Renueva tu rutina

¿Te aburriste de tu rutina de ejercicios o has agotado tu cuerpo? Entonces, ¡es tiempo de añadirle más variedad a tu rutina! Participar en varios tipos de ejercicios y cambiar tu plan de actividad física cada cierto tiempo impedirá el aburrimiento y mantendrá tu motivación.

El balance es energía

Hacer los mismos ejercicios todos los días no es recomendable, porque puede conducirte al agotamiento y a las lesiones deportivas. Debes mantener el balance entre tres clases de ejercicios:

  • Aeróbicos, como lo son caminar, correr, montar bicicleta, etc.
  • Ejercicios de fortalecimiento, como levantar pesas y hacer ejercicios abdominales.
  • Ejercicios de flexibilidad, como el estirar los músculos.

Las distintas actividades benefician tu cuerpo en diferentes maneras. Por ejemplo, los ejercicios aeróbicos queman calorías y los ejercicios de fortalecimiento ponen tus músculos en forma y fortalecen tus huesos. El hacer una variedad de estos ejercicios te ayudará a sentirte mejor.

Explora y descubre

Para empezar a cambiar tu rutina de ejercicios, haz una lista de las actividades que te gustan, como lo son caminar, trabajar en el jardín, jugar fútbol o béisbol, ejercitarte en casa con un vídeo de ejercicios, nadar, correr o hacer cualquier otro ejercicio que desees. Las actividades que son más divertidas para ti serán más fáciles de hacer a menudo, sin causarte aburrimiento.

A continuación, piensa en tu horario y determina cuándo puedes darte tiempo para hacer ejercicios. Puedes realizar una actividad nueva una vez a la semana o al mes.

El nuevo ejercicio fortalecerá diferentes partes de tu cuerpo porque emplearás otros músculos que tu cuerpo no está acostumbrado a usar. También te puede ayudar a perder peso si te estancaste con tu rutina anterior.

Cuando empieces una rutina nueva, hazlo despacio. Un comienzo gradual prevendrá las lesiones deportivas y no te desanimará de hacer tus nuevos ejercicios. Recuerda que, como todo en la vida, de vez en cuando no podrás realizar tus actividades con la frecuencia deseada, pero ¡enfócate en tus metas y triunfarás!

Pensamientos positivos

Si piensas en el ejercicio como una tarea fastidiosa o una obligación, lo primero que debes cambiar es tu forma de pensar. Haz que el ejercicio sea una parte agradable de tu vida diaria en vez de algo que debes hacer a regañadientes cinco veces a la semana.

Una nueva rutina le dará a tu cuerpo el incentivo necesario para sentir mayor satisfacción y motivación.

Ejercicio al aire libre

Es una de las últimas tendencias del fitness. Lejos del ruido y la música de los gimnasios, al entrenar al aire libre no sólo se queman calorías sino también se combate el estrés.

Cada vez son más las personas que eligen los espacios abiertos para realizar actividad física. Una plaza, un parque o la ribera del río resultan mucho más tentadores para hacer ejercicio que encerrarse en un gimnasio, donde la música a todo volumen y los ruidos de las pesas aturden.

Entrénate y relájate

El contacto con la naturaleza ayuda a relajarse y a combatir el estrés, al mismo tiempo que facilita la concentración y el seguimiento de la rutina, algo que puede complicarse si entrenamos en nuestra propia casa y escuchamos el teléfono, el timbre o alguien nos interrumpe. En los gimnasios también es fácil distraerse, si nos encontramos con algún conocido o nos ponemos a conversar con alguien. Ese es otro de los beneficios del entrenamiento al aire libre: si hasta ahora evitamos ir al gimnasio porque somos tímidos o no sentimos deseos de acudir todas las tardes a un lugar abarrotado de gente, ¡el parque es ideal!

Si te atrae la idea, a continuación algunos consejos:

  1. Elige el lugar: Lo ideal es que no esté junto a una calle o un camino, para que no te distraiga el tránsito o los peatones. Escoge el parque que tengas más cerca. Por más de que haya otro lugar bonito más lejos, elige siempre el sitio más próximo.
  2. Prepárate un bolso con todo lo necesario y déjalo a mano: Una colchoneta, unas pesas, una banda elástica, una botella de agua y una toalla es todo lo que necesitas. También puedes agregar otros elementos, como un banco de step, una esfera aerodinámica, una barra u otros.
  3. Piensa en una alternativa para los días de lluvia, nieve o mucho calor. Una de las desventajas de entrenar al aire libre es que cuando el clima no acompaña, uno se ve tentado a seguir en la cama o entrar a tomar un copioso desayuno en alguna cafetería. Para no interrumpir con tu entrenamiento, busca un sitio techado para entrenar si no puedes ir al parque o la plaza. Puede ser en tu propia casa o edificio, si es que encuentras un sitio donde nadie te moleste.
  4. Inicia cada rutina con un ejercicio de contacto con la naturaleza. Tendido o sentado sobre la colchoneta, cierra los ojos y escucha el canto de los pájaros, el sonido del viento y la calidez del sol. Luego, abre los ojos y observa al tu alrededor.
  5. Prepara tu mp3 con la música apropiada. Selecciona temas con mucho ritmo y reserva esta música para tu entrenamiento. De esta manera, estarás esperando tu momento de ejercicios para escuchar la música que te gusta.
  6. Decide una rutina de ejercicios y aumenta la cantidad de ejercicios cada semana: Entre los ejercicios ideales para realizar al aire libre, puedes incluir:
    1. Push up o Press de pecho
    2. Estocadas con pesitas o barra
    3. Sentadillas
    4. Steps
    5. Dominadas (para plazas con instalaciones para ejercicios)
    6. Cuestas o barrancas
    7. Caminar en cuclillas o “paso de pato”

Zapatos deportivos

¿Alguna vez has entrado a una tienda de zapatos deportivos y te has sentido abrumado ya que no sabes qué zapato escoger? Con tantos tipos de zapatos, precios diferentes y publicidad llamativa, no es para menos pensar que al comprar tal o cual marca te convertirás en un mejor deportista.

Pero, para que logres seleccionar el mejor zapato atlético es necesario que aprendas un poco sobre tus pies, el deporte o la actividad a la que te dedicas y los diferentes tipos de zapatos que existen.

¿Cómo es tu pie?

Lo primero que tienes que saber es si tienes un arco alto, medio o bajo. Para saber esto puedes humedecer la planta de tu pie descalzo y hacer una huella sobre una superficie dura. Deberás escoger una superficie donde la huella se pueda ver con facilidad, como un pedazo de cartulina o papel a color. Si la porción delantera de tu pie y talón se unen por una línea delgada, tus pies tienen un arco alto. Si tu huella se asemeja más bien a la forma de tu pie completo, tienes un arco bajo. Un arco medio es una combinación de los dos. Si el arco de tu pie es alto esto significa que no son muy flexibles y necesitarás un zapato con buena amortiguación. Si tienes un arco bajo, o los pies planos, significa que tus pies son demasiados flexibles, por lo que necesitarás zapatos que controlen sus movimientos. Si tienes un arco medio prueba con un zapato que proporcione estabilidad.

¿Dificultades con tu pie?

También debes tener presente si has tenido problemas con los pies en el pasado. Por ejemplo, si has sufrido un esguince o te has torcido el tobillo quizás prefieras un zapato de talla alta que sostenga mejor los tobillos. Además, si en algunas ocasiones te duele el arco, quizás necesites zapatos que te ofrezcan soporte especial. Si sufres de juanetes es preferible adquirir zapatos más anchos en el área de la punta de los pies.

El zapato y tus actividades

El tipo de zapato que selecciones tiene que adaptarse a la actividad o actividades que realizas más a menudo. Por ejemplo, si normalmente participas en varias actividades por un período de tiempo extendido, lo más seguro necesitarás unos zapatos diseñados para todo uso. Sin embargo, si participas en alguna actividad específica tres o más veces por semana necesitarás zapatos que sean aptos para ese deporte en particular. Escoger los zapatos atléticos adecuados te ayudará a evitar lesiones, tales como esguinces del tobillo.

En cambio, si participas en actividades de alto impacto, como correr, trotar o aeróbicos, necesitarás zapatos con una buena amortiguación que absorba los impactos. Para los caminadores asiduos es importante que busquen zapatos que ofrezcan absorción adicional de impacto en el talón y, además, deben asegurarse de que las suelas proporcionen una pisada fácil en la punta del zapato. Si practicas deportes de cancha, como el tenis o el básquetbol, necesitarás zapatos que mantengan el tobillo estable debido a los frecuentes movimientos laterales. La suela de este tipo de zapato no debe ser muy gruesa.

Recomendaciones esenciales antes de pagar

La Sociedad Ortopédica Americana del Pie y del Tobillo (The American Orthopaedic Foot and Ankle Society) ofrece ciertas recomendaciones con el fin de obtener un buen calzado:

  • Asegúrate de medir tus pies en el momento en que estén más grandes, como al final del día o luego de correr, caminar o después de un juego o una práctica.
  • No te olvides de medir ambos pies porque quizás uno sea un poco más grande que el otro. Es preferible que tomes en cuenta la medición mayor y no la menor. Debe sobrar al menos un centímetro de espacio entre el dedo gordo y la punta del zapato.
  • Se recomienda comprar media talla o una talla más grande que la que usualmente usas para evitar que te salgan ampollas o pequeños hematomas en las uñas de los dedos.
  • Al probarte los zapatos deportivos, acuérdate de usar las medias que normalmente usas al hacer ejercicio.
  • Pruébate varios pares de zapatos. Las tallas pueden variar dependiendo del fabricante y deberías probarte ambos zapatos al mismo tiempo para asegurarte que te queden cómodos en ambos pies. Luego, trota en la tienda con los zapatos puestos para asegurarte que se sientan bien bajo impacto.

Recuerda además que cuando te pruebes unos zapatos deportivos éstos tienen que sentirse cómodos en el arco y a lo largo de toda la planta del pie, además de mantener firme el talón. Es importante que los talones no se deslicen. Si eres mujer, puedes buscar modelos diseñados especialmente para los pies de las mujeres, ya que tienen talones más angostos.

Por otro lado, también tienes que usar tus zapatos deportivos durante un tiempo antes de ponértelos para realizar una actividad en particular. Por ejemplo, no se aconseja usar los zapatos nuevos si vas a participar en un maratón. Tienes que darle tiempo a tus zapatos para que se adapten a tus pies.

Tampoco se recomienda que mantengas un par de zapatos deportivos por mucho tiempo. En la mayoría de los zapatos la amortiguación cede luego de haberlos usado de 500 a 800 kilómetros. Dependiendo de tu nivel de entrenamiento, esto pudiera llevar de 3 meses a un año. Con el fin de extender la vida de tus zapatos podrías tener dos o tres pares y alternarlos.
Algunas tiendas de zapatos deportivos cuentan con personal capacitado que te pueden ayudar a escoger los zapatos que se adapten mejor a tus necesidades, pero igual debes informarte bien antes de ir a las tiendas. Si tienes en cuenta tu tipo de pie, las actividades que realizas y lo que buscas exactamente en un par de zapatos deportivos, será mucho más fácil tomar una decisión y te sentirás menos abrumado(a).

Elimina calorías jugando futbol

Está comprobado: los que juegan fútbol queman una enorme cantidad de grasa por partido, a la vez que aumentan su masa muscular. Esto, combinado con un deporte que se juega en grupo, lo que a veces ayuda a ese empujón que necesitamos para hacer ejercicio … ¿te animas?

La original sugerencia, para grandes y chicos, hombres y mujeres, surge de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. Allí, científicos han demostrado que jugar un partido de fútbol entre amigos permite a quien participa en el encuentro quemar más grasas y ganar masa muscular en mayor proporción que la práctica de salir a correr.

Para llegar a esta conclusión, los expertos daneses estudiaron a 37 varones sanos, de entre 31 y 33 años, y descubrieron también que quienes juegan este deporte se cansan menos que aquellos que practican el “footing”, “running” o carrera, porque disfrutan más del ejercicio que realizan.

Los participantes en la investigación fueron divididos en tres grupos: unos jugaron al fútbol, otros corrieron y el resto no hizo ningún ejercicio. Para medir su esfuerzo, se les colocaron monitores cardíacos y se compararon muestras de su sangre y tejido muscular tomadas  antes y después de cada partido de fútbol o carrera.

Luego de tres semanas, durante las que practicaron sus respectivos deportes durante una hora tres veces a la semana, los futbolistas perdieron un 3,7 por ciento de su masa grasa, mientras que la de los corredores disminuyó tan solo en un 2 por ciento.

La masa muscular de los jugadores de fútbol aumentó en casi dos kilos, mientras que la de quienes corrieron apenas se modificó.

Por su parte, no se registraron cambios relevantes en la grasa corporal y musculatura de los que no practicaron ejercicio.

“Aunque quienes jugaron al fútbol no estaban entrenados, hubo momentos muy intensos en los que sus sistemas cardiovasculares fueron exigidos al máximo, como si fuesen profesionales”, explicó Peter Krustrup, del Departamento de Ciencias del Deporte de la universidad y uno de los autores del trabajo.

Los investigadores también comprobaron que hay momentos en los partidos en los que el corazón bombea a un 90 por ciento de su capacidad, nivel que no se registró entre los corredores.

Además, “los futbolistas se divirtieron más y no pensaron tanto en la fatiga y el dolor muscular”, según la investigación.

El fútbol no sólo es beneficioso para adelgazar, sino además para reforzar la densidad mineral ósea, sobre todo cuando si se practica desde la infancia. Lo que lo vuelve también un deporte interesante para la mitad femenina del mundo. De hecho, el próximo paso de los investigadores será iniciar una investigación con goleadoras, defensoras y atacantes femeninas.

Jugar al balompié desde antes de la pubertad favorece al contenido y la concentración de sales minerales de los huesos y les confiere un mayor tamaño, indica otro trabajo liderado por José Antonio López Calbet, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.