual intentan despejar las dudas más frecuentes que aparecen en Internet o en las salas de espera de los consultorios, respecto a la alimentación.
Los expertos en la materia responden a interrogantes como ¿Para adelgazar hay que hacer dieta? ¿Un alimento conserva la misma cantidad de calorías aunque se prepare de manera diferente? ¿Los alimentos dietéticos, realmente adelgazan? ¿Una alimentación sana implica eliminar por completo el consumo de grasas?, entre otras.
A continuación presentamos las respuestas de los nutricionistas a los mitos más frecuentes que se tejen alrededor de la alimentación.
Mito 1: Para perder peso hay que hacer dieta
Los especialistas explican que las dietas restringidas o hipocalóricas generan problemas de reincidencia en la obesidad, pérdida de líquido y masa muscular y producen efecto rebote, entre otros.
Lo recomendable es recurrir a un plan de alimentación que genere cambios de hábitos nutricionales duraderos y evite los rebotes, aunque los resultados obtenidos sean menos impactantes que los conseguidos a través de otras dietas.
Las nuevas tendencias en nutrición señalan que un buen plan de alimentación debe basarse en tres pilares: 1) Variedad (incluir todos los grupos de alimentos); 2) Equilibrio (que la cantidad de calorías consumidas no supere a las que se gastan) y 3) Moderación (optar por porciones pequeñas y comer 4 comidas diarias y 2 colaciones o meriendas).
Mito 2: Lo único importante es el nivel de calorías
Los nutricionistas dicen que esta creencia es falsa. La obsesión por medir las calorías ni siquiera tiene en cuenta que el nivel de esas calorías se modifica según cómo se prepare el alimento. Así, una manzana cocida tendrá más calorías que una cruda y una porción de papas fritas más que una de papas hervidas.
Recomiendan prestar atención al poder de saciedad de los alimentos y a su índice glucémico, una variable que mide la capacidad de los comestibles de elevar el azúcar en sangre después de ser ingeridos.
Otros factores importantes a tener en cuenta son la adecuación de cada plan de alimentación a las características personales de quien come, a su entorno social, etc. También debe considerarse el grado de accesibilidad a los distintos alimentos, de la persona interesada en adelgazar, así como su forma de comer. Una dieta tiene que facilitar las cosas a las personas y no complicarlas, afirman.
Mito 3: Comer productos light no engorda
Los alimentos light tienen un nivel más bajo de calorías que el normal (alrededor de un 30% menos) y por eso todo depende de cómo se lo consuma. Si se lo hace en cantidades exageradas favorece el aumento de peso tanto o más que un producto común.
Hay un mecanismo psicológico que hace que, frente a un alimento light, la gente coma más de la cuenta, sólo por el hecho de que tiene menos calorías.
Por otro lado, las indicaciones del etiquetado son confusas y difíciles de leer aún para los profesionales. Para eso se trabaja junto a industriales y a la población para lograr, a la vez un etiquetado responsable y educar al consumidor a la hora de leer las etiquetas, ya que afirman que si no se entiende no se puede elegir correctamente.
Mito 4: Conviene ayunar después de darse un atracón
Este es un mito falso y peligroso. Si bien es frecuente que quien tiene interés en conservar su peso o reducirlo recurra a esta conducta, los profesionales la desaconsejan de manera tajante. Lo que recomiendan es que si un día si un día se comió en demasía, lo ideal es que en la siguiente comida la porción sea reducida y equilibrada.
El ayuno posterior a un atracón puede provocar una baja en la glucosa o en la presión arterial.

 

Mito 5: El líquido debe tomarse lejos de las comidas, porque de lo contrario engorda
Si se trata de agua, no tiene valor calórico, indican los expertos. Otros creen que la ingesta de líquidos junto a las comidas puede favorecer la sensación de saciedad. En todo caso, si se elige comer sin tomar líquidos a la vez, se trata de una conducta inocua, sin consecuencias negativas.
Mito 6: Para mantener el peso no hay que comer pan, papas, pastas ni postres
Est
a es otra falsa creencia. Algunos de estos alimentos aportan hidratos de carbono y energía y por eso se consideran necesarios. No obstante, hay que controlar las cantidades y las frecuencias con que se consumen, especialmente en el caso de los postres.

Las nuevas tendencias recomiendan incluir pastas, que causan mayor saciedad por poseer un índice glucémico más bajo, siempre y cuando se consuman en su justa medida y en el marco de un plan de alimentación.
Los nutricionistas recomiendan un límite para la frecuencia con que se consumen pastas y postres: un máximo de tres veces por semana.
Hoy se entiende que se necesitan 19 alimentos diferentes por semana para no carecer de nutrientes. Toda buena dieta tiene que tener 50% de hidratos de carbono: legumbres, cereales, verduras, frutas y pastas.
Mito 7: Hay que eliminar grasas y aceites para bajar de peso
También es falso. Cuando el cerebro no recibe grasa y glucosa dispara la sensación de hambre. Si no se consumen grasas aparecen otros problemas, indican los especialistas, ya que con ellas el cuerpo fabrica hormonas y vitaminas. Sin ellas no se absorben las vitaminas liposolubles como la K, la A, la D y la E que tienen funciones específicas y que van desde evitar las hemorragias hasta proteger a las hormonas.
Lo que los especialistas recomiendan es regular el consumo de grasas y que se ingieran las vegetales, presentes en aceites de girasol, oliva, soja y canola. O bien las llamadas “grasas buenas” que se encuentran en las semillas, las frutas secas y el pescado de mar.
Mito 8: Puedo empezar la dieta cuando quiero
Es un mito y a la vez una frase típica que desnuda la voluntad de postergar algo que se vive como una tortura y que va directo al fracaso. Así lo interpretan los especialistas que recomiendan -antes que una dieta- un plan de alimentación basado en hábitos saludables y en los tres pilares antes mencionados: variedad, equilibrio y moderación.
Mito 9: No hay que comer de noche si se quiere adelgazar
Falso.
Lo recomendado es hacer una cena liviana o moderada que podría incluir una porción de pollo, carne o pescado con guarnición de verdura o ensalada o verduras cocidas con una cucharada de aceite y una ensalada de frutas de postre.

La recomendación profesional, apunta a que la cena no debe ser más cargada que el almuerzo.
Mito 10: Otros mitos
• Los suplementos vitamínicos engordan: Falso. Las vitaminas y minerales que los componen no aportan calorías.
• Tomar un vaso de jugo de limón o pomelo ayuda a disolver las grasas: Falso. Se trata de un hábito que no cumple con ese objetivo, aunque es inocuo.
• Hay productos que ayudan a bajar de peso: Falso. Ningún producto puede hacer bajar rápidamente de peso a una persona sin consecuencias negativas para la salud.
• Los huevos de colores son mejores que los blancos si se quiere adelgazar: Falso. Su composición es la misma.
• La miel es mejor que el azúcar para perder peso: Falso. Prácticamente tienen las mismas calorías. La miel puede resultar más nutritiva como consecuencia del proceso de elaboración.
• La carne de vaca tiene más hierro que la de pollo o pescado: Falso. Tienen el mismo contenido en hierro
Ahora ya lo sabes, no creas verdadero todo lo que lees o escuchas sobre alimentación, investiga y escucha la opinión de los expertos en nutrición.

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