Una dieta rica en calcio y productos lácteos en la infancia podría reducir el riesgo de mortalidad en la edad adulta, según concluye un estudio publicado por la revista British Medical Journal.
Las universidades de Bristol (Inglaterra) y Brisbane (Australia) hicieron un seguimiento, durante 65 años, de un estudio realizado en Reino Unido en los años de 1930 sobre hábitos alimenticios.
Observaron, entre otras cosas, que la presencia de calcio y lácteos en la dieta influía en cuánto vivía la gente y que las personas que habían consumido esos productos desde pequeñas tendían a vivir más.
En la actualidad continúa el debate sobre el efecto de los lácteos, como la leche entera, la mantequilla o el queso en la dieta, ya que se considera que, en la edad adulta, pueden contribuir a las enfermedades cardíacas por su alto contenido de grasas saturadas y colesterol.
La comunidad médica se plantea, incluso, los efectos a largo plazo de dar leche a los niños en las escuelas.
Los científicos británicos y australianos analizaron la información recogida entre 1937 y 1939 por el estudio «Carnegie sobre dieta y salud en Reino Unido de preguerra», en el que se examinó a niños de mil 343 familias inglesas y escocesas con base en inventarios semanales de la despensa del hogar.
Los autores del presente estudio lograron establecer qué les había sucedido a 4 mil 374 de estos niños entre 1948 y 2005.
En 2005, mil 468 (34%) habían muerto, 378 de ellos por enfermedades coronarias y 121 de embolias.
Los expertos se centraron, entonces, en dos desenlaces concretos -muertes por embolia y dolencias cardiovasculares-, y analizaron la conexión entre el consumo total de lácteos y la mortalidad, y entre grupos concretos de lácteos y mortalidad.
Constataron, entre otras cosas, que no había pruebas evidentes de que el consumo de lácteos estuviera asociado con muertes de ninguno de los dos tipos.
Sin embargo, la ingestión de calcio en la infancia estaba inversamente relacionada con una mortalidad por embolia, aunque no por dolencias cardíacas.
Los niños que estaban en el grupo con mayor consumo de calcio y productos lácteos tenían menos índice de mortalidad que sus compañeros.
“Los niños cuya dieta familiar en los años de 1930 era alta en calcio tenían menos riesgo de muerte por embolia”, señalan los investigadores.
“Además –indican–, las dietas infantiles ricas en calcio o lácteos se asociaron con un menor índice de mortalidad por cualquier causa en la edad adulta”.
Los autores del estudio, que será publicado también por la revista Heart, señalan que hacen falta otros estudios de población para corroborar estos resultados, ya que hay factores, como los socioeconómicos, que podrían explicar las diferencias.