Mejora tu vida con respiración profunda

La respiración profunda nos ayuda a calmar la agitación, el estrés y la ansiedad. Respirar bien para vivir mejor es un principio de bienestar físico y mental que reclama nuestra atención entre la prisa y las presiones con las que convivimos. A su vez, y no menos interesante, este tipo de respiración nos permite conectar mucho mejor con nosotros mismos, con nuestras necesidades vitales…
Son muchas las culturas que ven en el proceso de respiración algo más que ese acto -en apariencia- involuntario que garantiza nuestra supervivencia y al que apenas prestamos atención. Muchos de nosotros formamos parte de ese mundo hiperventilado que de pronto, cuando siente la necesidad o la curiosidad de practicar el yoga, el Mindfulness o Tai-Chi, toma conciencia de que respirar es algo más que tomar aire, para expulsarlo de nuevo.
En ese proceso rítmico de expansión y contracción, la respiración representa también esa polaridad constante que vemos en la naturaleza, como la noche y el día, como la vigila y el sueño, como la calma y la tormenta, la primavera y el invierno… Es un ciclo que tiene sus pautas y sus tiempos, su música interior y sus increíbles beneficios en caso de hacerlo correctamente.
La mayoría de nosotros respiramos rápido y de modo superficial, infrautilizando la capacidad de nuestros pulmones, que apenas se expanden. En un estado normal respiramos entre 17 o 18 veces por minuto. Sin embargo, cuando sufrimos ansiedad o estrés, el número de esa frecuencia respiratoria se dispara, pudiendo alcanzar incluso las 30 respiraciones. Es un riesgo. Es como vivir con una espada de Damocles sobre nuestra cabeza al generar un progresivo desequilibrio que afectará a nuestra presión arterial, a nuestro sistema inmunitario y a nuestros músculos e incluso a nuestra mente.
Sin embargo, algo tan simple como «respirar hondo» y hacerlo con control genera un beneficio sistémico, equilibrando múltiples procesos y proporcionando una vía de salida a muchas de esas emociones negativas que atenazan nuestro día a día.
¿Y si aprendemos a respirar bien para vivir mejor?

Respiración profunda, pero pausada

Hay un dato muy interesante que merece, al menos, una reflexión: la respiración es una de las pocas funciones corporales que hacemos tanto voluntaria como involuntariamente. Constituye una gran oportunidad de control sobre nuestro cuerpo, mejorando, si ejercemos este control de forma inteligente, en calidad de vida.
Piensa que una respiración voluntaria y consciente puede influir en cómo respiramos cuando lo hacemos de manera automática. De este modo, mejoramos la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la circulación, la digestión y muchas otras funciones corporales.
Ahora bien, es muy posible que alguno de nuestros lectores se pregunte si hay alguna evidencia científica de que la respiración profunda sea realmente tan positiva y beneficiosa como nos explican las culturas orientales. Bien cabe decir que lo que nos dicen diversos estudios, como el publicado en la revista científica «Harvard Health«, es que lo que más beneficia a nuestro cuerpo es una respiración lenta.
Cuando respiramos hondo, pero sobre todo con lentitud, conseguimos que el oxígeno llegue verdaderamente a las células y que no descienda el nivel de CO2 sanguíneo. A su vez, también se ha llegado a la conclusión de que el tipo de respiración que más nos beneficia es la respiración diafragmática: esa en la que cogemos aire en profundidad, dejando que entre por la nariz y llene completamente los pulmones, al elevar la parte baja de nuestro abdomen.

Beneficios de la respiración profunda

A todos, en algún momento de nuestra vida, nos han dicho aquello de «no pasa nada, respira hondo». Es como un sortilegio, como una palabra mágica que al instante de ser cumplida y llevada a cabo, nos genera un bienestar integral, un alivio casi inmediato con el cual calmar el cuerpo y reorganizar la mente. Dicha estrategia tendría muchos más beneficios si nos acostumbráramos a practicarla a diario, de manera que se convierta en una costumbre.
Estos serían algunos cambios que notaríamos:

  • Mejoraría el metabolismo celular de nuestro cuerpo.
  • Gestionaríamos mejor el estrés y la ansiedad.
  • Dormiríamos mejor.
  • Las digestiones serían menos pesadas.
  • Sentiríamos menos dolor muscular, menos cefaleas y migrañas.
  • Nos concentraríamos mejor en nuestras tareas.
  • Mejoraría nuestro eje postural y tendríamos menos dolores de espalda.
  • Aprenderíamos a estar más centrados en «el aquí y ahora».

Aprender a practicar la respiración profunda

Tal y como hemos señalado al inicio, las personas respiramos de media entre 16 y 17 veces por minuto. Nuestro objetivo con la respiración profunda es hacerlo 10 veces en un minuto. Queda claro que no lo conseguiremos en la primera sesión, pero poco a poco y día a día alcanzaremos este logro que revertirá sin duda en nuestro bienestar.

«Vivir no consiste solo en respirar, es mucho más…»
-Mao Zedong-

Toma nota sobre cómo puedes conseguirlo.

En primer lugar, busca un sitio cómodo para sentarte y que te permita tener la espalda erguida. Tu ropa debe ser cómoda, dejándote la zona de la cintura y el abdomen libre, sin la clásica presión de los vaqueros o los cinturones.

  • Coloca tu pecho hacia delante, relaja los hombros y descansa la mirada.
  • Ahora coloca una mano sobre tu pecho y la otra en el abdomen.
  • Inspira de forma lenta y profunda a lo largo de 4 segundos.
  • Cuando lo hagas, debes percibir cómo la mano del abdomen se eleva mucho más que la mano que está sobre el pecho. 
  • Retén ese aire durante 5 segundos para después, exhalar de forma sonora a lo largo de 7 segundos.

Empieza con este ritmo, a medida que lo controles puedes ir ajustando los tiempos para conseguir de media 10 respiraciones en un minuto. Poco a poco, percibirás notables beneficios en tu salud física y una adecuada calma mental con la que afrontar mejor el día a día.
 

Qué se debe comer en periodos de estrés

En periodos de estrés  y aunque no nos demos cuenta, nuestro cuerpo consume más energía de lo habitual. Es necesario entonces ajustar la dieta para estos momentos de nerviosismo y tensión. En general estos periodos deben trabajarse desde todos los puntos, psíquicos y físicos pero en este caso vamos a centrarnos en el aspecto físico, en concreto en el de la alimentación.

En periodos de estrés y ansiedad nuestro cuerpo no sólo gasta energía  sino que consume muchas vitaminas, minerales y oligoelementos. Es por eso que muchos tratamientos homeopáticos se centran en suplir estos últimos y los médicos suelen recomendar complejos vitamínicos, pero si podemos ingerirlos en vez de tomarlos en cápsulas, mucho mejor.

La regla es: que la comida sea ligera y que sea muy equilibrada. En estos momentos podemos “abusar” un poco de las frutas, las verduras, los cereales y las fibras. Todos estos componentes nos ayudarán a lidiar con muchos de los problemas que el estrés deja en nuestro cuerpo y en especial en el aparato digestivo.

Respecto a las comidas ligeras, debemos entender que cualquier comida rica en grasa o muy copiosa favorecerá el estado de tensión pues nuestro organismo se ve saturado para poder digerir aquello que le hemos dado. Lo mejor es realizar comidas ligeras y preferentemente más comidas en menor cantidad. Y muy importante, mucha agua, infusiones y zumos naturales.

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Evita las taquicardias con estos alimentos

Un shock nervioso o una situación de estrés pueden hacer que el corazón vaya a mil por hora. Para frenarlo, es útil tomar alimentos ricos en potasio y magnesio.

Para ello te recomendamos esta lista de alimentos que si los incluyes en tu dieta diaria ayudarás a prevenir que aparezcan.

La tila es el remedio por excelencia cuando las palpitaciones se asocian a situaciones de estrés o ansiedad. La infusión de tila tiene una doble acción: aparte de serenar la mente, gracias a su acción sedante, es capaz de dilatar las arterias y, con ello, de frenar  los latidos del corazón.

tiles. Los dátiles son un alimento muy beneficioso. Contienen mucho calcio, un mineral que reduce las palpitaciones cardíacas, pero aquí no acaba todo. Algunas taquicardias, sobre  todo  las que  son  de  origen  nervioso,  pueden  estar  ocasionadas por  un  déficit  de magnesio. Si es así, hay que aumentar la ingesta de dátiles, higos secos y orejones.

LechugaEsta verdura aporta dosis considerables de potasio, el mineral que ayuda a regularizar el ritmo cardíaco. Si te notas acelerado, come a diario un plato de lechuga o de acelgas  y  espinacas  crudas.  No  tengas  las  verduras  demasiado  rato  en  remojo,  porque reducirás su contenido en potasio.

Nueces. Son una fuente importante de vitamina E, razón por la que las nueces se consideran  las mejoras amigas del  corazón.  Está demostrado  que  tomar  un  puñadito  de nueces a diario ayuda a mantener el colesterol y la tensión arterial a raya, dos medidas ideales para mantener el corazón a prueba de sustos.

Copos de avena. Aparte de reducir el colesterol, la avena es un cereal que actúa como un tranquilizante natural, a causa de la beneficiosa presencia de vitaminas del grupo B. Este conjunto de nutrientes aporta un gran bienestar al organismo.

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Mejora los trastornos hormonales con estos alimentos

Las mujeres que siguen dietas muy estrictas, sufrenestrés  o practican ejercicio en exceso son las más propensas a sufrir desarreglos hormonales.

Además de hacer una visita al ginecólogo ante la menor señal de alarma, te proponemos revisar la dieta dando prioridad a estos alimentos.

Kiwi. Casi ninguna otra futa contiene tanta vitamina C como el kiwi. Este nutriente hace frente a los estragos del estrés y también resulta indispensable para la producción hormonal.

Aceitunas. La razón por la que a las mujeres que practican deporte en exceso o siguen una dieta severa se les retrasa o les desaparece la regla es porque su cuerpo no dispone de suficiente grasa, imprescindible a la fabricación de las hormonas sexuales. Incluir en la dieta alimentos grasos, pero saludables –como las aceitunas, el aguacate, los frutos secos y  el  pescado  azul-,  es de gran  ayuda a  la hora de tener  ciclos menstruales más regulares.

Brotes de soja. Todos los derivados de la soja, el apio, las semillas de lino, las manzanas, los dátiles, la col y los brotes de alfalfa, entre otros, contienen unas sustancias muy similares a las hormonas femeninas. Por esa razón, los expertos los consideran fantásticos reguladores hormonales de origen natural.

Bistec de ternera. Después del hígado de ternero o de pollo, es la carne más rica en hierro. Las mujeres que tienen reglas muy abundantes, deberían comer carne roja, debido a que pierden mucho hierro en el período, lo que les ocasiona cansancio y debilidad.

Perejil. No sólo es uno de los vegetales más ricos en hierro y vitamina C, sino que también estimula el flujo menstrual  –cuando la regla sufre un retaso- y alivia el dolor del período. No obstante, deberías evitar el consumo de semillas de perejil en caso de embarazo o piedras en el riñón.

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El estres y la falta de sueño provocan las mismas reacciones

 
 
 
No somos conscientes de la importancia de dormir, de descansar bien. Tanto, que vernos privados del sueño provoca que nuestro sistema inmunológico entre en acción, reflejando el mismo tipo de respuesta inmediata que tiene lugar tras la exposición al estrés.
 
El hallazgo puede afectar a las profesiones relacionadas con la pérdida de sueño Así lo señala un estudio realizado por científicos de los Países Bajos y el Reino Unido y que publica la revista Sleep. Han comparado los recuentos de glóbulos blancos de 15 hombres jóvenes y sanos en condiciones normales, y en condiciones graves de privación del sueño.
 
Los glóbulos blancos de los 15 sujetos fueron medidos y analizados después de un estricto horario de ocho horas de sueño, cada día, durante una semana. Los participantes fueron expuestos a, por lo menos, 15 minutos de luz al aire libre dentro de los primeros 90 minutos de vigilia, y se prohibió el uso de cafeína, alcohol o medicamentos durante los últimos tres días.
 
Posteriormente, el recuento de glóbulos blancos en un ciclo normal de sueño-vigilia se comparó con los datos de la segunda parte del experimento, en la que las muestras de sangre fueron recolectadas durante 29 horas de vigilia continua. Como resultado, los glóbulos blancos conocidos como granulocitos reaccionaron de inmediato ante el estrés físico de la pérdida de sueño, reflejando la respuesta del cuerpo al estrés.

 

Estrés, depresión y ansiedad… evitalos

 
 
 
La salud mental es parte fundamental de una vida sana y más si se define — como lo hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) — como el estado de bienestar en el cual el individuo desarrolla sus propias habilidades, puede hacer frente a las tensiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y provechosa tanto para él como para su comunidad. En resumidas cuentas y palabras simples, la salud mental determina la manera como lidiamos con nuestra vida y con los problemas que se nos presentan a lo largo de la misma.
 
La depresión, el estrés y la ansiedad son palabras que escuchamos todos los días porque vivimos en un mundo que va a gran velocidad y tiene repercusiones en nuestra salud física y mental. Muchas personas me han preguntado ¿qué es depresión y cuáles son los síntomas del estrés? Y esperan una respuesta rápida y sencilla. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que te imaginas. Es por eso que hemos creado este Reporte Especial que puedes bajar a tu computadora completamente gratis.
 
En algún momento todos podemos sentirnos incapaces de superar alguna situación y posiblemente eso nos genere tristeza, depresión, estrés o ansiedad. Pero con la información que contiene este reporte sobre la depresión, el estrés y la ansiedad, estarás tomando el primer paso para prevenir o tratar estas condiciones tan comunes.
 
¿Sabes como distinguir entre tristeza y depresión? ¿Conoces los diferentes síntomas del estrés y sabes reconocer cómo se manifiesta en ti? ¿Puedes determinar el momento en que  la ansiedad deja de ser normal y se convierte en un trastorno de ansiedad? Con este reporte tendrás en tus manos la manera de determinar si es algo pasajero con lo cual puedes lidiar tu mismo o si debes buscar ayuda.
 
Y recuerda, que el buscar ayuda para el estrés, la ansiedad o la depresión no es una señal de debilidad, es una señal de fortaleza. Estos problemas no son diferentes a tener presión alta o diabetes. Independientemente de lo que los cause, hay alteraciones químicas en el cuerpo. Por eso existen profesionales que estudian e incluso se especializan en esta área y están listos para ayudarte. No sufras en silencio. Si necesitas ayuda, búscala hoy. Te la mereces.
 
Si tú o algún miembro de tu familia sufre de depresión, no están solos.  La OMS estima que cada año cerca de 154 millones de personas en el mundo sufren de depresión.
Cuando las cosas no salen como queremos, cuando sufrimos una pérdida importante o pasamos por un mal momento, es normal que nos deprimamos. La tristeza, la falta de ánimo o la sensación de soledad son respuestas comunes a los reveses de la vida. Además son emociones que nos recuerdan que sentimos, que somos más que carne y hueso, que estamos vivos.
Pero cuando esos sentimientos duran más tiempo del normal y se vuelven cada vez más fuertes, que a duras penas los puedes soportar, entonces ya deja de ser normal y se convierte en una enfermedad conocida como Depresión Severa o Clínica. Esta es una enfermedad que puede afectar seriamente tu vida diaria, tu trabajo, tus relaciones con los demás y hasta tu salud física. Especialmente cuando la dejas avanzar sin buscar ayuda y sin recibir tratamiento. Incluso a muchos los lleva a caer en adicciones o a pensar en el suicidio.
¿Conoces las señales de peligro de la depresión?
Según el Instituto Nacional de Salud Mental, la mayoría de las personas que sufren de depresión, no necesariamente experimentan los mismo síntomas. Como todas las personas somos diferentes, es muy probable que la severidad de los síntomas, su frecuencia y su duración, varíe de una persona a otra. Sin embargo, hay señales de alerta tanto emocionales como físicas que pueden indicarte que estás pasando por algo más que “un par de días de tristeza”.
El sentirse triste de vez en cuando es normal. Sin embargo, cuando esos sentimientos de tristeza interfieren en la vida diaria de una persona, impidiéndole desempeñarse bien en el trabajo, dormir bien, estudiar, comer, relacionarse con los demás y disfrutar de los simples placeres de la vida, estamos hablando de una Depresión Clínica o Severa. Si sufres de esta depresión, estos sentimientos de vacío y tristeza estarán contigo aunque quieras eliminarlos con toda tu voluntad.
La depresión es un trastorno que afecta al cuerpo, al estado de ánimo y a los pensamientos. Puede afectar o alterar radicalmente la alimentación, el sueño y la manera de pensar, pero no es lo mismo que sentir tristeza o estar decaído, ni tampoco es indicio de debilidad personal ni constituye un estado que pueda disiparse o modificarse a voluntad. Las personas que sufren una enfermedad depresiva o depresión no pueden simplemente “recobrar el ánimo” y reponerse. Es una enfermedad que requiere ayuda de un profesional.
¡Una buena noticia!
La depresión tiene tratamiento. Mientras más pronto te diagnostiquen y recibas tratamiento para la depresión, más rápido podrás dejar atrás estos días de tristeza que parecen interminables y podrás recuperar la alegría y disfrutar la vida.
El primer paso es reconocer los signos y síntomas para tomar control de tu vida, en vez de dejarte controlar por los acontecimientos de la vida. Toma ese primer paso descargando este Reporte Especial.  No cuesta nada y puede valer tu vida.
¿No te lo debes a ti mismo y a tu familia saber cómo lidiar con el estrés y la ansiedad? No puedes esperar que tu vida mejore por si misma. Eso es como dejar todo al viento y al destino. Es mejor es crear tu propio destino a drede, tomando todas las medidas necesarias para cuidar de tu salud física y mental.
La información es tu mejor aliada.
Recuerda que este reporte especial es completamente gratis. Simplemente haz “clic” en el ícono de descarga para bajarlo. Te enviaremos un correo electrónico con un enlace para bajar tu copia de este informe gratuito y te notificaremos por correo electrónico siempre que haya información nueva sobre la salud mental en nuestro sitio VidaySalud.com. No tienes ninguna obligación y puedes cancelar en cualquier momento, sin ninguna molestia.

 

Evita comer por estrés

 
 
 
Muchas personas comen más cuando están estresadas. Para evitarlo puedes intentar seguir estos consejos cuando tengas ansiedad por la comida:
Distráete: piensa en otra cosa que no sea comida, lee un libro, platica con alguien o cuenta hasta que dejes de pensar en la tentación.
Come 5 comidas sanas al día: para evitar los atracones lo mejor es un buen desayuno por la mañana, a medio día ingerir un pequeño refrigerio que puede ser una fruta o yogurt, después, por la tarde una comida balanceada, a media tarde nuevamente fruta o verduras ralladas, como zanahoria, jícama o pepinos y por la noche una cena ligera.
Crea tus normas: si tienes antojo de algún alimento que no entre dentro de tu plan alimenticio ponte reglas que nivelen lo que te quieres comer, por ejemplo; “sólo comeré un chocolate después de caminar media hora” o “si como pan haré 15 minutos más de ejercicio al día”.
Ten siempre fruta a la mano: es sana y fácil de transportar, además de contar con fibra natural que ayuda a sentir saciedad y elimina los excesos de grasa del cuerpo, además de ser un excelente laxante.
Pide ayuda: comenta con tus amigos o familiares que te ayuden a evitar la comida “chatarra” e insísteles en no comer alimentos altos en grasa frente a ti.
Focaliza tus objetivos: si lo que quieres es bajar de peso o mantenerlo, debes estar completamente convencido de que no quieres ingerir alimentos que obstaculicen tus metas. Tenerlas en mente te ayudará a seguir en pie contra las tentaciones.

 
 

¿Existen los alimentos antiestrés?

 
 
Ningún nutriente puede en sí mismo atribuirse efectos antiestresantes. Sin embargo, hay un hecho irrefutable: el placer que nos produce comer ciertos alimentos provoca en nuestro organismo una secreción de “opiáceos endógenos” que nos proporciona sensación de bienestar e incluso cierta euforia.
Pero no podemos olvidar que los gustos de cada uno son diferentes y cada persona tiene sus propios alimentos antiestrés. Aunque en general la mayoría se decanta por los dulces y las grasas, hay a quien le puede encantar el pan o las frutas. El problema está en controlar las cantidades…
Más que alimentarse de ciertos alimentos, la mejor estrategia frente al estrés es comer bien y de todo, ya que de ello depende que nuestras defensas estén altas.
Los nutrientes que contribuyan a mantener fuerte nuestro organismo y, por tanto, a paliar el estrés, son:
Las vitaminas. La A, la C y la E combaten directamente la formación de radicales libres. La A se obtiene de las zanahorias, el melón, el brócoli, las coles de Bruselas, las espinacas y los boniatos. La C está presente en los cítricos y en el brócoli, los pimientos, el melón y el tomate. Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites vegetales. Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y judías verdes.
Minerales. Potasio, magnesio y calcio son imprescindibles porque estimulan la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés. Por otro lado, tienen propiedades relajantes y mantienen a raya el ritmo cardíaco. Frutas, verduras, cereales enteros y carne son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras (puede desaparecer en la cocción, por eso es aconsejable consumir esta agua en forma de sopa o salsas). Los frutos secos, cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración. El calcio, por último, es conocido como “el tranquilizante natural” y, desde luego, pocas cosas tienen un efecto tan sedante como beber un vaso de leche tibia antes de acostarse.
Alimentos relajantes. Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado mientras que otros favorecen la irritabilidad. Entre los alimentos “relajantes” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.
Chocolate: ¿amigo o enemigo?
Es uno de los alimentos más utilizados por miles de mujeres para calmar los nervios. Incluso se ha llegado a afirmar que crea adicción. Efectivamente, el cacao contiene sustancias de efecto calmante, además del placer que produce su sabor. Pero ojo: si abusas de él añadirás calorías extra a tu organismo e incluso puedes producir un efecto excitante. Un par de onzas de chocolate negro (menos calórico) pueden ayudarte a calmar la ansiedad y proporcionar combustible a tu cerebro sin aportar apenas calorías.
Lo mismo nos ocurre con los dulces: aparte del chocolate, es lo que más nos apetece comer cuando estamos nerviosos. La explicación es que los glúcidos provocan un aumento de la cantidad de insulina en sangre, lo que permite la secreción de triptófano, un aminoácido que se transforma en serotonina, que calma la depresión y la ansiedad. Los azúcares de digestión rápida producen este efecto casi inmediatamente, por lo que no debe extrañarte que te apetezca comer dulce cuando estás triste. Una vez más, debes utilizarlos de forma inteligente para no darle a tu cuerpo grasas y calorías en exceso.
Además de poner en peligro nuestra salud y nuestro sistema nervioso, estar estresados puede hacernos atacar la nevera cuando la ansiedad nos puede. Por ello, hay que convertir la comida en una aliada. Además, hay ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mitigar el estrés.
Comer de forma equilibrada es fundamental para mantener en orden tu cuerpo y tu mente y evitar que el estrés afecte a tu estómago, tus defensas y tu sistema nervioso. De tus menús depende buena parte de tu estabilidad física y emocional.
Tus compras antiestrés
Imprime esta lista y llévatela al súper al próxima vez que vayas a la compra. Que no se te olvide pasar por estas secciones:
– frutas y verduras. Que no falten en tu carrito todas aquellas ricas en vitaminas del grupo B y C: coles, espinacas, lechuga, tomate, naranjas, kiwis, etc.
– sección lácteos: las vitaminas y minerales aportados por la leche son indispensables para evitar el estrés. Que no falten en tu nevera yogures normales o desnatados, leche semidesnatada y quesos (escoge los bajos en grasas)
– en la carnicería: la carne es rica en vitamina B3, que ayudará a tu organismo a luchar contra las tensiones externas. Lo mejor: las carnes magras, sobre todo la ternera, el jamón serrano y los embutidos ibéricos, el pollo o el pavo
– en la pescadería: el pescado contiene montones de vitaminas, minerales y oligoelementos excelentes para combatir el estrés. Por su relación calidad-precio, los pescados azules como el boquerón, la sardina o la caballa, son los mejores.
– en la panadería: la fibra es absolutamente necesaria para el buen funcionamiento de tu organismo y, sobre todo, para proteger tu estómago, uno de los principales afectados por el estrés. Mejor el pan normal que el de molde, y mejor aún el integral. Echa también al carrito cereales completos para el desayuno y biscotes integrales para la merienda o el tentempié (con atún llenan y engordan muy poco).
– conservas y congelados: además de sacarte de un apuro, las conservas de atún, sardinas o berberechos son un alimento excelente y bajo en grasas. De la sección de congelados te interesan las verduras y productos del mar, olvídate de los platos precocinados. Llévate también botes de legumbres para preparar en ensalada, y de verduras para tomar con vinagreta
– sección bebidas: además de la leche, no te olvides de las infusiones: tila, poleo y valeriana. Respecto a los zumos, los envasados tienen demasiados azúcares. Los refrescos: mejor ligth o sin cafeína. Compra cacao para chocolatear la leche cuando estés decaída y cereales solubles para sustituir el café. Para darte un capricho: un buen vino.
– condimentos: no te olvides de coger una ramita de perejil, ayuda a absorber el hierro, un mineral imprescindible para estar fuerte. Añadir especias como el oréganos o la canela te harán regalarte los sentidos y te harán sentir mejor
– ¿sección caprichos? Todo el mundo tiene sus particulares alimentos antiestrés (chocolate, dulces, frutos secos…). Echa algunos al carrito pero sabiendo que son para casos de emergencia y en pequeñas dosis
Un truco antiestrés y anticalorías. Ten siempre a mano una barrita de regaliz por si te asalta el hambre entre horas: además de calmar el hambre sin aportar apenas calorías, tiene una poderoso efecto antiestrés.
¿Sabías que?… Cuando a nuestro cuerpo se le exige una carga extra de energía por presiones en el trabajo por estrés emocional, el organismo agota las reservas de energía y, en consecuencia, las reservas de vitamina B, lo que nos vuelve vulnerables a padecer depresión, insomnio o irritabilidad. Para evitarlo, debes incluir en tu dieta alimentos como el brócoli, acelgas y espinacas, los cereales y las leguminosas, que contienen el complejo de vitamina B.
Un consejo: si estás sometida a situaciones de estrés o te sientes agotada mental y físicamente, toma levadura de cerveza, es un suplemento alimenticio rico en proteínas y vitaminas que tiene propiedades antiestresantes y desintoxicantes.