A partir de las 7 de la tarde nuestro metabolismo se ralentiza. Nuestros órganos se ven regidos por un reloj interno, según el cual hay momentos de máximo rendimiento y actividad, y otros de reposo de su energía.
En la medicina tradicional china, es de siete a nueve de la noche (hora solar), la franja horaria en la cual el estómago se encuentra en un momento de mínima energía, este es el motivo por el cual se puede sentir la necesidad de ingerir algún alimento, y es este el periodo de tiempo más equilibrado y saludable para cenar, pues el sistema digestivo necesita recibir alimentos para equilibrarse. En nuestra cultura es la cronobiología la rama que estudia los ciclos vitales que rigen el organismo de los seres vivos.
Invertir el orden alimenticio, haciendo desayunos más variados y generosos, y cenas más moderadas, es entrar en armonía con nuestro reloj interno, pues es por la mañana cuando todos los órganos están pletóricos y necesitados de un buen desayuno, y es a partir de las siete de la tarde que todo nuestro organismo, (aunque no nos demos cuenta) , se empieza a preparar para el reposo, enlenteciéndose su metabolismo.
Un antiguo aforismo refleja con mucha gracia y sabiduría este concepto:
«desayunar como un príncipe, comer como un burgués y cenar como un mendigo».
Además de cenar moderadamente, cenar temprano garantiza una mejor digestión y asimilación de los alimentos, evitando sobrecargar al hígado, padecer hinchazones y flatulencias y trastornos del sueño.
Consejos saludables
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