Mirar televisión, así como ingerir alimentos mientras se convive con otros distractores, tales como la radio o el ordenador, es notablemente influyente sobre el aumento de peso de los niños, pero también en los adultos.
Un estudio canadiense comprobó que los niños que comen y miran televisión al mismo tiempo engordan más que aquellos que evitan sus programas favoritos en el momento de la comida.
Se observó que los niños asimilan 228 calorías más si al momento de comer están mirando tele.
Uno de los fundamentos de éste mayor consumo calórico es que quienes ven televisión no reconocen cuándo es el momento en que deben parar de comer.
Es decir, la tele provoca una alimentación mecánica que no permite tomar conciencia de lo que se está consumiendo y su cantidad.
Por ello, los niños no reconocen qué es lo que están llevando a su boca, no disfrutan del momento placentero y social de la comida y engordan más porque comen más.
En un momento en que la obesidad afecta cada vez más a los niños, es indispensable que los padres reconozcan la importancia de comer sin distractores y apaguen la tele al momento de compartir un almuerzo o una cena.
Además, la publicidad engañosa acerca de la comida basura engaña a los niños y los atrapa estimulando el consumo nocivo de este tipo de alimentos.