Ejercicio para la tercera edad

El hecho de realizar ejercicios es algo beneficioso en cualquier etapa de la vida. En personas de la tercera edad, se ha visto que reduce la fatiga, eleva la sensación de bienestar, reduce síntomas de depresión, disminuye el riesgo de caídas, fortalece los huesos, disminuye la presión arterial y el riesgo de tener osteoporosis, las cuales son las razones fundamentales para enfatizar el hacer actividad física en este grupo.

Según los últimos lineamientos publicados por el Departamento de Servicios de Salud de Estados Unidos, la actividad física es esencial para un envejecimiento saludable. Sin embargo, las personas mayores de 65 años de edad son quienes menor actividad física realizan.

Los lineamientos para este grupo de edad se centran en realizar tanto ejercicios de tipo aeróbico como ejercicios para fortalecer los músculos. Es necesario tomar en cuenta que si un adulto mayor no se encuentra actualmente realizando actividad física, debe iniciarla de manera gradual para poder llegar a las metas establecidas.

Debido a que los adultos mayores son muy propensos a lesiones, inicialmente se les recomienda evitar las actividades aeróbicas intensas y más bien incrementar gradualmente el número de días a la semana que hacen actividad física y la duración de la actividad.  Inicialmente, deben  comenzar con un máximo de 10 minutos de actividad física de baja intensidad, como por ejemplo caminar .

Los lineamientos planteados por el Departamento de Servicios de Salud de Estados Unidos indican que los adultos mayores que no se encuentran físicamente activos deben enfocarse en realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana, junto con actividades que fortalezcan sus músculos 2 a 3 veces a la semana, de manera no consecutiva (es decir, en días alternos). Estos últimos son importantes, ya que al tener fuertes los músculos de las piernas y caderas, es menos probable que ocurra una caída.

La reducción de las caídas es una de las situaciones más recalcadas con el ejercicio, ya que este grupo de población es muy susceptible a padecer de osteoporosis, y una caída puede provocar una lesión que tarde mucho tiempo en sanar.  Es por esto que también se recomienda realizar actividades que fortalezcan el equilibrio tres veces o más por semana.  Dentro de las actividades a realizar están: caminar en reversa, caminar con los talones o las puntas de los pies, levantarse de las sillas sin apoyo de las manos o brazos y, de vez en cuando, caminar en línea recta con un pie delante del otro.

Si las personas mayores no pueden realizar al menos 150 minutos de ejercicio a la semana debido a una condición crónica, deben estar físicamente activos según lo permita su habilidad y condición, de una manera segura.

Se debe tener en cuenta que el ejercicio no debe causar dolor ni dejar a la persona muy cansada.  Es aceptable sentir un poco de molestia, incomodidad o fatiga, teniendo en mente que esta sensación irá disminuyendo mientras más se realice la actividad física. Debe recordarse también finalizar el ejercicio realizado con una rutina de estiramiento, para hacer el enfriamiento.

La alimentación según la edad de cada miembro de la familia

Según la etapa de la vida en que nos encontremos, así serán nuestras necesidades nutricionales. Para llevar una dieta balanceada, los especialistas en nutrición recomiendan principalmente ingerir gran variedad de alimentos naturales en todas las comidas del día, sobre todo consumir más frutas y verduras de preferencia crudas.

 

• NIÑOS LACTANTES (1 a 6 meses)

La leche materna es el primer y único alimento que debería recibir un bebé luego de su nacimiento. Este alimento posee un alto contenido de grasas importantes para el desarrollo del sistema nervioso y le brinda una enorme protección inmunológica al bebé, entre otros beneficios.

 

• APRENDIENDO A COMER (A partir de los 6 meses)

Al alcanzar los 6 meses, los bebés empiezan a ingerir sus primeras papillas y debe continuarse la lactancia hasta finalizar el año. En esta etapa el bebé se acostumbra a deglutir los alimentos, requiriéndose comidas con mayor densidad calórica y proteica, de textura blanda como las papillas o licuados. Se debe ser paciente cuando aumentan los meses para que el niño los mastique. En ocasiones va a demorar mucho, pero es importante respetar estos tiempos para que se acostumbre a recibir alimentos como lentejas, beterraga, habas, pescado, etc. Esta etapa es clave para que en el futuro no rechace las verduras, explican los expertos.

 

• ETAPA PRE-ESCOLAR (1 a 5 años)

Al llegar a la etapa preescolar (1 a 5 años), el niño debe participar de los mismos alimentos que el resto de la familia. Sin embargo, el tema de las loncheras es muy importante, ya que muchos niños con padres que trabajan, ingresan a guarderías desde muy pequeños . La lonchera debe asegurar que reciban los siguiente alimentos: 1) Alimentos energéticos (carbohidratos y grasas); 2) Alimentos formadores ( proteínas); 3) Alimentos reguladores (frutas, verduras y legumbres).

 

• ETAPA ESCOLAR (6 A 10 años)

En esta etapa las cantidades de alimentos experimentan un aumento, hay más requerimientos proteicos y de carbohidratos, por lo que se recomienda dos raciones al día de tubérculos. En este periodo el niño aumenta su actividad física, pero en contraste, presenta falta de apetito o poca disposición a comer porque se interesa más por el juego. Conviene darle alimentos que en pocas cantidades puedan ser bien aprovechados y que promuevan su crecimiento. Un ingrediente básico en su alimentación debería ser el ajonjolí, considerado el rey del calcio. Si la leche de vaca tiene 116 mg de calcio por 100 gramos, el ajonjolí tiene 1.160. “Un cuarto de cucharadita para el niño de un año, o media para un niño más grande, es una proteína de la más alta calidad”, explican los expertos.

 

• LA PRE-ADOLESCENCIA (10-12 años) Y LA ADOLESCENCIA (hasta los 17)

En esta etapa hay un desgaste mental y físico, los requerimientos van en aumento. Los niños crecen mucho más en este período y es recomendable que a diario puedan ingerir cuatro raciones de lácteos, dos proteínas cárnicas, cereales, frutas y verduras en ensaladas.

 

La ingesta de un huevo cocido diario y grasas saludables como las pecanas o nueces para la actividad cerebral, es importante, señalan expertos.

 

• LA ADULTEZ

En esta etapa, las responsabilidades de atender el hogar y el trabajo tienden a relajar la frecuencia de comida y la calidad de las mismas. Es común saltarse desayunos o almuerzos y comer al paso alimentos procesados que impactan a corto plazo en la salud. Muchos adultos se quejan de sufrir de gastritis, altos niveles de colesterol, fatigas o insomnios. Se recomienda realizar cinco comidas ligeras para mantener la energía, y disminuir o evitar en la medida de lo posible el azúcar refinada. Con el tiempo, el paladar se acostumbra a encontrar el dulce en los jugos de frutas y a disfrutar de infusiones sin endulzar, etc.

 

Las frutas tienen la capacidad de limpiar el organismo por lo que se recomienda comerlas solas y en ayunas, media hora antes del desayuno. Las mujeres que planifican embarazos deben preparar su cuerpo meses antes a base de una alimentación sana.

 

• EL ADULTO MAYOR

En esta etapa se debe considerar si la persona mayor presenta pérdida de piezas dentales, ya que la dificultad para masticar podría devenir en disminución del apetito. Será necesario preparar alimentos suaves, siempre dentro de una dieta rica en frutas y verduras como fuentes de antioxidantes y fibra. Debe evitarse la ingesta de grasas animales, que aumenta los niveles del colesterol y triglicéridos y reemplazar las harinas procesadas por las integrales.

 

Cuando se asegura una cantidad de fibra adecuada en esta etapa, hay que vigilar que se beba una buena cantidad de líquidos para evitar el extreñimiento. Es recomendable un litro y medio de agua al día. Debe vigilarse estoo porque la sensación de sed disminuye con la edad.

 

El funcionamiento estomacal en el adulto mayor es más lento, lo ideal son cinco raciones pequeñas de alimentos. Entre comidas se puede beber jugos de frutas licuados con linaza, compotas, entre otros.

Requerimientos nutricionales en la tercera edad

Las necesidades energéticas en la tercera edad disminuyen considerablemente, a razón de un 10% por cada década a partir de los 60 años. Esto se debe a la pérdida de masa muscular y a la disminución de la actividad física.

 

• Proteínas:

Las necesidades proteicas constituyen el 10-20% de las calorías totales en la tercera edad. El 50% deben ser aportadas en forma de proteína de origen animal (carnes, pescados ó huevos), sin embargo, con frecuencia se tiene poca apetencia por estos alimentos, por lo que se debe evaluar el uso de batidos proteicos.

 

• Grasas:

Las necesidades de grasa varían entre un 30-35% del total de la dieta. Se aconseja un consumo moderado de colesterol y especialmente el consumo de aceite de oliva, linaza o sacha inchi. Se debe disminuir la grasa animal por el alto contenido de ácidos grasos saturados y colesterol.

 

• Carbohidratos:

Las necesidades de carbohidratos se encuentran entre el 50-55% de las calorías totales. Con la edad aumenta el riesgo de Diabetes Mellitus y un elevado nivel de glucosa en sangre se asocia a un mayor deterioro funcional y a una limitación en las actividades de la vida diaria.

 

En el anciano diabético se aconseja disminuir este aporte prefiriendo el consumo de carbohidratos complejos, representados principalmente por los cereales, pan, pastas, papas ó legumbres. A su vez es necesario un aporte de fibra de 20-30 gr/día.

 

• Vitaminas y minerales:

En la tercera edad se aprecia una carencia de vitaminas y minerales debido al menor consumo de determinados alimentos, los procesos metabólicos disminuidos, el consumo de medicamentos y la asociación de enfermedades, aumentando sus necesidades de manera dramática.

 

Con la edad la absorción de Calcio va disminuyendo en relación con la menor secreción ácida gástrica y los niveles más bajos de Vitamina D por una menor secreción a nivel de la piel. La falta de ejercicio y la menopausia favorecen la pérdida de masa ósea.

También el déficit de hierro es un problema frecuente, sobre todo asociado al consumo prolongado de antiácidos y antiinflamatorios.

 

En general se recomienda la administración en dosis suficientes tanto de vitaminas y minerales para cubrir las necesidades fisiológicas del organismo.

 

Es aconsejable llevar dietas balanceadas, supervisadas por médicos y nutricionistas, para asegurar la correcta alimentación y calidad de vida para el paciente de la tercera edad.

 

La alimentación al llegar a los 40

En esta etapa de la vida las personas suelen tomar conciencia de lo importante que es conservar una buena salud y evitar el sobrepeso a través de la alimentación. Por tal razón, tienden a consumir más verduras, legumbres, frutas y grasas cardiosaludables.

 

Los errores más frecuentes que se comenten en la alimentación a los 40 son:

 

• No disfrutar de comidas equilibradas debido al exceso de trabajo y a las responsabilidades propias de esta edad, lo cual propicia el aumento de peso e incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

 

• Si bien es cierto en esta etapa, se empieza a tomar conciencia de la importancia de observar una dieta equilibrada, el consumo de frutas, verduras y fibra suelen seguir siendo escaso.

 

• Otro de los errores frecuentes en las personas que han arribado a las cuatro décadas, es la falta de ejercicio físico.

 

Recomendaciones:

 

• Incremente el ejercicio físico y siga una dieta equilibrada para evitar el sobrepeso y disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

 

• Reduzca el consumo de sal y beba abundante agua diariamente.

 

• Controle las grasas, especialmente las más nocivas. Consuma carnes magras, pescados y grasas cardiosaludables como el aceite de oliva. Limite la bollería, mantequillas o embutidos muy grasos y resérvelos para ocasiones especiales.

 

• Incremente los alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas C, E y betacaroteno. Esto se logra consumiendo frutas y verduras frescas. Las hoja verdes o de tonalidad naranja, son las que proporcionan en mayor concentración de estos nutrientes.

 

• Continúe prestando atención al consumo de calcio dentro de su dieta.

 

Comer menos durante la vejez aumenta la memoria, según estudio

Investigadores de la Universidad de Münster (al oeste de Alemania) han descubierto, a partir del primer estudio realizado con personas sobre este tema, que ingerir menos calorías durante la vejez puede aumentar la memoria, según informó hoy un portavoz del centro académico.

 

Aumentar la ingesta de ácidos grasos no saturados no implica, en contra de investigaciones previas con ratas, una mejora de la capacidad memorística, afirma la científica alemana Agnes Flöel.

 

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores eligieron a 50 personas, con edades en torno a los 60 años, y las dividieron en tres grupos.

 

El primer grupo redujo su consumo diario de calorías en torno a un treinta por ciento; el segundo aumentó la ingesta de calorías y ácidos grasos no saturados alrededor de un veinte por ciento -tomando, por ejemplo, aceite de oliva y pescado-; y el tercero, el empleado como grupo de control, no modificó su alimentación.

 

Tres meses después se sometió a los sujetos a una prueba de memoria siguiendo un procedimiento estandarizado, que consiste en observar detenidamente una lista de palabras durante trece minutos y, tras ese lapso, ver cuántas son capaces de recordar.

 

Tan sólo las personas del grupo que había seguido la dieta habían mejorado su memoria, al registrar marcas un 20 por ciento mejores que las que hicieron en el test inicial. Los otros dos grupos, en cambio, no habían experimentado ninguna variación significativa.

 

Por otra parte, los investigadores hallaron en las personas que habían hecho dieta valores de insulina más bajos y niveles de inflamación también menores.

 

Los científicos alemanes esperan conseguir con el tiempo más descubrimientos en relación con la insulina, al igual que con el deterioro del sistema inmunológico debido a la edad.

 

En cualquier caso, según Flöel se trata de la primera investigación en este sentido y deberá completarse con estudios posteriores y con procedimientos de diagnóstico que indaguen sobre las posibles transformaciones de la materia gris del cerebro.

 

El hallazgo -que certifica además estudios anteriores realizados con animales- se ha publicado en la revista “Proceedings”, editada por la “National Academy of Sciences” de Estados Unidos.

 

Causas y efectos de la malnutrición en la tercera edad

Una buena nutrición es esencial para la salud, sin embargo, muchos adultos mayores no comen bien.

 

Las personas de la tercera edad tienen mayor probabilidad que los jóvenes y adultos de tener una nutrición inadecuada y son más susceptibles a padecer numerosos problemas de salud relacionados con la alimentación.

 

Con el tiempo, la desnutrición en los adultos mayores puede conducir a varios problemas como: fatiga, aumentar el riesgo digestivo, de pulmón y problemas del corazón, dar lugar a un recuento bajo de glóbulos rojos (anemia), debilidad muscular , conducir a caídas y fracturas, causar coágulos de sangre, llagas en la cama y depresión, entre otros.

 

Las personas de la tercera edad malnutridas, están en mayor riesgo de muerte, pues su sistema inmunitario se va debilitando y aumenta su riesgo de contraer enfermedades como neumonía y otras infecciones graves.

 

Una buena nutrición es especialmente importante para las personas mayores que tienen demencia, pues son vulnerables a complicaciones post-intervención y otros problemas relacionados con la mala nutrición.

 

A primera vista, las causas de la malnutrición en la tercera edad parecen sencillas: escasa alimentación, una dieta carente de nutrientes, mala absorción o mala digestión u otros problemas relacionados con el envejecimiento. No obstante, las causas de la malnutrición suelen ser más complejas.

 

Los adultos mayores, incluso aquellos que son enérgicos y autosuficientes, a menudo no cocinan por sí mismos y su típica cena puede consistir solamente en un puñado de palomitas de maíz o una taza de té. Muchas veces la compra y preparación de alimentos se les dificulta a estas personas, lo que refuerza la tendencia a subsistir con alimentos fáciles de preparar pero carentes de nutrientes, tales como pan tostado, cereal frío o galletas de soda.

 

Una dieta pobre en nutrientes, realizada durante un largo tiempo, acelera la pérdida de masa muscular y disminuye la fuerza. Finalmente, la falta crónica de alimentos conduce a un aumento de la fragilidad, la dependencia y la enfermedad, que a su vez pueden desencadenar depresión y una importante pérdida del apetito.

 

Identificar los problemas dietéticos tan pronto como sea posible y tomar medidas para que el adulto mayor coma bien, puede hacer una gran diferencia más adelante.

 

Conocer las causas y signos de peligro de los problemas de nutrición, así como la adopción de medidas para garantizar al organismo los nutrientes necesarios, es fundamental en el mantenimiento de la salud y la fuerza de los adultos mayores.

Impacto de una buena nutrición

Una alimentación adecuada es fundamental desde los primeros dos años de vida, con lo que se logra un desarrollo integral de los niños y prevenir la obesidad; los especialistas promueven el empleo de leche materna, y eliminar los productos industrializados.

 

La nutrición juega un papel fundamental en los primeros años de vida del niño, particularmente en su salud, lo cual impacta en el desarrollo intelectual y en el desempeño físico del niño, lo que le permitirá convertirse en una persona productiva.

 

Muchos nutriólogos señalan que los primeros dos años de vida son fundamentales para establecer las bases de una buena alimentación, incluso hay algunos que recomiendan una nutrición más sana desde el vientre materno, incluso antes, en la edad fértil de toda mujer.

 

Una de las recomendaciones de alimentación bien fundamentadas a nivel internacional, es la que se basa en la leche materna de manera exclusiva durante los primeros seis meses de vida.

 

Cuando el pequeño toma el pecho materno a libre demanda no es necesario complementar su alimentación con otros líquidos, incluso con agua simple o té, pues al ofrecer otras bebidas se ocupa parte de la capacidad gástrica que debiera destinarse a la leche materna, pues también se corre el riesgo de que los líquidos estén contaminados y ocasionen diarrea.

 

Si la mamá trabaja y no dispone de tiempo para amantar, es recomendable ofrecer leche extraída manualmente constituyendo su propio banco de leche.

 

En estos casos no es conveniente dar leche de vaca entera (aunque sea en polvo) a los niños antes de los seis meses de vida, porque puede causarles anemia, debido a que podría generarles un sangrado microscópico en el intestino, además tiene un bajo contenido de hierro. Para estos casos hay fórmulas infantiles con una composición muy parecida a la de la leche materna, dice el doctor Ricardo Rueda.

 

 

Listo para las papillas

Se recomienda proporcionarles alimentos sólidos entre los primeros seis meses de vida, empezando con frutas y cereales; los productos animales como la carne y el huevo deben ser introducidos más tardíamente, aseguró el doctor Pedro Gutiérrez-Castrellón, director de Investigación del Instituto Nacional de Pediatría (INP) durante el Coloquio de Nutrición Infantil.

 

Señaló que cuando se introducen alimentos sólidos antes de los seis meses de vida puede repercutir negativamente en la salud del niño.

 

Afirma que muchos padres ofrecen alimentos industrializados en los primeros años, tales como pizzas, hot dogs, refrescos y bebidas a base de café, las que no son saludables.

Estima que aproximadamente 80% de los niños de entre dos y tres años de edad consumen más kilocalorías de las recomendadas, mientras que los de cuatro consumen hasta 58% kilocalorías adicionales.

 

 

Ayudan a la vista y la mente

Ciertos nutrientes son claves para el desarrollo visual y mental del niño, por ejemplo la deficiencia de hierro durante los primeros años de vida afecta significativamente la salud del chico.

 

Se ha demostrado que el consumo de leche materna en los primeros meses de vida eleva de tres a cinco puntos el IQ (coeficiente intelectual).

 

Diversas investigaciones han demostrado que la mitad del potencial intelectual de una persona se desarrolla en sus primeros cuatro años de existencia.

 

 

Desarrollo óseo

La leche materna es fundamental para que los pequeños tengan huesos sanos y de mayor densidad, por ello no se debe cambiar sustituir a menos que haya alguna imposibilidad, pues las fórmulas lácteas no permiten que se absorba igual el calcio, a menos que sea una con características muy similares a las de mamá.

 

Por su parte, el doctor Winston Koo, profesor de Pediatría, Obstetricia y Ginecología de la Universidad Wayne en Detroit, Michigan, señala que los niños pueden crecer igual que otro chico de su edad, pero no tendrá la misma cantidad de densidad ósea.

 

Un estudio reciente realizado en México, reveló que los niños menores de un año de edad, reciben 60%, menos de los requerimientos diarios de calcio, lo que provoca una deficiente mineralización ósea.

 

 

Sistema inmunológico

Un adecuado desarrollo de este sistema durante los primeros años de vida asegura una correcta respuesta contra infecciones y tolerancia contra alimentos contaminados, además de permitir el desenvolvimiento de las defensas a lo largo de la vida.

 

Es necesario prevenir ciertos trastornos como las alergias infantiles, el asma, la dermatitis atópica y el padecimiento de las llamadas enfermedades autoinmunes.

 

 

Deficiencia de vitaminas y minerales

Se sabe que las primeras causas de muerte en los infantes son las infecciones respiratorias y gastrointestinales debido, entre otras muchas razones, a la deficiencia de vitamina A, se calcula que los niños de entre cuatro y cinco años no consumen ni 50% de los requerimientos necesarios.

 

Los problemas originados por la desnutrición afectan su sistema neurológico y su capacidad intelectual.

 

En los niños pequeños, la desnutrición disminuye su motivación y curiosidad y reduce sus actividades de juego y exploración, lo que redunda en el deterioro de su desarrollo mental, cognitivo y de adquisición de habilidades sicomotoras, establece la UNICEF.

Calditos no, Papillas sí, a los seis meses de edad

A partir de los seis meses de edad, los niños deben empezar a comer alimentos sólidos sin dejar de lado la lactancia materna que deberá continuar hasta donde sea posible. El doctor Enrique Massa Silva, médico pediatra especialista en alimentación infantil, recomienda que los alimentos deben tener buena cantidad de calorías que no se encuentran en los calditos.

Se trata de una dieta mixta porque las verduras tienen poco contenido calórico aunque contienen vitaminas, pero si se mezcla con el tubérculo que puede ser papa, camote o yuca, y agregarle carne. La leche es un buen alimento pero es baja en hierro porque se requiere de carne, entendiéndose carne de pollo o res, e hígado.

La introducción de los primeros alimentos semisólidos tiene una función más de aprendizaje que de nutrición, pero la alimentación básica del bebé seguirá siendo la leche.

Cuando el bebé comienza a introducir sus primeros alimentos, comienza a formarse el hábito alimenticio que lo acompañará toda la vida.

Hay que tener en cuenta que al niño se le debe dar siempre primero la papilla de verduras y en otro momento la papilla de frutas que por sí misma tendrá dulce y que seguramente será la preferida por el infante. Es mejor no añadirle azúcar y quizá una pizca de sal a la papilla de verduras.

Anorexia en la tercera edad (I)

El anciano debe comer de todo un poco, su dieta debe ser variada y no debe prescindir de ningún alimento siempre y cuando lo tome con moderación

Generalmente la persona mayor ya no trabaja, disminuye su actividad física, se siente sola, tiene problemas de salud, tiende a un estado depresivo por falta de ilusión. En ocasiones su situación económica es desfavorable. Con la edad, aunque existen excepciones, la persona pierde el interés culinario entre otras cosas. Los profesionales de la salud deben educar a las personas mayores para que no pierdan el hábito de comer bien para envejecer con buena salud.

Trucos y consejos en la cocina para aumentar el valor nutricional y hacer más apetecibles los alimentos:

1. La carne y el pescado producen en muchas ocasiones inapetencia en las personas mayores, estos dos alimentos pueden tomarse en forma de croquetas, en la sopa, en estofados y guisados suaves que faciliten y hagan más agradable su masticación.

2. Los cereales y las legumbres mezcladas (lentejas con arroz, pasta con habas) mejoran el valor biológico de las proteínas de estos alimentos por separado.

3. Las legumbres secas pueden provocar gases que se evitarán preparándolas en forma de puré.

4. Los zumos, muy fáciles de tomar, pueden sustituir a la fruta en alguna de las raciones diarias (100 ml de zumo equivalen a una pieza de fruta). La diferencia principal es el bajo contenido de fibra del zumo.

5. El azúcar, la miel y la mermelada en grandes cantidades son irritantes de las mucosas.

Anorexia en la tercera edad (II)

Más trucos y consejos para aumentar el valor nutricional y hacer más apetecibles los alimentos:

6. Algunos estudios defienden que los alimentos probióticos (con microorganismos vivos), como el yogur o la leche fermentada, tomados con regularidad contribuyen a mejorar la respuesta inmunitaria y evitar infecciones.

7. Para aumentar el valor nutricional del yogur puede añadirse leche en polvo, fruta, frutos secos, mermelada, entre otros.

8. Para evitar la monotonía se recomienda alternar al máximo los alimentos y también las maneras de cocinar: hervido, plancha, horno, etc.

9. Si los alimentos se condimentan durante su preparación, se obtienen comidas más gustosas.

10. En las dietas sin sal, puede sustituirse por plantas aromáticas y condimentos como la nuez moscada o la pimienta.

11. La carne picada es un alimento de alto riesgo, debe consumirse en las siguientes 24 horas después de ser picada.

12. Extremar la limpieza de las ensaladas.

13. Los alimentos deben prepararse el día que se consumen. Si no es así deben conservarse tapados en la nevera y calentarlos posteriormente a temperaturas superiores a los 65ºC antes de consumirlos.

14. Los productos congelados una vez descongelados deben considerarse como frescos y consumirse lo antes posible.

15. En la tercera edad los purés están muy recomendados. No deben guardarse los restos porque los medios líquidos y semilíquidos son muy sensibles a la proliferación bacteriana.